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Nuestros padres, nos ensañan a cómo vivir, pero no nos enseñan a cómo sobrevivir sin ellos a nuestro lado, sin su protección, apoyo, consejos, e incluso sin sus regaños.

En el momento que les perdemos sentimos que este mundo nos absorbe cada año, día, hora, minuto y segundo. Llegamos al punto de no saber dónde estamos ubicados. Pero el impulso que en ocasiones funciona, es recordar lo enseñado y aplicarlo. Porque lo mínimo es mucho y mucho es poco.

Nuestros padres, son la base y nosotros elegimos cómo será el resto. Las decisiones son importantes y son nuestras. Nuestros errores son enseñanzas. El dolor incentivo para el futuro. Las caídas una nueva oportunidad para empezar. Y la nostalgia nos hace volver a la realidad.

InconclusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora