Ghost III

139 12 0
                                    

—¿Puedes sentir?—Preguntó Tony un día cualquiera mientras veía a Motoko colgar de esa máquina que había hecho para ella y su mantenimiento. Algunos cables se conectaban a su nuca y otros a sus brazos y piernas, lo cual le confería un aspecto andrógino, imposible de ignorar.

Motoko parpadeó varias veces, ajustando la mira de su mirada robótica y sus varias funciones.

—No—musitó ella—, mi cuerpo es sintético, no puedo...

—Me refiero a—interrumpió el genio con un gesto incómodo—... Me refiero a si puedes tener sentimientos como nosotros los humanos.

La Major meditó un momento sobre eso. Podía rememorar su tiempo cuando fue incluida en la sección 9 para formar parte de un equipo de soldados, luego de haberse acostumbrado a no sentir su cuerpo. Su cerebro siguió enviando señales, pero no había un cuerpo con células receptoras que pudiera hacerla sentir dolor o un toque. Había sido espeluznante en un principio, y después, había sido agobiante. Había una enorme sensación de vacío en su sistema, como si la hubieran drenado para implantar un ser en ese cuerpo sintético, muy diferente a ella. No, no podía sentir mucho. O al menos así lo fue hasta que comenzó a ocurrir una serie de asesinatos que tenían demasiado que ver con ella y su pasado.

—Tengo un ghost—respondió—, sé que puedo pensar por mi cuenta y que puedo dudar en algunas ocasiones sobre lo que hago.

Tony la miró con confusión.

—¿Puedes enojarte?

Mira hizo un ligero movimiento como si se estremeciera, y luego aquellos cables como serpiente que se adherían a ella se despegaron de su cuerpo y cayó pesadamente sobre el suelo sin siquiera chistar o doblarse un poco.

—Sí, puedo molestarme—dijo al tiempo que se acercaba al genio hasta quedar a solo un palmo de su rostro.

Tony ya estaba acostumbrado a que ella invadiera su espacio personal de esa manera tan repentina. Miró atentamente el rostro inexpresivo, quedando completamente prendado de el como siempre.

—¿Estás molesta conmigo?

Algo pareció brillar en lo profundo de los ojos de Motoko. Confusión, tal vez.

—¿Por qué habría de estarlo?

Tony se encogió de hombros.

—Al principio te ignoré y no quise ayudarte aún cuando sé que soy un genio—explicó.

Motoko recorrió lentamente el rostro ajeno mientras pensaba una buena respuesta para hacer entender a Tony que no podría estar enojada con él. Alzó su mano y la colocó sobre la mejilla del genio, la cual acarició lentamente. Por un momento, sintió un desesperado anhelo de poder palpar realmente esa piel.

—Estás en todo tu derecho de negarte a ofrecer tu ayuda cuando quieras—dijo ella de manera comprensiva—, además, estabas pasando por algo muy difícil en ese entonces.

Tony se sintió descolocado ante la paciencia y comprensión con la que ella expresaba sus pensamientos. No tenía duda de sus palabras. Tony podía creer en ellas. Su corazón latió de una manera extraña, haciéndolo sentir demasiado bien. Sonrió levemente y luego negó. Tony tomó la mano ajena que seguía en su rostro y la acercó a su boca para dejar un pequeño beso en el dorso.

Motoko estaba segura que de haber sido humana, habría sentido su piel erizarse  ante el contacto con esos labios. El deseo de poder sentir se hizo más fuerte, así que, anhelante del contacto se inclinó sorpresivamente hacia el frente y chocó sus labios con los del moreno.

Tony quiso llorar como nunca antes. Quiso llorar por la profunda tristeza que se clavó en su pecho al saber que ella no podía sentir físicamente. Quiso gritar de rabia por saber que ella parecía desear tanto como él aquel contacto pero que no eran capaz de concretar. Porque ella no podía sentir. Cerró sus ojos y entonces, un par de lágrimas escaparon de ellos.

One Shots/Drabbles //MARVELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora