CAPITULO 24

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*ANAHÍ*

-Quería ésto, y ahora que por fin se decide... me siento perdida.

-¿Por qué me cuentas ésto a mi, Any?- sonreí y acaricie su mano derecha- Sabes lo que siento por ti.

-Javi, ni yo misma se lo que hago.

-¿Firmaste el acta de divorcio mucho antes que ella lo hiciera?- pregunta con el ceño fruncido

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-¿Firmaste el acta de divorcio mucho antes que ella lo hiciera?- pregunta con el ceño fruncido.

-Sí... no he podido perdonarla del todo, Javi yo...- tome un respiro y solté su mano- La amo, por eso me siento perdida, creo que estaba volando muy alto y al ver su firma me estrelle contra el suelo. No puedo arrastre conmigo en esto, no quiero dañarte, no a ti que has sido tan bueno y comprensivo conmigo.

-Te entiendo- asiente y besa mi frente- Puedo darte tú tiempo para pensar y que te sientas mejor.

-Gracias, por siempre  ser tan comprensivo, de verdad.

El momento más duro y complicado de nuestras vidas, es cuando nos toca enfrentar los frutos de nuestros actos. Esos que nos dan momentos buenos, malos, felices y tristes, ojala todos ellos consistieran en sonreír, pasar días, horas geniales con las personas que más amamos.

¿Quién dijo que la vida sería fácil?, cambiamos de opinión como de calcetines o de ropa interior.

Por ejemplo mi matrimonio con Dulce, estaba decidida a dejarla, pero de igual forma la sentía mía, tan mía que me sentía parte de ella a pesar de no estar sentimentalmente juntas. Estaba segura, e insegura a la vez de su amor y eso a la larga me hacía cometer estupideces, como fue andar con Javier, hacer el acta de divorcio.

No estaba pensando en mis actos, no estaba pensando en ella, en mi hijo. Sólo en mi y en mi jodida molestia con Dulce.

Ver su firma en ese papel me destrozo, y me hizo caer en la realidad, aún la amo. Lo peor no es amarla, lo peor es que ya tiene a alguien, y todo por mi culpa.

Muero de celos cada que la veo con él, platicar, reír. Desde ese día en que los vi besarse, Dulce y yo no volvimos a intercambiar palabra, de echo es demasiando difícil trabajar así con ella. 

-Sabes que para bien, o para mal siempre me vas a tener a mi- ambos estábamos sumidos en un abrazo lleno de cariño, y comprensión por su parte.

-Sabes que para bien, o para mal siempre me vas a tener a mi- ambos estábamos sumidos en un abrazo lleno de cariño, y comprensión por su parte

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Dulce EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora