Pasos...

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Seguir adelante.
Paso tras paso en modo automático.
Seguir sin darme cuenta.
Hoy, el mismo recorrido que ayer.

Abro los ojos y veo que sigo el camino que mis pasos llevan automáticamente.
Y los dejo... los dejo llevarme a los mismos lugares de ayer, a esos lugares a los cuales puedo llegar con los ojos cerrados, solo dejando que mis pasos me guíen.

En el camino vuelven a doler las mismas cosas en las distintas paradas.
En el camino vuelven a escaparse las lágrimas.
En el camino, me doy cuenta de todo lo que perdí.

En el silencio desolador lo único que se escucha es el tintineante sonido de mis lágrimas de soledad estampandose contra el duro camino de la vida.

Sonrisas fugases se escapan de mis labios sin permiso de vez en cuando.
Palabras con el filo de una flecha me atraviesan el alma arrancando de mi cualquier rastro de seguridad en mi misma muy a menudo.
Ecos de voces extintas resuenan en mi cabeza.

Una carcajada sonora arrastrada por el viento se escucha a lo lejos.
Una como esas que hace tiempo no escucho.
Sonrisas verdaderas se buscan como oro.
Recuerdos se chocan en mi mente creando una dulce melodía.
Melodía que marcha al compás de mis pasos vacíos a un lugar cotidiano y a la vez desconocido.

Vuelvo a ver esas caras, caras vacías, sin gracia, sin un solo color, esas que muchas veces me lastimaron, que se fueron y que poco a poco para mí ya no tienen valor.
Vuelvo a ver también esas caras, caras coloridas, con alegría y risas, esas que muchas veces me ayudaron, me apoyaron, y estuvieron ahí siempre, pero también se fueron.

De noche el camino es peligroso, el silencio pude traer remordimientos y tristezas.
Pero al amanecer todo desaparece, y vuelve a hacerse presente la maldita desesperación de no poder ser lo que todos esperan.
Expectativas que nunca voy a cumplir.

En el camino veo una silueta, parece una persona, en cada paso que doy imagino que al pasar por su lado me va a abrazar y me va a sacar de esta rutina vacía, la esperanza me inunda.
Pero no fue así, solo giró la cara al pasar yo por su lado, y me dejó seguir en esta lenta tortura, no se atrevió a mirarme, no fue capaz de decir palabra alguna, solo me dejó ir, me dejó sola.

Sigo, y sigo, sigo sin mirar hacia adelante, no quiero más decepciones, después de caminar derramado parte de mis sentimientos por mis ojos paro frente a ese precipicio, ese que cada tanto visito, voy a ese borde, me paro justo en el borde, mis pies están la mitad en la tierra y la otra mitad en el aire.

La brisa me rosa la cara suavemente, es helada, algo dentro de mi se quiebra y por mi mente pasan esos momentos en los que más necesitaba ayuda pero estuve más sola que nunca, siento que eso que se quebró dentro de mi ahora arde, arde en llamas que lo consume y en ello están mis ganas de seguir.

Por mi cara descienden lágrimas de dolor, de soledad, de desesperación. Ya no quiero más esto, ya no lo soporto. El vacío es tentador. Cierro los ojos, y así me quedo, en esa línea entre lo que podría ser la muerte, y la vida, después de que las lágrimas se detuvieron poco a poco los vuelvo a abrir, mis pasos dan la vuelta y me llevan otra vez al recorrido habitual...

Otra vez sin nadie a mi lado...
Otra vez me dejaron...
Otra vez a lo mismo...

Palabras Rotas De Una Chica RotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora