Draco había despertado aquella mañana sintiéndose extrañamente cansado, había dormido más de doce horas, no entendía la razón de su cansancio, pero al parecer él no era el único, Potter descansaba a su lado, tranquilamente, con la respiración acompasada y su cabello negro revuelto que dejaba ver ya algunas canas, señal de que el tiempo había pasado. El ambiente alrededor de Harry era terriblemente pesado, pero no desagradable y todos los objetos de la habitación flotaban tranquilamente, incluyendo la cama sobre la que hasta hace unos segundos ambos habían estado descansando. Aquella energía era fuerte y poderosa, atraía a Draco como la miel a las abejas y le embriagaba, había pasado tanto, tanto tiempo desde que había sentido la esencia mágica de Harry que casi se iba a soltar a llorar ahí mismo de lo bien que se sentía.
Pero Malfoy no quería hacerse demasiadas ilusiones, ya antes su marido había dado pequeñas muestras de magia que, así como llegaban se iban, generalmente eran cosas accidentales y sin mucho nivel de complejidad pero era magia al fin y al cabo y Harry siempre estaba contento cada que pasaba, aunque fuese una vez cada dos meses. Sin embargo había algo diferente, algo que encendía en el rubio algo inexplicablemente familiar.
Draco extendió su pálida mano hasta la frente del moreno mientras ignoraba el hecho de que una nueva arruga había nacido en uno de sus dedos. La piel de su acompañante era cálida y estaba emanando magia pura. Mordiéndose un labio debatió entre despertar al ojiverde y mostrarle lo que ocurría o dejarlo dormir, por miedo a que al despertar aquella magia se esfumase, como ya había hecho en otras ocasiones.
El ojigris liberó su propia magia, dejándola danzar por la habitación junto a la de Harry quién sonrió entre sueños, tal vez sintiendo el poder de su marido. Ambas fuerzas iban de un lado al otro por el cuarto, como jugando perseguirse y encontrarse una y otra vez. La sensación era como hacer el amor, o al menos así lo sentía Draco quién se recostó de nuevo sobre la cama, cerrando los ojos y tomando la mano de Potter, era sublime, era hermoso y era poderoso. Ambas magias se complementaban a la perfección y Malfoy se preguntó cómo había podido sobrevivir tantos años sin aquel poder que complementaba el suyo, se preguntaba cómo era posible que se les hubiera privado de aquel sentimiento.
La manera en que sus energías revoloteaban haciendo levitar los objetos, cambiándolos de color y hasta de tamaño era un espectáculo digno de ver, era poder en su más pura expresión, siendo liberado. De repente Draco se sintió observado, no era una sensación desagradable, sino todo lo contrario, una que le obligó a abrir los ojos nuevamente, no era Harry quién hubiera despertado, era un patronus y definitivamente no era el suyo; era una serpiente albina de tamaño impresionante con escamas prismáticas.
No pudo evitarlo más, soltó un jadeo de emoción y una pequeña lágrima se escurrió por su mejilla, la serpiente danzó frente a él, como agradeciéndole la emotiva bienvenida y Draco solo atinó a sonreír y a acariciar su incorpórea forma, sintiendo la calidez del patronus atravesar su piel hasta llegar a su alma, calentándola y haciéndola sentir rejuvenecida.
—Oh... Merlín... —Dijo una voz a su derecha y Draco se vio obligado a girar el rostro, Harry estaba despierto y mirando su patronus, aquel que creía no volvería a ver.
Una luz más emergió de alguna parte de la habitación dando entrada al león de Draco, a su propio patronus, completamente feliz de ver a su viejo amigo. Ambos patronus flotaron por toda la habitación, jugando como en los viejos tiempos, demostrando cuanto habían extrañado encontrarse. Harry y Draco los miraron maravillados, con enormes y resplandecientes sonrisas, el moreno aferró la mano del rubio, con lágrimas en los ojos y no perdiéndose nada de lo que estaba sucediendo en la habitación.
—Lo estás haciendo tú, Harry —dijo Draco sumamente emocionado.
—Soy yo... soy yo... —sólo atinó a decir Potter, aún sin poder creérselo.
—Vamos, intenta otra cosa —le animó. — Conviérteme en hurón de ser necesario, pero haz algo.
Harry asintió como si fuese un niño pequeño y no un adulto que pasaba por bastante de los cuarenta. Potter extendió la mano hacia el frente, sobre la cama que aún levitaba, tomó aire y un tanto nervioso dijo:
—Accio varita.
Ambos se quedaron en silencio por un momento, hasta que la varita salió del armario, directamente hasta la mano derecha de su dueño. Al hacer contacto, la madera soltó un sin mil de luces de todos los colores, como fuegos artificiales que inundaron la habitación, como si lo estuviese eligiendo nuevamente. Draco soltó un grito de emoción y Harry abrió la boca muchísimo, sorprendido y muy, muy feliz. Las luces tardaron un poco más en desvanecerse y Harry tardó un poco saber qué hacer en aquel momento.
Miró a su esposo quién ya no contenía las lágrimas y se soltó a llorar con más fuerza, Draco se sentía tan feliz que sentía que en cualquier momento reventaría. Pero no era momento para reventar, era momento de celebrar.
Draco se apareció debajo de la cama que lentamente comenzó a descender. Malfoy blandió la su propia varita contra su esposo, limpiándose las lágrimas en el proceso y sonriendo de manera altanera, como solo él sabía hacer.
—¿Asustado Potter? —Le preguntó con sorna.
—Ni un poco —Respondió el moreno.
—¡Depulso!
—¡Protego!
Que Harry recuperara su magia había sido inesperado, pero gratamente satisfactorio, nadie se explicaba cómo era posible, pero tampoco importaba demasiado, Harry había recuperado lo que por derecho de nacimiento le pertenecía y ningún desastre natural se había desatado nuevamente ni Draco había desaparecido.
Cuando Hermione, Ron, Blaise y Pansy llegaron a la propiedad Malfoy-Potter aquella tarde se encontraron con un campo de guerra en todo su apogeo, un Harry lleno de polvo cubriéndose con una estantería que había caído al suelo y un Draco cubierto en sudor protegiéndose detrás del sofá. Sus amigos se miraron divertidos, sorprendidos de la energía que aquellos dos siempre parecía demostrar.
—¡Hermione! ¡Ron! ¡Detrás de mí! —Exclamó Harry cuando Draco arremetió contra ellos con un depulso que solo les pasó rozando.
—¡Prepárense para perder, gatitos! —Dijo Draco mientras Pansy y Blaise se unían a su trinchera.
—¡Somos adultos por merlín! —Intervino Hermione antes de que Pansy le lanzase un encantamiento que le electrificó tanto el cabello que se le paró de puntas.
Las serpientes y los leones no podían dejar de competir entre ellos, estaba en su naturaleza, desde que Godric y Salazar habían decidido que ser rivales era más divertido que ser amigos. Por eso, aquella tarde cuando nadie pudo decidir quién había ganado de verdad, decidieron que lo arreglarían después, cuando no se sintieran tan agotados. Draco sirvió jugo de calabaza para todos cuando el duelo terminó, tuvieron que sentarse en el jardín, la casa no estaba ni un poco habitable.
—Mi padre se enterará de esto —amenazó Draco intentado regresar su rubio cabello a su color original y quitarse ese rojo escarlata que Weasley le había puesto.
Todos rieron, como cuando iban al colegio, muchos, muchos años atrás.
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Draco Malfoy. El regreso de la serpiente.
FanficDrarry/Harco Continuación de Draco Malfoy y el principe de Gryffindor. Draco Malfoy ha regresado y su única misión es recuperar aquello que mas ama en el mundo usando solo su fuerza de voluntad y su espíritu Slytherin. Advertencia: Si el final pre...