Elizabeth cuenta.
Muy bien, todo esto está pasando muy rápido, primero le cuento todo a Andrew, al parecer se lo pensó un rato y luego viene a mi departamento temprano, me dice que quiere estar conmigo y luego se va a una conferencia de negocios y yo… Pues yo sigo sentada repasando cada momento una y otra vez ¿Mark? Él también está tratando de asimilar todo lo que estaba pasando.
-¿Puedes creerlo? -pregunte a Mark, quien aún mantenía la boca abierta. En cuanto me escucho, cero su boca me miro y negó con la cabeza lentamente. Yo por otro lado tome el vino que quedaba en mi copa para ver si así lograba reaccionar.
-¿Qué vas hacer? -me pregunto Mark, mientras se sentaba a lado mío.
-No lo sé ¿Qué hora es?
-Lo creas o no ya es medio día ¿Tienes hambre?
-No, bueno no lo sé. Siento toda mi cabeza dar vueltas, mi estómago me duele y no es por no haber comido, es uno de esos dolores de adrenalina como cuando estas por saltar de una montaña sin paracaídas.
-Ya estoy confundido ¡¿Quieres suicidarte?!
-¡No! Es que no sé cómo mi cuerpo está siendo controlado y siento estoy a punto de cometer una locura -dicho eso, me levante del sofá y corrí directamente hacia mi habitación, saque una maleta del ropero y comencé a llenarla con mi ropa, sin si quiera ver si estaba llevando lo necesario, o si era la ropa adecuada para el clima.
Mark andaba tras mío haciéndome su típico interrogatorio de siempre: ¿Qué estás haciendo? ¿Qué te pasa? ¿Por qué no me respondes? Su desesperación llego a tal punto que tuvo que agarrarme de mis hombros y obligarme a verlo.
-Elizabeth, el suicidio no es buena opción, conozco un buen psicólogo y posibl...
-Que no pienso suicidarme, pero si tengo algo que decirle a Andrew, y si me lo pienso por más tiempo es posible que nunca más quiera decírselo.
-¿De que estas hablando? -pregunto Mark cada vez más desesperado.
-Iré tras el -respondí tan decididamente como nunca lo hice.
Me solté del agarre de Mark, seguí empacando, revise mis documentos necesarios y me cambie de ropa a algo más abrigado. Agarre mi maleta ya preparada y antes de salir de mi departamento volví a donde deje a Mark.
-Cuida a Sir Nicholas, dale de comer y si necesitas algo, llamame.
Mark aun no podía hablar claramente por lo que solo me abrazo y me dijo “cuídate”
Yo le devolví el abrazo y salí corriendo tan rápido como pude, más bien al bajar me encontré con un taxi que ya estaba reservado pero eso no me impedido subirme. Antes de que el chofer dijera algo yo prácticamente le grite “lléveme al aeropuerto más cercano”
El taxista me hizo llegar en muy poco tiempo, pague dejándole el cambio, no había tiempo de que me lo devuelva. Corrí hasta la aerolínea más cercana, la cual tenía un número considerable de personas haciendo fila.
Tampoco había tiempo para hacer fila en este momento, fui adentrándome entre la gente hasta llegar a la señora de los boletos, algunos se quejaban pero al final notaron mi desesperación y me dejaron pasar.
-Disculpe, un vuelo para Nueva York -dije mientras le pasaba dinero.
-Saldrá uno en media hora y solo hay en clase turista.
-No me importaría si tuviera que ir como equipaje. Deme ese boleto por favor.
La señora me dio el boleto y corrí directamente hacia la sala para abordar el avión. Note como los demás se veían tan tranquilos, mientras que yo era un manojo de nervios. En cuanto subimos al avión, me sentía cada vez más nerviosa, mi pobre cabello estaba ya enredado por tanto juguetear con él. Un señor mayor de más o menos unos sesenta años, se sentó a mi lado, me miro y luego se rió un poco.
ESTÁS LEYENDO
Déjame olvidarte
RomanceElizabeth Clark se va a Canadá con tan solo tres simples planes: Conseguir un buen trabajo. (Una vez que concluya con su maestría.) Tener un gato y comprarse unos maravillosos tacones. También tenía una regla: ¡No enamorarse! Y no crean mal, esta r...