CAPITULO 21

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*DULCE*

Habían pasado ya los meses pactados con Anahí, y hoy era mi reincorporación a la empresa. Me sentía extraña, ajena a todo lo que significa esto, si alguna vez fue mi anhelo hoy es mi peor temor. Tengo miedo de convivir más con ella, miedo de hacer las cosas mal y volver a dañarlo todo. 

Me sentiría mejor si fuera mi primer día en un lugar nuevo, pero no, se lo debo y no puedo quedarle mal. Después de todo aquello que le hice, no puedo hacerle un daño más.

-Dulce, bienvenida hermosa- sonreí al chico que cuida autos en las afueras del edificio.

-Gracias- le sonreí y camine directo a la entrada.

¿Nerviosa?... mucho. Mi yo interior esta gritando, todos saben aquí lo que le hice a Anahí, y en definitivo estoy segura encontrare más que un enemigo. Pero tengo que ser fuerte, y luchar contra todos si es necesario.

Vengo a ganarme las cosas, y un lugar en esta empresa como debió de ser desde un principio, sin ayuda, sin beneficios, y sin el amor de Anahí.

Ambas hemos llevado la fiesta en paz, dejamos de discutir, pero nunca más pude recuperar su confianza más que para negocios. La amo, estoy enamorada creo que hasta más que la primera vez, pero el estar sin ella es el karma que tengo que cargar por tanto daño que le hice. 

El niño, lo ve los fines de semana y alguna vez entre semana. Pero en estás ocasiones ella y yo no convivimos, ya que va por el bebé y se va con él, regresando hasta en la noche. 

Es difícil, doloroso vivir así, verla venir e ir en incontables ocasiones, si poder abrazarla, besarla. 

-¡Espinoza!- arqueo una ceja y miro con detenimiento al chico frente a mi. Era el hermano de Fran, sonriente, y con los brazos extendidos- La que le arruino la vida a mi hermano.

-Yo no le arruine la vida, él se la complico sólo.

-Se enamoró de ti.

Me río y prosigo mi camino, dándome cuenta que ser buena persona no es lo mío y que en definitiva si quiero el respeto de todos nuevamente tendré que crear trampas. Nadie humilla, ni le falta el respeto a Dulce María, y de eso me encargo yo.

-Si quieren jugar sucio, pues jugaremos sucio entonces- susurre llegando a la oficina de mi aún esposa-Tú - le digo a la secretaría, quien parecía asustada- Dile a Anahí, que ya llegué por favor.

-Sí, señora.

Sonreí mirándola.

-Señora Anahí, su esposa esta aquí, disculpe... Espinoza. 

-Tranquila, hágala pasar por favor- se escuchó en el altavoz.

Sin esperar a que ella me abriera la puerta o incluso dijera una sola palabra, entre a la oficina sin más que esperar.

-Buenos días, Dulce- dice sin mirarme concentrada en algunos papeles- ¡Waoh!- dice cuando su mirada cae en mí- ¿Vienes a trabajar o a conquistar a alguien?.

Voltee los ojos y me senté en la silla sin ser invitada primero.

-Creo que puedo hacer las dos cosas al mismo tiempo- sonrío victoriosa.

-Tengo frente a mi a la misma Dulce, que conocí... te ves arrogante, misteriosa, odiosa, y parece que andas en busca de algo. ¿Acaso vienes a buscar lo mismo pero con diferente victima?.

Cerré los puños sintiendo ira al escuchar sus ultimas palabras. ¿Es esto una broma acaso?, ¿quiere que trabaje para ella, para estar escuchando esto?. Mientras mis ojos la miraban con dolor ella lo hacia con desconfianza.

Dulce EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora