Tu deseo.

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Trague saliva y sentí como mi corazón empezaba a latir desbocadamente, ya lo sabía todo, pase las manos por mi cabello y miré el celular

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Trague saliva y sentí como mi corazón empezaba a latir desbocadamente, ya lo sabía todo, pase las manos por mi cabello y miré el celular.
-¿Por qué lo dices?
-Sólo dime y ya.
-Cal, no lo sé -mentí.
-Me lo ha dicho Piper -gritó- y no me creo que tú, no sepas quién es.
-¿Y por qué debería saberlo yo? -mi mente repetía una y otra vez que Cal ya sabía toda la verdad, ¿debía negarlo hasta el final o aceptarlo de una vez por todas?
-Lo siento -se disculpó bajando el tono de su voz y su mirada- creí que de pronto sabías algo más por haber estado tan cerca de ella estos días que estuvo en casa -¿estuvo? ¿Por qué hablaba en pasado? Alex aún seguía en casa.
-Cal, tenemos que hablar al respecto, pero será mejor cuando llegues a casa ¿vale? -le sonreí.
-Te quiero Pipes.
-Y yo a ti -colgó la llamada, enseguida las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos, estaba hiriendo a mi hermano, a la única persona que siempre había estado allí para mí y todo por el amor de una mujer.
Lo cierto de todo esto es que, aunque esto estuviera pasando no quería dejar a Alex, no ahora que sabía que ella también me quería, reposé mi espalda sobre el respaldar de la silla y limpie mis lágrimas cuando vi a Alex salir del lugar.
-Hola -me sonrió al subir al auto para después besarme.
-Hola -respondí y encendí el motor para poner marcha al auto, durante el camino ella había estado hablando pero mi mente estaba en otro lugar, no podía dejar a un lado que Cal se estuviera preguntando quién era esa persona con la que estaba Alex y algo que me causaba también bastante ruido era el saber que ella le había hecho saber que estaba con alguien más, no habían pasado demasiado cosas entre nosotras pero eso me hacía pensar por un momento que lo que sentía hacía mí era igual o más fuerte que lo que yo sentía.
-Piper te he estado hablando todo el camino ¿qué pasa contigo? -me sacó de mis pensamientos.
-¿El qué? -pregunté, ella enarcó una ceja y volvió su vista hacia la ventana, ninguna de las dos dijo nada más hasta llegar a casa.

¿Por qué las cosas debían ser así y no de otra manera? ¿Por qué no la vi primero? ¿Por qué no fue mía primero? No creía en el destino, pero sea lo que sea que existía, me había jugado una mala jugada al tener a Alex respirando el mismo aire que yo.
-¿Entonces me vas a decir que te pasa? -entró a mi habitación, yo estaba sentada en el suelo recostada sobre el lateral de la cama, ella me hizo compañía.
-No puedo controlar ni saber el amor que te tengo -le dije empezando a llorar, me abrazó.
-Hay cosas que, aunque quisieras, no puedes controlarlo. Somos seres humanos Piper y queremos lo prohibido cuando muchas veces, lo prohibido resulta el peor error que puedas cometer -mi hizo mirarla a los ojos, esos ojitos verdes hermosos que hacían que me sintiera la persona más feliz del mundo al ser observada por ellos- si te estás preguntando si eres prohibida, sí, lo eres -me besó- pero no puedo decir que seas un error.
-Quisiera saber -limpie mis lágrimas- ¿cómo va a ser todo ahora que Cal regrese? ¿Vas a decirme como soportar verte con él mientras yo me muero de celos por saber que, ante muchos, eres su novia? -hice énfasis en su novia.
-Eso no va a pasar -me dijo muy segura.
-¿Por qué?
-Piper, le he dicho a tu hermano que estoy saliendo con alguien más -a este punto es al que quería llegar, la duda me había estado matando desde esa llamada con Cal- no puedo mentirle, lo venía haciendo desde el primer momento en que te vi -sentí un hormigueo en mi estómago- pero ahora no podría perdonarme seguir mintiéndome y más sabiendo que es mutuo.
-¿Cómo es que nunca me di cuenta que no te era indiferente? -le pregunte pero también me lo pregunte yo misma, en nuestros pocos encuentros a solas, trataba de hacerle saber que si permitía más de eso, iba a ser mía. Alex se encogió de hombros y me beso apasionadamente, haciéndome sentir un tanto acalorada.
-Si te preocupa lo que le pude haber dicho a tu hermano -limpio la comisura de mis labios- no le he dicho que eres tú.
-Pero sabrá que soy yo -me encogí de hombros.
-¿Qué es lo peor que puede pasar?
-Alex, él no es cualquier persona, es mi hermano y aunque desee estar contigo, Cal importa y mucho en mi vida.
-Lo sé mi amor -tomó mi rostro entre sus manos y lo lleno de besos- jamás quisiera estar primero que Cal, sé y entiendo lo que significa para ti, pero no quiero que lo que te diga, defina lo nuestro.
-¿Y qué es lo nuestro, Alex? -no quería todavía agregarle un nombre a lo que éramos, me gustaba que fuéramos solo Alex y Piper.
-Lo que queramos ser ¿no crees? -me dijo sonriendo, no respondí, la miré y la detalle, su nariz era perfecta, sus ojos verdes, intimidantes y dulces a la vez, encontrarías un mundo más si te sumerges… Ni hablar de sus labios, eran carnosos y justo ahora, mordía su labio inferior, su tez blanca me hacía pensar que no sólo podía ser un ángel al llevarte al cielo, sino que también puede ser el mismismo diablo al llevarte al infierno- Deja de verme así -me despeinó.
-¿Así cómo?
-Así como si me desearas -largue una carcajada.
-Yo siempre voy a desearte y más ahora que sé que te gusta ser deseada por mí -me puse a horcajadas sobre ella, deposité pequeños besos en su cuello sintiendo su piel estremecerse, la despojé de su camisa y vi sus senos cubiertos por su brasier negro, la lencería era sexy. Desabroché su brasier y empecé a dejar pequeños besos mojados en sus senos, mordí uno de sus pezones haciéndola soltar una leve queja de dolor que me hizo detenerme, pero empujó mi cabeza haciéndome terminar por morder nuevamente su pezón.
-En eso tienes razón Piper -dijo con voz ronca- me gusta que me desees -me beso apasionadamente.

No pensé demasiado en hacer las cosas, con la yema de mis dedos baje por sus senos, su abdomen, su vientre hasta llegar a su centro que ya sabía, estaba mojada, como me gustaba, sonreí al sentirla así de húmeda, acaricie lentamente su clítoris mientras comenzaba a besarla, con mi lengua moje sus labios, me adentré en ella sintiendo frío su aliento.
-¿Qué pasaría sí… -ladeé la mirada- me detengo?
-¿Detenerte? -frunció un poco el ceño- ¿por qué ibas a querer detenerte? -su cuerpo empezaba a mostrarme pequeños espasmos.
-Para ver cómo te vuelves loca -una de sus manos tomó parte de mi cabello, lo presionó y me hizo besarla.
-Estoy segura que no quieres parar.
Aceleré el movimiento en su clítoris, me encontré con su mirada perdida a punto de darme lo que quería, lo cual hacía que me excitara demasiado y aún más cuando sentí su espalda arquearse y dejó salir de su boca un ronco y delicioso orgasmo.

Enamorada de la novia de mi hermano {VAUSEMAN, TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora