CAPITULO 8

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*DULCE*

He pasado de no querer acostarme con Anahí, a estar se mi desnuda en la cama con ella, besándonos y acariciándonos. Mis labios estaban devorando su vientre plano, y sus manos estaban aferradas de mi cabello suelto, cuando iba bajar su pantalón, un ruido en la habitación me hizo saltar.

Había olvidado completamente a, "Ana", los gritos que salían de ella me tenían al borde de la desesperación. Anahí había perdido el habla, estaba inmóvil viendo a su hermana mientras trataba de tapar un poco su cuerpo con un almohadón. Visto desde cualquier otro punto de vista, esto sería una situación chistosa, pero no lo es en absoluto.

-¡Sal!- le grite más que molesta con una manta en mi cuerpo- ¡Ana, muévete!- baje de la cama y prácticamente corrí para sacarla a patadas de la habitación.

Sabía que Anahí se enteraría que estaba aquí pero no de esta manera, se suponía que Ana andaba haciendo unas negligencias con eso de su embarazo en la farmacia más cercana. Me gire y estaba viendo frente a mi a una Anahí sumamente molesta, vistiéndose con demasiado coraje en si.

No sabía si hablar y defenderme, o solo dejarla marchar, pero claro esa no era la solución, no soy una perdedora como para dejar que se largue así nada más.

-¿Me quieres explicar que hace Ana, aquí?- pregunta cerrando el botón de su pantalón.

-Any, la quería ayudar- respondí sincera.

-¡¿A cambio de que Dulce?!- me grito fuera de si- ¡Es una drogadicta Dulce María!, ni yo que soy su hermana la pude ayudar, menos tu que eres una desconocida.

Dio esa respuesta y salió de mi habitación como un rayo buscando a su hermana por todo la casa. Se que no podre ser la mejor persona de este mundo, y que soy una jodida interesada, pero de verdad lo crean o no, quise ayudar a esa niña, me dio mucha lastima, ya que fácilmente podía ver a cualquiera de mis hermanos en ella, y es una situación que no podría soportar.

Salí tras de ella dispuesta a meterme en la discusión entre hermanas, justo cuando Ana iba a desaparecer nuevamente por esa puerta, para no volver, Anahí la tomo del brazo y la arrastro hasta el sofá.

-No niña, tu no te mueves de aquí... me vas a explicar ahora mismo, ¿que demonios haces en la casa de mi novia?, ¿cual de tus mentiras dijiste para que ella te este ayudando?- jamás había visto a Anahí tan molesta, se veía roja de lo furiosa que estaba.

-¡Anahí, es solo una niña!- grite metiéndome en el medio ya que Anahí se encontraba zarandeando su brazo.

-Sí, una niña- responde sarcástica- Una niña que roba a su propia hermana, una niña que dejo el apellido Puente por el suelo, una niña que prefiere el muerto de hambre que tiene por novio, que a su familia.

-¡A ti y a toda esa familia que tanto defiendes, siempre se han preocupado por el estatus social, por el que dirán!, ¡nunca te preocupaste si algo me afligía, o me dolía, porque siempre estabas al pendiente de tu preferida, Aurora!, perder a mis padres es lo peor que me pudo pasar porque quede sola, ¡me enamore de él, me dio amor y apoyo, algo que tu no hacías nunca!.

No podía hablar, ni dar ningún argumento sobre lo que estaba escuchando, no hice más que sentarme y presenciar la situación. Aveces los problemas son tan grandes, que no nos deja ver el grado de dificultad que tiene cada uno, y nos enfocamos por ese que se ve más frágil. Probablemente Anahí, vio más vulnerable a Aurora, por estar tan pequeña y olvido a Ana, causando toda esta ola de reclamos, y resentimiento.

-¡Eso no es así, Ana!, a ambas las amo igual.

-Ese muerto de hambre que tanto odias, esta preso- dice la chica con lágrimas en los ojos- Por ladrón, pero ese ladrón me devolvió las ganas de vivir, cuando creí que moriría junto a papá. ¿Sabes que?- se seca las lágrimas- ¡Estoy embarazada de él!, amo a mi hijo que aún no nace... y esta mujer que trataste mal en esa habitación, porque hasta aquí escuche los gritos, solo me quiso ayudar, estaba dispuesta a rogarte que me dejaras volver por mi bebé, pero ella... ella me trajo aquí.

Dulce EngañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora