CAPITULO 11

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*ANAHÍ*

Los golpes en la puerta de mi despacho se hacen sumamente molestos. De seguro es Dulce para ver si estoy bien, pero la verdad es que no, no estoy bien.

Sigue llamando pero ignoro a su llamado, grita, golpea he incluso maldice por lo bajo pero aún así es audible a mis oídos.

Llevó la botella a mis labios, hasta marearme, hasta sentirme realmente mal, con el cuerpo desganado.

Las palabras de Alice vuelven a mi, se escuchan de manera repetida en mi cabeza. Y una vez más, esa sucia escena se presenta ante mi.

No quiero llorar más, pero mis ojos no me hacen caso, porque nuevamente se encuentran repletos de lágrimas.

Grito, grito muy fuerte y con el mismo alarido, lanzo la botella y choca contra la puerta que no deja de ser golpeada desesperadamente por Dulce.

-¡Anahí!.

Voltee los ojos al insistente llamado de Dulce, así entre suspiros y maldiciones camino hasta la puerta y la abro. Medio sonreí al mirarla frente a mi con el ceño fruncido y una clara expresión de rabia en su rostro.

-¡Apestas a alcohol!... ¿estabas bebiendo?- la botella antes quebrada respondió por mi- ¿Te quieres morir?- pregunta severamente- ¡¿Dime eso quieres?!.

-¡Claro que no!- le grite tambaleando un poco.

-¡Púes no parece!- niega con la cabeza y se adentra al despacho- Si quisieras vivir no beberías todo ese alcohol, ¡te hace daño beber!, creo que te haces la idiota nada más.

-¡No me hables así, te lo prohíbo!- grito empujándola- ¡¿Tu que sabes de mi vida Dulce?!.

Esas palabras y ese empujón salieron de mi sin antes haber sido formulados por mi cerebro. Lleve una mano a mi cabeza y camine hacia atrás recostando mi espalda a una pared.

-Me empujaste- toma un respiro y se acerca a donde estoy yo- Probablemente es cierto, no conozco nada de tu vida, tengo meses conociéndote casi un año, pero conozco lo suficiente como para saber que estas enferma, te prohibieron beber, y es lo primero que haces, ¡no te cuidas!- una lágrima derramo de sus ojos, pero la seco casi en el momento en que salio- Te afecta demasiado aún lo que esa tipa, o el desgraciado de tu ex novio hagan, los tienes tanto en tu corazón como en tu mente, mira como estas, ebria, llorando, y tratándome mal cuando solo he buscado tu bien.

-Dulce.

-¿Sabes que Anahí?- baja la cabeza- Me retiro, doy por finalizado lo que en verdad quería hacer contigo, doy por finalizado tambien nuestra relación- seca una vez más sus lágrimas- Volveré a casa de mis padres, también renuncio a la empresa, gracias por la oportunidad.

-¡¿A que te refieres?!- la tomo del brazo- No me puedes dejar.

-Sí- me mira fijamente- Si te puedo dejar, ¿sabes porque?.

Niego con la cabeza.

-Porque me enamore de ti, pero siempre ante cualquier cosa soy fuerte, no me dejare vencer por esto ni por nada, tengo mi dignidad... y además no tengo porque luchar por alguien que no se quiere ni así misma, y mucho menos sentirme como plato de segunda mesa.

-¡No eres un plato de segunda mesa!.

-¡Hoy me dejaste claro que tu ex novio sigue siendo importante para ti!, lo sigues amando- se ríe de si misma y me mira- No se quien jugo con quien, si yo contigo, o tu conmigo... ambas lo hicimos.

-¡Explícate!.

-No, Anahí... no tengo nada que explicar ya.

Me sentía desesperada ante las palabras de Dulce, me estaba diciendo cosas que realmente no entendía. Pero lo único que si podía entender era que se iba a marchar de la mansión y de mi vida para siempre.

Dulce EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora