Cumpleaños de Andrew.

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Andrew cuenta

¡Hoy es mi cumpleaños! Un año en que me hacía más sabio, más sofisticado, y más viejo. -Pero aún muy atractivo.

 Cumplía veintinueve. ¿Mis planes? Almorzar con mis tres mujeres favoritas: La loca de mi madre, la insoportable de Emily y la complicada de Elizabeth.

Antes de salir de mi habitación, me afeite, si no mi madre pensara que estuve de naufragio. Al salir, pude apreciar un olor delicioso yo ya sabía que era. Elizabeth estaba haciendo su torta de chocolate, un mordisco que das y es para acabarte todo lo que hay en el plato. En cuanto levanto su cabeza y me vio, corrió hacia mí, me abrazo y obviamente le correspondí.

-¡Feliz cumpleaños Andrew!

-Gracias. -Me encontraba contento, así que le dedique una sonrisa, ella se separó de mí. Lo que significaba que mis encantos aun no le hacían efecto ¡que frustrante!- ¿La torta es para mí?

-Tu madre me pidió que por favor yo me encargue de la torta. -¡Gracias madre!

-Y que buena idea que tuvo. ¿Estas lista?

-Me cambiare de blusa, ya que esta la manche. -Me señaló una gran mancha de chocolate de su blusa.

-Te espero.

Ella entro a su habitación corriendo, cerro su puerta y mientras ella no estaba pues…

Me prepare una taza de café y diez minutos después, Elizabeth salió de su habitación con una camisa turquesa que hacia resaltar el lindo color de su piel, dejo su cabello suelto, y llevaba unos tacos de altura considerable. A medida que se acercaba pude notar el labial rosa que llevaba, quería besarla otra vez pero como es Elizabeth si lo intento posiblemente vayamos primero a un hospital antes que a casa de mi madre.

-Me alegra que no hayas tocado la torta. -Dijo mientras revisaba la torta, yo solo suplicaba que no se diera cuenta.

-¿Qué puedo decir? Soy todo un niño bueno.

-¿Enserio? Y que es esa marca de chocolate en tu mejilla. -¡Demonios! Se dio cuenta

- ¡Ya es tarde mujer! ¡Vámonos!

-No te golpeare solo porque es tu cumpleaños.

-Si quieres puedes besarme también.

-¡Pero mira la hora! ¡Vámonos! -¡Ni siquiera llevaba un reloj! ¿Cómo sabía si era tarde o no?

Elizabeth jalo de mi brazo hasta salir del departamento, lo aseguro y bajamos por el ascensor hasta llegar al auto, se acomodó al igual que yo y pusimos música.

-Elizabeth ¿Por qué no me quieres besar?

Ella aumento el volumen de la radio. Y no podía quitar mis manos del volante para disminuirlo, habían demasiados autos ahora mismo como para cometer tal imprudencia.

-¡¿Qué?! ¡No te escucho!

-¡¿Qué por qué no te rindes ante mí?!

-¡¿Qué por qué no como maní?!

Yo la escuchaba perfectamente y ella no al parecer. A nuestros costados habían varios autos y hasta las personas dentro escuchaban todo, en otra situación me habría rendido pero no quería hacerlo.

-¡Bésame!

-¡¿Qué te pegue?!

-¡Que me beses!

-Si así lo quieres…-Un puñetazo llego a mi hombro.

El semáforo se puso rojo, frene y rápidamente baje el volumen de la radio. Ella se reía a todo volumen, tenía una risa contagiosa así que no pude evitar reír también.

Déjame olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora