17.

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Abrió los ojos lentamente, se sentía liviano y descansado. Ahí a su lado Harry seguía durmiendo pacíficamente, mantenía una expresión serena con las cejas un tanto levantadas y la boca un poco abierta, por la que salían pequeñas exhalaciones que chocaban contra su mejilla. Harry se había aferrado a su cuerpo y lo envolvía con brazos y piernas, como si no quisiera dejarlo ir nunca y aquello lo colmó de ternura. La tarde anterior había tenido la intención de entregarse al moreno como él lo había hecho, pero el sueño había sido más y no habían soportado más tiempo despiertos. Sonrió ante la idea de Harry haciéndole el amor, se sentía emocionado y esperaba que después del éxito de aquella noche se hiciera realidad.

Harry lucía angelical de aquella manera, la posesividad con la que lo abrazaba hacía que su corazón se detuviera y volviera a latir. Era una pena tener que despertarlo, y había estado decidido a esperar un poco más de aquella manera, si no hubiese sido por la lechuza que comenzó a golpetear su ventana con bastante insistencia. Harry se removió tranquilamente, apretando más a Draco contra su pecho, haciendo que el rubio soltara una risita divertida. En respuesta, el joven auror sonrió sin abrir los ojos y enterró su rostro en el cabello de su acompañante, aspirando su aroma de manera descarada. Draco se giró un poco para quedar de frente y acarició una de sus morenas mejillas justo cuando Harry abrió un ojo.

—Soñé contigo... —Le dijo el Gryffindor. —Cuando me salvaste de los dementores con tu patronus, estuviste fantástico. Ni siquiera lo habías practicando antes... Nunca me dijiste ¿cuál fue tu memoria feliz?

Draco sonrió misteriosamente y lo besó en los labios antes de enderezarse y encaminarse hasta la ventana, ignorando su pregunta y sin tomarse la molestia de cubrir su desnudez y sintiendo la mirada de Potter sobre él, devorándolo y aquello solo lo alentó a moverse lentamente y de manera seductora, como un gato. Harry soltó un pequeño silbido apreciativo y Draco solo pudo sonreír engreídamente antes de tomar la nota que la lechuza había dejado. El momento de sensualidad pasó enseguida, el sobre tenía el sello del ministerio y tenía como destinatario a su novio quién al notar su cambio rápidamente se puso de pie a su lado, colocándose los calzoncillos y dándole a Draco los suyos.

—Ha habido un accidente en el callejón, un nuevo desborde de magia que causó un temblor y un par de incendios, necesitan gente... —Anunció Harry mientras volvía a doblar la nota. —Debo irme.

—Pero aún debemos repasar el plan para ésta noche y... —Miró a su novio, parecía decidio a ayudar y él no iba a entrometerse, después de todo, Harry siempre había sido de aquella manera. —De acuerdo, ten mucho cuidado... —Se acercó y acarició su rostro. — Lleva tu capa de invisibilidad por cualquier cosa y envíame un patronus si necesitas ayuda, sé que no soy auror y que no tengo el mismo entrenamiento pero sé algunas cosas que podían ser de ayuda.

Harry lo besó en respuesta y después de un momento se separó, proponiendo una ducha en pareja antes de tener que marcharse. Ambos se metieron en la tina y se enjabonaron mutuamente, entre sonrisas y caricias inocentes. Harry sabía que Draco estaba un poco asustado, podía verlo reflejado en sus hermosos ojos plata; por la tarde tendrían que enfrentar a Lucius, quién era su último obstáculo para alcanzar su objetivo y Harry no podía mentir, estaba aterrado, la sola idea de volver a perder al amor de su vida lo estaba volviendo loco y aunque generalmente no era nada bueno para disimular, la noche anterior había decidió que necesitaba ser fuerte por él. Draco había soportado muchas cosas solo y jamás se había quejado, ni una sola vez, Harry siempre lo había visto fuerte y decidido, tal vez había flaqueado un poco cuando la situación le había sobrepasado, pero al fin y al cabo era humano y era comprensible. Draco había hecho muchas cosas para ayudar a derrotar a Voldemort, había hecho muchas cosas para ayudar a Harry y ponerlo a salvo, había hecho mucho por sus padres y había entregado más de lo que tenía, y aunque Potter estaba realmente agradecido, sabía que Draco ya no podía seguir dando más, sabía que su novio se merecía una vida feliz y tranquila, alejado de todos los problemas que siempre parecían rodearles a ambos y después de esa noche, si todo salía bien no tendrían que preocuparse por nada más.

Draco Malfoy. El regreso de la serpiente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora