Mientras miro por la ventana que tengo en mi lugar de trabajo, pienso en lo mucho que ha cambiado mi vida. Recuerdo cuando tenía cuatro años o seis años, mi padre sabía que amaba los caballos, conoció alguien que cuidaba caballos. Un domingo me despertó temprano y me llevo a un lugar que no conocía, entramos y vi varios establos, eran unos hermosos y grandes caballos, me presento a su amigo y me llevaron a un gran espacio en donde los caballos estaban corriendo o solo comiendo, me subieron en un caballo negro, casi me caigo.
Di varias vueltas, me sentía insegura, pero respire y tome valor. La primera decisión que recuerdo haber tomado, la que era, ser valiente y disfrutar el momento. Pasaron los años y seguí, me entrenaron para competir, pero siempre sucedía algo que lo impedía, conocí personas que me prestaron sus caballos para practicar. Pero siempre montaba el primero que me dio la experiencia más increíble, la primera vez que me sentí y creí invencible.
Cada domingo iba con mi padre, pero luego todo se complicó en mí, dejamos de ir, me entere que el primer caballo que monte murió, llore, tenía doce años, murió el día de mi cumpleaños. Claramente a los animales no le hacen funerales, pero recibí la llamada de la dueña del caballo, me pidió vernos, acepte y me sorprendí al ver una urna, dentro estaban sus cenizas, fue un golpe más duro, ver la realidad. La acompañe a dejar ir las cenizas en un pequeño río, me conto que ese caballo se lo había comprado su esposo.
Lo último que le quedo de él, le conté que gracias a el conocí la experiencia de ser invencible, ella río y negó, no lo entendí, pero se fue dejándome a la espera de mi padre. Un mes después supe que había muerto la señora, me dejo una carta en la que me contaba un poco de su vida, pero lo que recuerdo fue una frase que uso "No te dio la valentía, te dio el valor de creer en ti". Se refería al caballo, porque sin él no me hubiese sentido invencible en ese momento.
Siempre preferí la soledad desde pequeña, no es para menos, porque nací escuchando con un solo oído, un riñón pequeño y un posible problema cardiaco, gracias a esto sufre muchas molestias por parte de mis compañeros, fui excluida, pero no me atrevía a contárselo a mis padres, porque sabía que para ellos ya era muy difícil tenerme como hija, siendo defectuosa. Así me decían, me lo creí y lo sufrí, pero lo supere o eso creo.
Recuerdo mi felicidad, mis lágrimas y mis aventuras, quizá el valor lo hubiese encontrado en otro momento a esa edad, pero agradezco haberlo encontrado en él, porque para mí los caballos son lealtad, fidelidad, confianza, amor, valentía, valor, fuerza, indomabilidad, paciencia, y sobre todo, son mi primera decisión, la que no quiero y tampoco voy a olvidar. La vida sigue, mi fortaleza no fue una persona, fue un animal, pero para mí no es un animal, es el primer afecto que tuve hacia alguien más que no fuese mi familia.
Quiero pensar que, la fuerza nació de ambos. Porque aunque está muerto es y fue mi compañero, e incluso mi confidente. Por siempre y para siempre, Ágape, mi fuerza, lealtad, cariño e indomabilidad. Gracias por ser lo que fuiste, puede que sea extraño escribirle a un caballo, pero para mí fue más que un caballo, fue mi amigo.

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Inconcluso
RandomInconcluso. Escritos que solamente son frases o palabras que terminan por contar una historia, oculta tras la historia. -"Y es que para escribir del amor, tienes que estar enamorado o con el corazón roto, y no se cuál de las dos es peor" Esto es...