Andrew cuenta.
¿Qué hare? Gracias a Joanne ahora las probabilidades de enfrentar a Elizabeth aumentaban, eso me aterraba por el simple hecho de ser rechazado. Pero al mismo tiempo la duda me consumía todo el tiempo. Llevaba varios días pensando cómo sería volver a verla, en como reaccionaria, si primero la abrasaría, si primero la besaría o si primero le pediría una explicación.
Todas mis incógnitas fueron respondidas desde que Elizabeth entro a trabajar, el primer día ¿Saben lo que paso?
Primero amenace a todos los empleados de que si alguno le decía a los nuevos trabajadores mi nombre, los despediría. Muchos se sorprendieron ante tal propuesta pero por fortuna la amenaza funciono de maravilla.
Luego idee otro plan para evitar encontrarme con Elizabeth o como Joanne le dice, mi plan para esconderme de ella. Entraba a trabajar a las seis de la mañana por que Elizabeth llegaba a eso de las siete o siete treinta y me iba a esos de las doce de la noche, Elizabeth se iba a las diez y uno que otro día a las once. Por lo que hasta ahora ni en el trabajo ni en el edificio nuestros caminos se cruzaban. Lo único malo era que no estaba durmiendo muy bien, pero no era nada que tres vasos de café no pudieran solucionar, y de ahí nace otro problema que es el de mi salud, por lo que pensé en despedir a Elizabeth.
Lo único que arruinaba el que pudiera despedirla era que ella era muy buena en su trabajo, demasiado diría yo. Llegaba así de temprano solo para presentar todo a tiempo, ya estaba aquí como unas tres semanas y ella seguía tan energética como el primer día. Incluso los empleados del área de la revista la adoraban y la respetaban.
Pero hubo momentos en los cuales casi nos vemos cara a cara, como el día de la reunión del jefe y todos los supervisores para que me den sus reportes de como andaban en sus proyectos, especialmente el de la revista por que el numero saldría pronto.
Para ese día yo fui el primero en llegar a la junta y para que Elizabeth no llegue temprano como ella solía hacerlo le dije por correo que la reunión se había atrasado de las nueve para las nueve treinta.
Llego nueve y cuarto por lo que no se perdió de nada, se sentó lejos de mi lugar por suerte, agarre uno de esos gigantescos portafolios para taparme la cara, e incluso me puse gafas oscuras por lo que todos me miraban raro, e hice que mi voz sonara como resfriado pero creo que sonaba extraño. Antes de que la junta concluya fingí que tenía una llamada importante y salí de la oficina con el portafolio gigante aun cubriéndome el rostro.
Pasaron varios momentos como esos, pero más bien hasta ahora ella no me reconoció.
-Andrew ¿Vamos a almorzar? -Pregunto Joanne desde la puerta de mi oficina ¿En qué momento entro?
-Joanne, ten más cuidado ¿Qué pasa si Elizabeth me ve? Gracias a tu plan es más difícil salir de mi oficina y de mi departamento. No puedo creer que la pusiste en la oficina de en frente.
-Me lo agradecerás luego, aparte Elizabeth ya se fue a almorzar hace unos veinte minutos.
-Entonces está en la cafetería.
-No lo sé, estaba con la encargada de facturación. Creo que se llevan bien.
-¿A si?
-Y creo que también se lleva bien con el supervisor de la sección de artes.
-¿Con George?
-Si ese mismo, no sé tú, pero George es un hombre atractivo, es un poco mayor a Elizabeth, está soltero, es buena persona, buen trabajador, muy respetuoso….
-Ya entendí, George es perfecto, con su perfecto cabello y sus perfectos ojos y su perfecto traje y bla bla bla. -Interrumpí a Joanne antes de que continúe con su lista de lo perfecto que es George. -Es más, si es tan perfecto ¿Por qué no te casas con él Joanne?
ESTÁS LEYENDO
Déjame olvidarte
RomanceElizabeth Clark se va a Canadá con tan solo tres simples planes: Conseguir un buen trabajo. (Una vez que concluya con su maestría.) Tener un gato y comprarse unos maravillosos tacones. También tenía una regla: ¡No enamorarse! Y no crean mal, esta r...