Andrew cuenta.
Si bien a un principio parecía que la ida de Elizabeth me sorprendió, ahora hacia que mi imaginación vaya por todos lados. Me la imaginaba con otros hombres o me imaginaba una historia incoherente de por qué se había ido. Pero en realidad parecía que hacia todo eso por mi ego, por el hecho de que creía que ya la tenía, pero al parecer no había sido así.
Llegue a pensar que Elizabeth era una espía secreta, la cual fue ordenada a investigar todo sobre mi y cuando lo consiguió se fue. Solo había un problema con esta teoría ¿Por qué me investigaría?
El detective no quiso darme más información sobre donde se encontraba porque sería violar la privacidad de Elizabeth al decirme donde trabaja y todas esas cosas y lo acepte. De todas maneras sabía que ella se encontraba aquí y que en algún momento la encontraría.
También me puse a pensar en cómo sería ese momento, como reaccionaria ella, como reaccionaria yo. Quería una explicación, quería escucharla decir que me quería, quería que admita que su ida fue un error… e incluso a veces pensé que lo que quería era venganza.
El tiempo durante este mes, para mí pasaba lento, intentaba trabajar hasta altas horas de la noche, para llegar cansado al departamento y así dejar de pensar en ella. Incluso hace menos de una semana decidí que era hora de salir con una mujer. Llame a esa tal Melany quien aceptó la invitación más que encantada.
La cite a un restaurante italiano, me quede esperando como unos treinta minutos, era una mujer que realmente tardaba en arreglarse. -No como Elizabeth que era muy puntual.- Cuando la vi era una mujer alta. -No como Elizabeth, que tenía una estatura adorable.- Tenia un largo cabello rubio, liso y largo. -No como Elizabeth que tenía cabello oscuro y ondulado.- Llevaba un vestido con un gran escote dejando ver sus gigantescos pechos de silicona. -No como los de Elizabeth, los cuales por cierto eran naturales y no eran tan grandes.- Era una mujer que seguramente hace meses antes de conocer a Elizabeth, me hubiese gustado muchísimo. Pero el hecho era que no era Elizabeth y solo por eso no le veía ningún atractivo.
Durante la cena me aburrí bastante ella hablaba y hablaba de cosas que no eran si quiera interesantes, en uno de esos momentos decidí prestarle atención. -Un terrible error.- Me arrepiento de esa decisión.
-Entonces yo le dije que esa blusa le quedaba mal, y era cierto. No lo dije solo por que yo también quería esa blusa. -Dijo Melany.
-¿A si?
-Sí. Y ósea no fue por mala, esa blusa le quedaba terrible, en mi se veía muy bien. Luego mi amiga se enojó. ¿Puedes creerlo?
-No, realmente no.
-Lo sé, al fin alguien me entiende.
Esto era demasiado, decidí llamar al camarero, pedir la cuenta la cual no salió más de cincuenta dólares por que yo ordene un plato de pasta, unos aperitivos y un pedazo de torta de chocolate. Melany pidió un plato de ensalada y agua.
-¿Sabes María?
-No soy maría.
-¿Emma?
-No. -Contesto con una ceja levantada y brazos cruzados.
-¿Melany?
-Sí. -Se puso a aplaudir como si el hecho de que me acuerde de su nombre significaría que me casare con ella.
-El punto es que esto no va a funcionar, a mí me gusta alguien más, no entendí la pelea de la blusa y sinceramente me aburrí un poco. Pero tranquila encontraras a alguien que aprecie eso. Solo que yo no soy tal persona.
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Déjame olvidarte
RomanceElizabeth Clark se va a Canadá con tan solo tres simples planes: Conseguir un buen trabajo. (Una vez que concluya con su maestría.) Tener un gato y comprarse unos maravillosos tacones. También tenía una regla: ¡No enamorarse! Y no crean mal, esta r...