Extra #3

1.3K 135 46
                                    

Te amo, Bakao.

Había pasado un mes desde que comenzaron a salir, causando un gran alboroto en el equipo.

—¡¿Aún no lo han hecho?! —exclamó Miyagi algo desconcertado por lo que le estaba contando Takao.

—Baja la voz Miyagi-san, alguien nos puede escuchar. Y sí, aún no lo hemos hecho... —Se sonrojó al decir las últimas palabras.

—Ay, que problema... Y mañana justo cumplen un mes —Takao abrió los ojos como platos al escuchar esas palabras de sus superior, ¿estaba al tanto de su fecha? Antes de que dijera algo habló—. Es algo que no se puede olvidar.

—Lo sé...

Dejaron la conversación hasta ahí y no la volvieron a topar en todo el día.

Su día a día con Shintaro era el mismo de siempre; con besos, abrazos y mimos por parte de Takao. No había cambiado nada más, siempre era lo mismo. Takao no sabía como se sentía Midorima respecto a ese tema. Era hora de mencionarlo, y lo sabía. Se hizo una promesa a sí mismo que le diría a Midorima sobre ese tema tan vergonzoso.

La necesidad que sentían por los dos había aumentado. Tanto así qué, hubo algunas veces que querían ir un poco más lejos, pero al final se contenían.

Los dos caminaban agarrados de la mano hacia sus casas. Bueno, Takao tuvo que suplicarle a Midorima para que lo hicieran. No se arrepentía de nada, él sabía que Midorima quería, solo es un Tsundere.

—¡Shin-chan! —Paró de repente la caminata, dejando confuso al peli-verde.

—¿Qué pasa Takao?

—No lo hemos hecho todavía. ¡Quiero tener sexo contigo, Shin-chan...!

Las mejillas de los dos se fueron tornando rojas, ¿cómo podía decir eso tan de repente? Eso era lo que pensaba Midorima. Después de un rato de silencio, Shintaro se aclaró la garganta y se acomodó los lentes.

—Está bien. Mañana cumplimos un mes, ¿verdad?. Será mañana, ven a mi casa... —A pesar de toda la vergüenza interna que tenía, no quería decepcionar a su querido Kazunari. Deseaba desde hace mucho poder tocar a Takao como el quiera, desde la cosa más dulce a las más lujuriosa que se le pudiese ocurrir.

—Okey, Shin-chan.

Se despidieron como siempre, con un beso que siempre profundizaba Takao entrelazando con sus dos brazos el cuello de Midorima. A el peli-verde no le disgustaba, más bien le encantaba, pero siempre se tenía que controlar para no transforma eso en algo de nivel más alto.

♦♦♦

El día para esos dos había pasado volando, ahora se encontraban en la casa de Midorima, con un aire algo tenso. Y también hay que mencionar que estuvieron un poco más animados —según Miyagi— de lo normal.

Recuerdan que en este mes de relación intentaba poco a poco acercarse a su pareja y llegar al punto pervertido, pero después de todo no salía de acuerdo a lo planeado. Al final siempre terminaban en un habitación encerrados, pensando en el otro, mientras gemían su nombre. Tuvieron muchas de esas ocasiones en donde tenían un sueño húmedo y terminaban en el baño.

Eran un par de pervertidos. Ellos no sabían eso del uno a otro.

Topaban sus miradas y luego se avergonzaban. Eso era lo que pasaba en la habitación de Midorima. Su madre no se encontraba, estaban solos sin ninguna interrupción, pero lo malo era el ambiente que había. No estaban preparados para eso, se trataban de convencer por el miedo.

Midorima en la noche estuvo investigando un montón de cosas para que su primera vez con Takao no sea tan imperfecta.

—Shin-chan... No deberías dejarme con las ganas. Vamos, solo asume la responsabilidad, soy tuyo después de todo —animó Takao, alzando su manos.

¡¡Feliz cumpleaños, Shin-chan!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora