¡¿Cómo es que había terminado ahí, en un estúpido pueblo abandonado lleno de analfabetas y rodeado de vacas?! Claro, Howard era la respuesta a eso.
Tone había sido castigada por participar en carreras clandestinas con chicos universitarios. Howard enloqueció al enterarse y al muy bastardo se le ocurrió la brillante idea de mandarle lejos por una temporada. Al menos eso confirmaba el hecho de que el viejo no le quisiera cerca.
Ocho horas antes.
Conforme avanzaban, Tone miró los edificios ir desapareciendo de su panorama para convertirse en infinitos valles verdes que relucían con la luz del sol. A lo lejos, de vez en cuando se podían ver algunos tractores rondar por los terrenos de siembra y también animales pastando tranquilamente en las grandes extensiones de terreno.
El camino fue largo y la castaña se permitió dormir por un tiempo antes de sentir cómo un brusco movimiento la despertaba.
Se asomó por la ventanilla, tallando con su puño uno de sus ojos. una vez despejada, Tone observó con desdén el gigantesco letrero de "Bienvenida" en color verde con letras blancas y grandes que resaltaban como una maldita broma. "Villa Rosales." hasta el nombre sonaba ridículo mencionarlo. Viró los ojos y se centró en el frente.
-¿Cuanto falta, Jarvis? -Dijo la castaña con fastidio, asomándose por en medio de los asientos delanteros, ya que ella iba en la parte de atrás.
Jarvis sonrió mientras le miraba por el espejo retrovisor.
-Tranquila, joven Stark. Falta poco.
-Has dicho lo mismo desde que salimos. -Replicó la menor tirándose hacia atrás en el asiento y cruzando los brazos.
Y bueno, lo cierto es que ya no tuvo que esperar más. Las primeras casas campiranas de colores pasteles y bonitos jardines quedaron a la vista, las mujeres regando plantas, algunos niños correteando por las callecitas empedradas. Pero l parecer su destino estaba en otro sitio. Tone no sabía si sentirse agobiada; salieron de paso por un camino de terraceria, alejándose de la pequeña civilización.
-Ahm, ¿Jarvis?-Dijo dudosa.-El pueblo está atrás.
Jarvis simplemente sonrió inocente, mientras el auto avanzaba sacudiéndose por los baches, haciendo que Tone chistara y maldijera entre dientes.
Actualmente
Y así fue como llegó a un lugar en el fin del mundo dónde un montón de animales de granja le recibieron.
El lugar era bonito, sí. Pero ¿qué esperaba, Howard? ¿Qué empezara a hablar con las piedras? ¿O se hiciera amiga de las gallinas? No había absolutamente nada, ¡era una casa de dos pisos en medio de la nada!-Bien, señorita Stark. Aquí se nos acaba el camino. -Dijo Jarvis con voz animada. El mayordomo pensaba solamente en que se trataba de unas vacaciones y en lo relajado que se sentiría al estar lejos de la ciudad y sin estar cumpliendo los caprichos de sus adinerados jefes.
Tone bajó del auto. Hizo una mueca al ver como el polvo se adhería a sus relucientes zapatos nuevos.-Esto apesta, Jarvis. Literalmente. -Exclamó. En el aire se podía apreciar levemente el clásico olor del campo, excremento de animales y cierta humedad.-¿Por qué no fuimos a la playa? Estaría bronceandome en estos momentos.
Jarvis, sin perder su buen humor bajó las maletas de la pequeña Stark, escuchando divertido las quejas de ella.
-El señor Stark fue muy específico. -El mayordomo arrastró las maletas hacia el porche de la elegante casa de campo de Howard. -Venga, la llevaré a su habitación.
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One Shots/Drabbles //MARVEL
FanfictionIdeas improvisadas, que obviamente llegan sin avisar.