Soy Piper Chapman, estudiante del último año de psicología.
Ella es Alexandra Vause y es la novia de mi hermano, Cal.
¿Algo peor que tener a la tentación al alcance de tus manos?
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NARRA ALEX El silencio que se escuchaba en la línea telefónica me hacía pensar que, en cualquier momento, ella iba a dejarlo ir y yo… Yo me quedaría de nuevo con todo este amor que tengo para ella, sin usarlo, sin dárselo. -Alex yo te amo, te lo juro -dijo por fin haciéndome soltar el aire que había estado conteniendo en mis pulmones- y no voy a dejarte ir, si eso es lo que te preocupa -claro que me preocupaba y muchísimo, pero me dejaba tranquila saber que ella lo aclarara. -Júramelo -le pedí. -Te lo juro Alex -su voz me daba tranquilidad y fuerzas para asumir esto que estaba sucediendo -Te amo -le dije sintiendo mis lágrimas caer. -No llores, por favor -me dijo con voz entrecortada- estamos juntas y lo estaremos el tiempo que queramos estarlo.
NARRA PIPER. Me despedí de Alex y fui a darme un baño para después, preparar algo de comer, mientras, pensaba en todas las cosas que Cal podría decirme y de todas las que pensaba, la que más me aterraba era que me odiara. Me costó muchísimo concentrarme para preparar la cena, hice hotcakes, el primer intento de mezcla me quedo fatal, el segundo fue mejorando hasta que la tercera, salió mejor, sonreí, la tercera es la vencida. Eso no era suficiente, algunos hotcakes se quemaron, respire hondo y me llene de paciencia para no tirar todo a la basura.
Cuando estaba en la mesa lista para comer, oí la puerta abrirse, tragué en seco y nuestras miradas se encontraron, sus ojos estaban rojos e hinchados a causa de las lágrimas. -Hola -dije con un hilo de voz. -Hola -contestó bajando la mirada- no ha sido un buen día, iré a mi habitación. -¿Quieres algo de cenar? -le pregunté mientras lo veía arrastrar sus pies por el pasillo, negó con la cabeza y me dejó allí, con mil cosas en la cabeza, pensando en lo que podría ser y no.
Nicky había estado de viaje, estábamos terminando las clases y no era necesario ir, la extrañaba y hace días que no hablaba con ella. -¡Hasta que contestas! -grité cuando contestó. -Sin gritos Chapman, todavía no quiero quedarme sorda -reímos. -Te he extrañado -le dije mirando hacia el pasillo, la puerta de la habitación de Cal estaba cerrada- ¿podemos vernos? -De haberlo sabido, me hago esperar más. -Que tarada eres -respondí. -¿Paso por ti? -Por favor. -Estoy en cinco minutos allá.
Me lavé los dientes y la cara, me puse lo primero que encontré y espere a Nicky, al verla llegar, baje rápidamente y tenerla cerca, me lancé sobre ella. -Okey Chapman, tenemos que hablar sobre respetar el espacio de los demás. -Idiota -golpeé su hombro, Nicky sonrió y luego me abrazo. -Yo también te extrañe Chapman.
Fuimos a un pequeño restaurante que estaba a escasas cuadras de su casa, en el camino le pude adelantar algunas cosas, las escuchaba totalmente asombrada. -No puedo creer que todo esto haya pasado en mi ausencia -miró el retrovisor y puso el auto en retroceso para estacionar. -Lo mejor queda para el final -le dije, en efecto era así, aún no le había dicho que ya Cal sabía lo mío con Alex. -Quiero que sepas que muero de hambre, así que pediré algo ¿tú quieres? -negué. -Ya comí, gracias -hizo su pedido. -Nada como la comida chatarra de tu país -me dijo después de buscar su tarjeta de crédito- ahora Chapman, soy toda oídos.
