Rota...

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Ella era gris, gris como los días nublados.
También era fría, como la brisa de invierno.
Su mirada profunda congelaba e intimidaba.
Ella no era más que un secreto en susurro, pasado de boca en boca sin freno.
Ella era todo un acertijo que nadie podía resolver, una pregunta que nadie podía responder.
Caminaba sola y sin rumbo en noches desoladas de lluvia, solo quería sentirse libre.
Ella no era más que una triste chica que nadie se atrevió a conocer.

Sus ojos eran de un marrón oscuro, oscuro y profundo, como la gran zanja que la atravesaba.
Sus ojos decían más de lo que ella quisiera, más de lo que se atrevía a decir con palabras.
Sus ojos decían a gritos lo que su boca callaba.
Por eso no dejó que nadie la mirara, le asustaba que alguien pudiera ver lo que dentro de su corazón guardaba.

Ella toda una incomprendida necesitaba una persona, solo a alguien que fuera capaz de comprender, comprender que solo necesitaba amor, necesitaba cariño, necesitaba compañía y alegría, aunque ella no lo quisiera así.

Pero tenía miedo, miedo de que otra vez la desilusionaran, que otra vez la rompieran, que otra vez la quebraran. Así como ya había pasado, y aún dolía.

Le gustaba quedar en silencio y escuchar el palpitar de su corazón, así se daba cuenta de que aún estaba un poco viva... De que aún no estaba del todo muerta... De que aún no terminaba todo.

Le gustaba mirar las estrellas e imaginar que algún día podría brillar como ellas.

Se quedaba horas y horas frente a la ventana, mientras sus ojos dejaban escapar silenciosas lágrimas, y en esas gotitas tan chiquitas caía algo enorme, algo que dolía en su interior, pero que no podía soltar.
Caía parte de su alma, de su sentir y de su pesar.


Ella era una chica gris con una vida rota, un corazón aplastado y sentimientos apartados.
Ella no era más que un diamante aún sin descubrir.
Ella no era más que un alma esclava del dolor.
Ella no era más que una chica gris que no sabía qué era la vida, no era más que una chica triste y solitaria, que un día puso fin a eso que tanto la hundía.
Su corazón dejó de latir, su sangre dejó de correr y sus lágrimas dejaron de caer.

Ya era libre totalmente...

Palabras Rotas De Una Chica RotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora