CAPÍTULO 31

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*ANAHÍ*

Cuatro meses después:

Sonrío mirando a la preciosa mujer que tengo al lado, sosteniendo los pasos de nuestro pequeño hijo. Mi sonrisa se extendía de lado a lado, mi corazón palpitaba feliz, sentía paz, me sentía por fin plena conmigo misma y con la vida.

Dulce, estaba peinada con una coleta, vestía un short negro, y el sostén del bikini era verde con flores blancas, lucía unas sandalias negras que por alguna extraña razón la hacían ver tierna, parecían las sandalias de una niña y no las de una adulta ya que esta tenía dibujos animados adornando las mismas. 

Nuestro bebé ya estaba aprendiendo a caminar por sí solo pero teníamos que cuidarlo más que antes, ya que cualquier paso en falso y podía convertirse en un accidente que ninguna de las dos queremos presenciar. Dulce caminaba detrás de él, con los brazos algo extendidos ya que nuestro pequeño se tambaleaba un poco, y eso la hacía reír como si fuera muy chistoso. 

Por mi parte yo estaba cruzada de brazos sentada en una silla playera, con un bikini rosa con blanco, el cabello suelto, unas enormes gafas cafés y un sombrero que cubría a mi rostro del sol. Me encontraba observando a las personas que más amo en este mundo, era feliz viendo como Dulce le enseñaba a caminar a Daniel, y como este caía sentado en la arena con los ojos abiertos como platos, quizás asustado, logrando las carcajadas de Dulce.

Nuestro bebé estaba lleno de bloqueador solar, quizás me exagere demasiado pero no iba a permitir que se quemara su suave piel. Dulce, dice que soy demasiado sobre protectora y en ocasiones se molesta conmigo, como esta mañana, cuando salimos del hotel, al llegar a la playa sentamos al bebé en una pequeña manta, mientras sacabamos cosas de las mochilas, él agarró arena con sus manos y comenzó a llenarse todo de la misma, logrando así alarmarme. Me gane los ojos furiosos de Dulce, cuando lo alce y comencé a limpiarlo como loca, seguido de un "es un niño Anahí, no lo sobreprotejas que tiene que descubrir el mundo".

-Mi amor- se acerca a mí agarrando las dos manitas de Dani para que caminara a mi.

-¿Ya no estás molesta?- pregunte sonriendo.

-No- sonríe, así que le devuelvo la sonrisa. Alza a Daniel, y se sienta en mis piernas, beso su hombro y la miró como si fuera la mujer más linda de este mundo, aunque para mi ya lo es.

-¿Sabías que eres preciosa?- preguntó acariciando su espalda, bajando mi mano hasta la entrada de su short, a su trasero.

-Mi amor, no te atrevas a hacer lo que pienso que vas a hacer- se ríe y hace que saque mi mano- Está Dani, presente- besó la cabecita de nuestro niño.

-¿Dónde están las escuinclas de mis hermanas cuando se les necesita?- reí mirando el rostro sucio de nuestro hijo.

-Bajale a tus hormonas, mi vida, que para eso falta ¡mucho!...- sonríe y voltea al bebé poniendo de pie en sus piernas- Dile a mamá, que comiste arena.

-¡¿Qué?!- grite exaltada mirando con ojos de horror a ambos, el cuello y la boca de Dani estaban cubiertos con la arena- ¡¿Por qué lo dejas meterse la arena a la boca?!, ¡es un bebé Dulce!.

-¡No lo vi!- se defendió muerta de la risa. Ella gozaba verme furica, y también le reía las travesuras a nuestro hijo, no quiero imaginar cuando crezca un poco más. Ahora la molesta era yo, mi evidente enojo me hizo quitarla de mis piernas, y sacar a Dani de sus brazos- ¡¿A donde vas Anahí?!- gritó comenzando a caminar detrás de mí- Están nuestras cosas en la arena.

-¡Iré a bañar a Daniel!- estaba caminando rápidamente, pretendía llegar hasta nuestro auto para irme al hotel. Me gire para ver si Dulce venía detrás, causando que me devolviera de inmediato al verla tratando de cargar todo ella sola, comencé a reír cuando se le cayo nuestra sombrilla de sol junto a mi mochila- Mi princesa- sonreí enamorada. Abrí la puerta de la parte trasera de nuestro auto y senté a Daniel en la silla de bebés, cerré con seguro la puerta sin antes encender el aire acondicionado del auto. Una vez termine mi labor, corrí a Dulce, y comencé a juntar las cosas que se le habían caído- ¿Sabías que te ves muy chistosa trayendo todas nuestras cosas?.

Dulce EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora