CAPITULO 3

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No sabía precisamente que había estado haciendo en las dos últimas horas. Pague un vestido, mis zapatos y me fui con esa chica de ese lugar. Ella me observaba mientras yo conducía, en esos momentos al sentir sus curiosos ojos puestos en mi, volteaba de vez en cuando para agarrarla en el acto, pero sin más ella giraba la cabeza hacia la ventanilla fingiendo estar perdida en la calle.

Mi interior había estado riendo al ver su actitud, mientras que en mi rostro estaba segura, mi sonrisa era evidente.

-Discúlpeme, señorita Puente... ¿porque sonríe?.

-¿Te importa?- la mire de reojo sonriendo aun más a su curiosidad- ¿Se puede saber que tanto me miras?.

-Yo no te estoy mirando- me reí a su fingida molestia a la vez que aparcaba el auto en mi jardín.

-¿No?- la miro, arqueo una ceja junto con una sonrisa de burla y la sigo molestando con mi forma de mirarla- Bueno, si tu lo dices... - salí del auto apresurada dejándola a ella adentro de él- Julia, ¿ves a esa chica que viene caminando furica?- me río mirándola- Enséñale en donde se puede cambiar, por favor dile que tiene que quedar perfecta para la cena.

-¡Si señorita!- Julia camino apresurada a encontrarse con Dulce. 

Creo que no había sonreído tanto después de lo que me paso con las personas en las que más confiaba. Hoy por alguna razón me he sentido un poco más aliviada, y he podido conocer un poquito más a esa chica, quien es jodidamente chistosa, no porque sea graciosa, si no porque se perfecto que se enfada conmigo, que desea maldecirme, pero por alguna razón no lo hace, pero es aún más extraño el hecho de que realmente disfruto verla molesta por mi causa, puedo ser frente a ella la persona más egocéntrica con tal de ver esa chispa de odio en sus ojos que tanta gracia me hace.

Olvide mi repentina felicidad al ver a mi pequeña hermana sentada junto a su celular en una de las gradas que dan a las habitaciones, sentí un nudo en la garganta al ver sus lágrimas caer.

-Aurora- fruncí el ceño y me agache para quedar frente a ella- ¿Que pasa cariño, porque estas llorando?.

-Todo me sale mal Any- baja la cabeza y lanza el celular a una pared- ¡Agustín me dejo!.

-Cariño, tranquilízate no vale la pena que sufras así por él, además es un estúpido niño mimado.

-¡Lo se!, pero es que todo me sale mal, ¡nos sale mal!- nos señala a ambas- Somos millonarias Any, y aún así, no podemos comprar nuestra felicidad... a nuestro padre lo secuestraron y murió a pesar de que dimos millones por él, mamá se volvió loca por su muerte y esta en el sanatorio, a ti te traicionaron Fabian y Alice, nuestra hermana Ana se hizo drogadicta, y para finalizar la racha a mi me deja mi novio, ¡¿que más nos hace falta?!.

No pude responder a los argumentos de Aurora, era cierto, absolutamente nada nos salía bien, pero yo no diría eso, necesitaba ayudarle a salir de su tristeza.

 Mi padre había muerto hace dos años ya, por unos malditos hombres que lo secuestraron, mi familia había quedado en shock, cuando supimos la noticia, absolutamente todo se paralizo, en nuestras vidas, trabajos, pero un día cuando habíamos acordado él día de pago para la salida de mi padre, un hombre desobedeció a las ordenes de quien mandaba allí, y una bala impacto el pecho del hombre que más ame en mi vida, cayendo este de rodillas en suelo frente a mis ojos.

En ese momento sentí que mi vida se había derrumbado junto con él, no quería seguir, él era mi ejemplo, fue él padre más amoroso y bueno de todos, o al menos era así ante mi ojos. Mi madre no pudo soportar la noticia, pasaba llorando día, noche, sin parar.

Una madrugada de Mayo, ella intento quitarse la vida con una filosa navaja que se clavo en las venas. De inmediato la trasladaron a la clínica, en donde permaneció unas semanas, pero su depresión crecía cada día más al punto de alucinar a mi padre frente a nosotras sus hijas, parecía que mantenía una charla con alguien, reía y lloraba con eso que nosotros eramos incapaces de ver.

Dulce EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora