Tengo miedo.

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NARRA ALEXSus ojos rojos eran un indicador de que había estado llorando, supuse, había hablado con Cal, la abracé de nuevo y la escuché quejarse

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NARRA ALEX
Sus ojos rojos eran un indicador de que había estado llorando, supuse, había hablado con Cal, la abracé de nuevo y la escuché quejarse.
-¿Qué ocurre? -pregunté al separarme de ella, bajó su mirada y miré su mano vendada- ¿qué pasó Pipes? -escuché atenta lo que había ocurrido con ella y su mano, la tome del brazo y fuimos hasta mi habitación, tenía un kit de primeros auxilios, quité la venda y aunque no había una herida profunda estaba segura de que se hincharía y dolería muchísimo.

Limpié su herida con algodón y agua oxigenada, se quejó, puse una venda nueva y la apreté, no demasiado, pero si lo suficiente como para que no le doliera tanto.
-Gracias Alex -me dijo sonriendo, bese sus labios.
-No es nada princesa -me abrazó muy fuerte- ¿estás bien? -negó con la cabeza.
-Necesitaba verte demasiado, quería sentirte y saber que estás aquí -le sonreí tranquilizándola.
-Siempre voy a estar aquí para ti.

La escuché sollozar y en ocasiones, quejarse por el dolor de la mano, fui por una pastilla para aliviarle el dolor y agua, haría lo que fuera por ella, porque se sintiera mejor.
-Te amo -me dijo aún con sus ojitos llenos de lágrimas, se mostraba tan indefensa, tan frágil que temía se rompiera, la abracé y con su cabeza en mi pecho, acariciaba su cabello, haciéndola sentir que todo estaría bien y si no iba a estarlo, yo conspiraría para que al menos todo marchara mejor.
-Vamos a la cama, ven -la guíe hasta el borde de mi cama y la ayude a sentarse- vamos a dormir.
-Alex -me dijo antes de acostarse- ¿olvidarías a alguien a quién amas? -suspiré resignada y negué con la cabeza, eso no podía ser posible- ¿por qué?
-Lo que amas nunca se va del todo Piper, siempre se queda en ti, en algún rinconcito de tu vida, de tus momentos, de tus recuerdos, de lo que fuiste, de lo que eres y de lo que serás -le hice compañía y la abracé.
-¿Cómo sabes eso? -me miró temerosa, me encogí de hombros.
-Sólo lo sé cariño, hay cosas que sabes sin tener explicación alguna y debes aprender a vivir con ello -besé su coronilla- ya deja de atormentarte con tantas cosas ¿sí? Vamos a dormir, estamos juntas y por ahora eso debe importar más que nada en el mundo.

NARRA PIPER.
No podía entender como amar a alguien podía producirte dolor, llanto, desesperación, simplemente no lo entendía. Alex se quedó dormida abrazada a mí después de intentar velar mis sueños, me hice la dormida, el dolor en mi mano y mis pensamientos no me dejaban conciliar el sueño, Cal estaba rondando en ellos, claro que le daría el tiempo que necesitara, pero lo difícil de todo era que tendría que soportar la distancia que habría entre ambos, no lo quería de esa manera, pero lo hecho, hecho estaba.

Mire a Alex, su semblante estaba en paz, tranquila, como si nada la atormentase, en ocasiones me preguntaba que hubiese sido de mí si no se hubiese cruzado en mi vida, y es que antes de conocerla todo estaba en orden, mis sentimientos, mis pensamientos, mi vida, yo, pero el primer momento que la vi supe que fuera cual fuera su nombre, iba a ser la perdición en la que caería ciegamente y no, no me equivoque, sabía que entraría a mi vida rompiendo todo a su paso, así acaban siendo algunos amores, llegan a tu vida a romper lo que tú ya tenías en orden pero creo que lo peor de todo esto es que llegan a romperlo para que esas cosas, nunca más tengan reparo, estaba segura que después de ella, no habría nada más por lo cual yo debiera sentir que algo valía realmente la pena, me toparía con otras mujeres, estaría con ellas e incluso las amaría pero jamás volvería a tener reparo.

¿Qué hay después de ti Alexandra Vause? Me pregunté mientras la contemplaba, ¿me vas a permitir saberlo? ¿O te irás y me dejarás sentirme vacía al darme cuenta que nunca fuimos?
Quería adentrarme en sus sueños y saber si soñaba conmigo, quería tenerla siempre para mí, única y exclusivamente mía.

NARRA ALEX.
Desperté alrededor de las cinco de la mañana y Piper no estaba en la cama, me levanté y fui a buscarla.
-¿Pipes? -dije al salir del pasillo.
-Estoy aquí -la oí decir, la vi en el balcón, recostada sobre una de los ventanales.
-¿Te sientes bien? -la madrugada era fría, fue inevitable no agitar mis manos sobre mis propios brazos.
-Sí Alex -me dijo sin mirarme, su mirada estaba perdida, la abracé- lo siento, no estoy siendo buena compañía.
-No digas nada -le dije, besé su frente. Su cuerpo estaba frío, podía sentirlo, no me agradaba saber que Piper estaba sufriendo y que yo no podía hacer nada por ello.

Nos quedamos en absoluto silencio, el viento y el ruido de algunos autos eran lo único audible, el Sol empezaba a asomarse, nos sentamos en el piso y la cabeza de Piper reposaba en mi regazo, no decía nada, ni siquiera se movía ante mis movimientos, quería decirle que sí, que todo se iba a ir a la mierda pero que estaríamos juntas en esto y eso era lo más importante. No dije nada más, si ella quería mi compañía, se la daría sin nada más.
-¿Quieres entrar? -me dijo, rompiendo con mis pensamientos.
-¿Tú quieres entrar? -pregunté mirándola, sus ojitos verdes se veían angustiados, se levanto y con su otra mano, me ayudo a levantarme, la pegué a mi cuerpo para que sintiera mi calor, metió su cabeza en la cuenca de mi cuello y lo besó, haciéndome erizar.
-Te pediría que me hicieras tuya -me dijo rozando sus labios con los míos- pero hoy no me siento bien -me dio un beso fugaz, su contacto me hacía sentir como una niña tonta.
-Vamos a la cama ¿quieres? -asintió y la seguí- Duerme, anda -le dije- todo va a estar bien Piper, te lo prometo.
-¿Sí? -me preguntó ladeando su cabeza, asentí, me dio la espalda y se puso de cucharita, la pegue a mí y respire el olor que emanaba de su cabello- Gracias Alex.
-De nada -dibujé círculos en su brazo sintiendo su piel erizarse- anda, duerme.
-Alex -dijo con la voz casi quebrada- tengo miedo.
-¿Miedo? -fruncí el ceño- ¿De qué mi amor?
-Miedo de que todo se acabe, de que Cal me odie, pero en especial, tengo miedo de que tú, quieras dejarme -la obligué a voltearse para que me mirara a los ojos.
-Eso no va a pasar -le dije tomando su rostro entre mis manos- porque te amo Piper y porque quiero estar junto a ti lo que me queda de vida.
-Prométeme que nunca vas a desistir, que vas a luchar y que no vas a cansarte -limpie una lágrima que bajó por su mejilla.
-Te lo juro -besé su frente y la abracé- no quiero dejarte Pipes, eso no va a ocurrir.

Su respiración chocaba contra mi pecho, provocándome un cosquilleo, quería protegerla de tanto, hacerla olvidar así sea por un momento todo lo que estaba sintiendo, quería escapar con ella y no regresar nunca más, claro, eso.
-¿Quieres irte de viaje? -le pregunté, alzó su carita y sonrió a medias.
-¿A dónde Alex?
-A dónde no exista nadie más que tú y yo.
-Cualquier lugar donde estés tú, vale la pena -beso mi quijada- te amo Alex.
-Yo te amo a ti, ¿eso es un sí? -pregunté.
-Es un no inventes, Alexandra Vause.
-Por favor, vamos, un día, dos, los que quieras -la miré suplicante- prometo va a ser increíble.
-Eso no lo dudo -me sonrió- está bien -la besé- ¿a dónde me vas a llevar?
-Me temo que eso no le compete, señorita Chapman.
-Si no tengo otra opción -se encogió de hombros- soy una damisela en peligro.
-Conmigo nunca estás en peligro.
-No -me miró tiernamente- porque curiosamente, tú y yo, siempre hemos estado en el infierno.
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Perdón por no haber actualizado antes pero:
1. Estoy en época de parciales.
2. No tenía inspiración para escribir.
3. Decidí dividir el final en dos partes, pronto van a leerlas.
4. Gracias por leer y por sus buenos comentarios, me llenan. Kisses!

Enamorada de la novia de mi hermano {VAUSEMAN, TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora