Él (Marco Asensio)

Capítulo 40

NARRA MARCO

Llevo tres días son verla y la casa se me cae encima, la cama se me hace grande y los niños constantemente preguntan por ella, me es imposible sacármela de la cabeza por un momento.
Isco me dice que es mentira que no crea toda la información que me dicen y Carla asegura que Irene ha dicho que no se iría fuera por nada del mundo.
Me saca de mis pensamientos el tono de mi móvil cuando me llaman.

— ¿Diga? — no he mirado quien llamaba.

— Marco soy Irene. Sé que tendría que volver hoy pero no podré a mi pare le ha dado un infarto y está muy grave — dice y noto que está llorando.

— No te preocupes, los niños están bien.

— Gracias Marco, diles que les echo de menos — es lo último que me dice porque luego cuelga.

NARRA IRENE

Con lo afectada que estoy con lo de mi padre tener que llamar a Marco para decirle que no iré hace que la situación sea peor aún. Me alegra que esté aquí y no tenga que irse fuera y pueda cuidar de los niños.

Recorro el pasillo del hospital de arriba abajo esperando noticias de mi padre, no nos dejan pasar a verle.

— Irene, siéntate me estás poniendo muy nerviosa — me riñe mi madre.

— No puedo quedarme ahí sentada mamá.

— Voy a por algo para beber. Te traeré agua — me dice y yo asiento.

Continuo con mi paseo, camino hacia el lado derecho y cuando me giro para cambiar de lado veo a Marco aparecer por la puerta del pasillo y me quedo helada allí en medio.

— Marco — digo cuando ya está delante de mí. — ¿Qué haces aquí? ¿Y los niños?

— Los niños están bien les he dejado con Igor. No podía quedarme en casa sabiendo que lo estabas pasando mal. Irene yo te quiero y en estos momentos me necesitas.

— Pero tu estabas enfadado...

— No, bueno lo estaba pero te creo a ti antes que a la persona que me haya mandado esa información — me dice y me besa. Ahora donde mejor estoy es entre sus brazos, su beso y su abrazo me reconfortan.

— Marco mi padre está muy mal — le digo llorando.

— Él puede con esto y más, Irene.

Mi madre sigue sin aparecer y Marco y yo nos sentamos en las sillas que hay pegadas a la pared.

— Marco, tengo que contarte una cosa...