Soltar...

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Una noche donde la luna brilla iluminando el camino por el cual voy y las estrellas decoran delicadamente el cielo negro.
Camino y camino sin parar, la luna no me abandona, ella ilumina el camino y mis pensamientos.
De pronto me doy cuenta de que las lágrimas corren con desdén por mi rostro.
Ya es hora.
Ya es hora de soltar, llegó el momento de dejar ir.
La luna me observa expectante, y de pronto ya no se escucha nada, solo estoy parada en el camino en una noche de luna brillante y sentimientos fugaces.
Más lágrimas descienden por mi rostro, no quiero soltar, no aún, todavía la herida está abierta y arde.

Todavía quiero sentir el calor pegado al alma de esa parte, de ese fragmento de mi vida, de eso que tengo que dejar ir, no quiero dejar de sentirlo, no quiero olvidarlo, no quiero soltarlo.

Pero llegó el momento, un nudo en mi garganta se forma y arde todo dentro, mis ojos se inundan y mi corazón se aprieta.

Cierro los ojos fuertemente, y de a poco dejo que por mi mente pasen todos esos momentos en los que mi corazón y mi alma danzaron al compás de la vida, alegrías y tristezas, lunas brillantes, soles radiates y tormentas gigantes, sonrisas y lágrimas, miradas y palabras, silencios y distancias.
Todo dentro de mi choca y se mueve.
Creando sensaciones agradables y dolorosas a la vez.

Las lágrimas resbalan por mi cara, mi interior arde, mi corazón arde.

Tengo miedo.

Tengo miedo de soltar y olvidar, de soltar y no volver a sentir, de que el calor no vuelva.

Le temo al olvido.

Aprieto fuertemente mis manos sobre mi pecho y junto con el aire que tenía acumulado en mis pulmones dejo salir todo. Dejo ir eso que tanto amé, y que tanto sigo amando, eso que fue parte de mi vida y lo seguirá siendo, dejo ir esa pequeña parte de mi.

Una última lágrima cae por mi mejilla, elevo la mirada al cielo y las estrellas parecen brillar más que nunca, y en eso asoma la estela brillante de una estrella fugaz.

Seco esa última lágrima y sonrío.
Una estrella fugaz en forma de despedida.

Miro la luna brillante, miro el camino, exhalo profundamente y nuevamente sigo caminando.

Ya era hora de soltar.

Palabras Rotas De Una Chica RotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora