Era una noche lluviosa, hace tanto tiempo que no había llovido tan fuerte, parecía que el cielo se caía. Un departamento gris, triste, oscuro.
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Jungkook, con un gran dolor en el pecho, tratando de ahogar sus penas, todo su dolor llorando, golpeando objetos, lentamente sumiéndose en la oscuridad, esa que te arrastra y te consume, sin saber cómo parar su sufrimiento. Cuando sientes que no hay salida, aparentemente solo te queda una opción.
Con todo el pesar del mundo se encaminó a su baño, bastante anticuado y deteriorado por el pasar del tiempo. Sacó una pequeña y oxidada navaja, preparado para lo que venía, se recostó en la bañera y abrió el grifo, esperando, mientras una persona lo observaba, compartiendo su dolor.
El muchacho, a punto de hacerlo, sintió algo cálido en su mejilla, evocando todos esos dolorosos recuerdos, recuerdos qué tal vez se borraran de su memoria, pero estaban profundamente marcados en su corazón.
Un fuerte rayo azotó el lugar, provocando un apagón en el lugar, permitiendo escuchar solo las gotas de lluvia. -No es tu hora- un susurro se escuchó en el baño. Sin duda era su voz, no tuvo que escucharla dos veces para saber que era ella, a la que tanto extrañaba. -Te necesito...- comenzó a hablar, sin saber muy bien si todo era producto de su imaginación-... no puedo hacer esto sin ti- -Eres más fuerte de lo que te imaginas, te amo Jungkook- está vez la voz se escuchó claramente.
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Él sintió como el calor de su mejilla desaparecía, haciendo que saliera de su trance, dándose cuenta del error que iba a comete. -Yo también te amo (TN)- susurró empezando a llorar, sintiendo como el peso de su cuerpo se aligeraba.
