CAPITULO 24: EL AMOR QUE AL FIN HE DE ACEPTAR

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El celular de Lena brillaba y vibraba a cada momento, su novio había despertado con la sorpresa de encontrarse solo en su casa; la pelirroja mientras tanto estaba en su habitación analizando todo lo ocurrido, si bien era cierto que aún tenía rastros de placer no le bastaba, sentía que necesitaba satisfacerse pero pensando en Sash no lo iba a lograr; la pelirroja caminó lentamente hacia su computadora esperando a que el proceso de encendido finalizara, acto seguido se levantó rápidamente para poner el seguro en su puerta lo que menos quería en esos momentos eran interrupciones inesperadas, rápidamente movió el mouse hacia una carpeta muy escondida abriendo así el contenido de ésta que era ni más ni menos que la foto de Julia sin ropa; Lena estaba absorta observando aquella imagen recordaba que fue fácil eliminarla de su celular pero al tratar de deshacerse de ella definitivamente no pudo y había decidido esconderla como un archivo secreto, suspiró y observó su mano como si tuviera vida propia la bajó y la introdujo dentro de su ropa interior, comenzó a hacer movimientos en forma de círculos intensificando el movimiento de sus dedos en su clítoris.

-Ahh- Suspiró la pelirroja en un pequeño gemido ahogado utilizando su dedo índice y anular para abrir sus labios y dar más espacio- Mmm Julia.

Sus ojos se concentraron a mirar en la imagen los pequeños pero bien formados pechos de la pelinegra, y rápidamente uso su otra mano para tocar para tocar uno de sus senos.

-Ahhhh, maldición ¿Cómo se sentirá que me toques Julia? Quiero que me toques, quiero ser tuya demonios ¿Cómo sería tener tus labios allá abajo?- Mencionó Lena agitándose cada vez más.

Y sin pensarlos dos veces movió sus dedos frenética y descontroladamente dentro de ella las imágenes de Julia mentalmente tocándola la excitaban cada vez más imaginaba que ella estaba allí disfrutando su cuerpo.

-¡Vólkova!... ¡Vólkova! ... ¡Julia!, ¡Agh!- Se dejó caer finalmente la pelirroja recargándose aún más en su silla con su respiración entrecortada- Eso fue maravilloso, pero sería más maravilloso aún si ella lo hubiera hecho conmigo; con un carajo me gusta Julia Vólkova, lo peor es que la deseo, la deseo más que a mi propio novio.

Lena se sentía frustrada y confundida acerca de lo que debía hacer, ahora sabía que Julia le gustaba y no precisamente como una amiga pero aún no estaba segura de sentir hacia ella "amor" ya que la pelinegra y ella rara vez tocaban el tema acerca de su relación, aquellas dudas la atormentaban sin duda, necesitaba despejarse así que se cambió para poder salir a caminar.

-Mamá, papá- Saludó la pelirroja a sus padres dirigiéndose a la salida.

-¿A dónde vas Lena?- Preguntó Sergey- Deberías quedarte a desayunar algo.

-Descuida papá, saldré a caminar un poco.

-Está bien sólo no tardes y por favor abróchate bien ese abrigo, recuerda ya estamos en invierno y no quiero que vuelvas a contraer un resfriado.

La pelirroja sólo decidió emprender camino en línea recta, iba dando paso por paso de manera constante, de momentos dirigía su vista hacia abajo y notaba como la carretera estaba llena de hojas color café, el otoño estaba finalizando para dar comienzo al invierno.

-Invierno- Mencionó Lena mientras salía humo de su boca a causa del frío- Esta navidad será diferente a las demás y todo por culpa de no tener ordenados mis sentimientos, no quiero hacerle daño a Sash no merece tanto pero mi felicidad no se encuentra con él si no en alguien más y eso significa herirlo, no tiene caso, me estreso demasiado por estos temas de las relaciones personales.

Lena siguió caminando hasta que comenzaba a sentir el dolor de sus piernas, lo mejor sería descansar por el momento sin haberse dado cuenta había llegado a una zona concurrida de niños, en sus ojos podía ver como los jóvenes se divertían en los columpios y resbaladillas de esa área de recreación infantil, aunque también había parejas tomadas de la mano y muy felices paseándose por el lugar; la pelirroja tomó asiento en una banca dejando caer su cuerpo completamente y sin querer se sentó encima de una bolsa de mano.

Del Chantaje al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora