Mi duelo.

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La lluvia azotaba contra el cristal de su auto, hacía más de una hora que había estacionado en las cercanía del lago donde solían compartir citas románticas y otras subidas de tono, apretaba el volante del vehículo con tal presión que sus nudillos estaban blancos de sus pupilas corría el salado sabor que le recordaba la razón por la que estaba allí.

─ Tu patético rey egocéntrico te amo con todo y ceño fruncido....

Las palabras dichas se evocaban en su mente y las escuchaba como si el rubio estuviera allí a su lado, la sonrisa de Kei las expresiones al hacerle el amor todos los recuerdos eran palpables para él pero ya no estaban ahí, no ya no se vería reflejado en el ámbar de su mirada, ya no vería ese sonrojo cuando le decía cosas cursis o la manera en que soltaba su voz cuando lo hacía suyo no ya no sería capaz de oírle, había perdido y dolía, diablos que dolía como si un hierro candente se incrustara en mitad de su pecho y fuera removido abriéndole más la herida.

Bajo del auto y la lluvia impacto de lleno en su cuerpo mas no la sentía no importaba el frío ni que sus ropas se empaparan lo único importante en ese momento era la certeza de que Kei ya no le amaba, que Kei ya no sería parte de sus días, que quizá ahora Kei sería de otro. Cayo de rodillas sobre la arena y dejó salir las lágrimas, lloro como nunca lo había hecho sintiéndose morir en cada lagrima que emanaba de sus ojos, grito a la noche como intentando sacarse todo el dolor que roía su alma, gritó hasta que la voz le fallo y se quedó allí hasta que las lágrimas dejaron de salir sintiendo tiritar su cuerpo.

Un paraguas le cubrió el cuerpo, levantó la vista viendo a un muchacho de cabellos grises a su lado el cual le sonrió antes de hablar.

─ No sé quién eres, ni que pudo haber pasado pero si sigues aquí pescaras un resfriado –musito el desconocido mientras le ayudaba a levantarse─ Mi nombre es Sugawara Koushi pero puedes decirme Suga, mi casa está aquí cerca debes tomar un baño caliente ─Tobio miró a Suga extrañado pero no alegó palabras y se dejó guiar por él hasta su casa.

No entendía porque ahora estaba bajo el chorro caliente de la ducha de alguien que no conocía pero estaba demasiado cansado como para negarse a la hora de ser arrastrado hasta allí, terminó de ducharse y se puso la ropa que le había facilitado Suga, con una toalla en su cabeza salió del cuarto de baño dirigiéndose a la sala donde estaba el peligris.

─ Gracias pero no era necesario que te preocupes –dijo tratando de no sonar brusco con quién le había ayudado─ Lo sé, nunca es necesario pero no pude evitar querer ayudar a alguien que llevaba más de dos horas llorando en medio de la lluvia –el mayor palmeo su hombro mientras le servía sopa caliente, Tobio intentó hablar para explicar pero fue acallado por Suga─ No es necesario que me digas que pasó tendrás tus razones con solo saber tu nombre y que no eres un asesino serial es suficiente –Tobio vio el intento de broma de Suga pero nada le hacía gracia asique solo hablo tranquilo─ Me llamo Kageyama Tobio, y quédate tranquilo no soy ningún asesino –fue lo último que dijo antes de comer en silencio, Suga tampoco volvió a consultar nada, en su trabajo era normal entender que a veces las personas no quieren hablar y menos de aquello que les causa dolor.

Comieron en silencio hasta que Tobio se ofreció a lavar los platos como agradecimiento por la cena Suga por su parte no se negó ya que aprovecho el momento para preparar el sofá para su invitado inesperado, Tobio intentó negarse a pasar la noche alegando que tenía su auto para volver pero Suga era intransigente a la hora de exigir algo y como él estaba tan cansado de tanto llorar decidió simplemente acatar las órdenes del mayor.

Daba vueltas en el sofá tratando de dormir pero le era imposible las lágrimas volvieron a surcar sus mejillas y el dolor afloro más fuerte que antes a su corazón, solo pudo sentirse algo reconfortado cuando una calidez acaricio su frente sin saber bien a que se debía se dejó llevar por la misma y recién entonces pudo concebir el sueño aunque estos solo le mostraban las hebras doradas de Kei. En medio de la madrugada se despertó para ir al baño y lo primero que notó fue que Suga estaba durmiendo a su lado sentado en el suelo en una posición extraña entonces entendió que la calidez que sintió en la noche fue la mano de Suga acariciando su frente, tomó al mayor en brazos y lo llevo hasta su habitación.

Despertó antes que el mayor, fue al baño a asearse y como agradecimiento decidió hacer el desayuno aunque en mitad de la tarea volvió a sentir el pecho oprimirse al tomar un bol con fresas asique opto por omitirlas, terminó de realizar el desayuno y fue a golpear la puerta ajena para despertar a su anfitrión.

─ Haz hecho el desayuno, gracias –el mayor salía de su habitación con los cabellos alborotados─ Por cierto ¿Tú me llevaste a mi cuarto? ─Kageyama servía el desayuno─ Si, gracias por preocuparte por mí –el peligris solo sonrió─ No te preocupes Kageyama-kun acostumbro a hacerlo, soy Asistente Social, puedo preguntar ¿Qué sucedió? –Tobio desvió la mirada hacia la ventana el mal clima había pasado y ahora el sol se colaba por el cristal, suspiro como dándose fuerzas para hablar de ello─ Perdí contra la memoria, más bien contra la falta de ella y el sentimiento no fue suficiente para vencer los obstáculos –dijo ante la mirada confundida del mayor─ Mi esposo y yo tuvimos un accidente, el perdió la memoria de todos los años juntos –Suga le observo sin decir palabra alguna─ Asique se olvidó que me amaba...─detuvo sus palabras por el nudo que se formó en su garganta, el peligris palmeo su cabeza como si fuera un padre calmando a su hijo─ Todo pasa por algo en la vida Kageyama-kun quien sabe quizá algún día la vida te recompense aunque ahora veas oscuro el camino siempre habrá una luz al final.

No volvió hablar, al terminar de desayunar se despidió de su anfitrión no sin antes pedir la información de contacto del mayor, volvió a su auto y condujo hasta su casa al entrar fue recibido por el hambriento gato pues él se había ido todo el día anterior.

─ Aquí tienes, de ahora en más solo seremos tú y yo –le hablo al felino mientras este le miraba con sus enormes ojos amarillos, se le restregó entre las piernas como si entendiera y luego se puso a comer desesperado. Kageyama se tiró en el sofá escondiendo su rostro entre los cojines anteriormente le había enviado un mensaje a Oikawa para que de aviso que estaría faltando a la práctica no se sentía de ánimos para nada. Se volvió a dormir pudo descubrir que si dormía era más fácil porque no debía enfrentarse a la realidad.

Las horas pasaron y sus sueños le atormentaban pero en ellos podía tener a Kei por lo que en su subconsciente deseaba quedarse para siempre en los brazos de Morfeo, hasta que golpes en la puerta lo despertaron, más bien parecía que alguien quería tirar la puerta abajo.

─ Tobio-chan más te vale abrir esta puerta ahora mismo sino la tiraré abajo –Oikawa gritaba del otro lado de la puerta, Kageyama obligo a su cuerpo a levantarse del sofá ni bien abrió la puerta el castaño entro como tiro─ Oikawa-san por favor no grites asustarás a todos los vecinos –el castaño solo hizo un puchero─ Mírate Tobio-chan pareces un zombie vamos a bañarte te cocinaré, estoy seguro que ni almorzaste –Tooru empujaba a Tobio hacia el baño para luego ir a la cocina, había traído ingredientes frescos para hacerle comida al menor.

Lugo de bañarse se sentó a cenar con el castaño, este le interrogo por lo sucedido Kageyama le contó todo lo que había pasado en la boda y como se despidió de Tsukishima al instante en que su voz soltó el nombre del rubio el nudo en su garganta volvió Oikawa lo noto por lo que se levantó de su sitio abrazando a su kohai mientras este volvía a derramar lágrimas, al parecer todavía podía llorar. Terminaron de comer y el mayor amenazo a Tobio antes de irse para que coma como corresponde o vendría al otro día o lo que era peor mandaría a Ushijima recién entonces un hilo de luz se asomó a las azulinas pupilas de Tobio de solo imaginarse a Ushijima cocinándole.

Esta vez fue a recostarse a la cama, las sabanas aun olían al shampoo del rubio las abrazo fuerte contra su pecho como si así pudiera abrazarlo a él y volvió a dormirse, mañana sería otro día hoy se dejaría ser todo el despojo que la tristeza pueda hacerle, mañana enfrentaría al mundo sin Kei a su lado y obligaría a su rutina a acostumbrarse a los días sin la luna.

Y si me olvido de ti.Where stories live. Discover now