Capítulo 25

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Después de dos semanas seguía sin hablar con Jacob.

Seguía sin poder decir la verdad de una vez por todas.

De decirle que ya no quería estar más con él.

Y que quería a otra persona, a Ross.

Justo ahora nos encontrábamos de viaje, en Londres.

Solo nosotros dos, juntos.

Le había dicho a Jacob que una de mis primas lejanas me había invitado a su casa, aquí en Londres, a pasar unos días con ella.

No sabía como, pero se lo había creído.

Llevábamos tres días de viaje, desde el miércoles, y regresábamos el lunes por la mañana.

Habíamos recorrido y conocido ya varios lugares de la ciudad.

Y yo no podía sentirme más feliz y plena.

Desperté al sentir un pequeño rayo de luz, que entraba por las cortinas de la habitación, dándome en la cara.

Me moví un poco, y noté el brazo de Ross descansando sobre mi cintura, abrazándome.

Lancé un suspiro e intenté moverme sin despertar a Ross, pero fue imposible.

Me abrazó, apretándome contra su cuerpo desnudo por debajo de las sábanas.

Sonreí al sentir como me dejaba besos desde mi hombro hasta mi cuello.

Besó el lóbulo de mi oreja y sentí su respiración en mi cuello.

-Buenos días, hermosa.- Me dijo de repente, con voz ronca.

Sonreí y tomé su mano, la llevé a mi boca y deposité un beso en ella.

Se movió, colocándose encima de mi y dándome un poco más de espacio para moverme en la cama.

Dejó caer un poco de su peso en mí sin lastimarme.

Me sonrió y dejó varios besos en todo mi rostro hasta bajar a mi cuello.

Lo miré con una sonrisa en mis labios y lo besé de repente.

Me siguió el beso varios minutos, hasta que sentí como empezaba a faltarme el aire.

Bajó sus manos a mi cintura, acariciándola con cuidado.

Mi respiración empezaba a agitarse entre cada beso y caricia que pasaba.

Rodee el cuello de Ross con mis brazos y acaricié su cabello lentamente.

-Eres perfecta. De verdad que me encantas.- Me dijo sonriendo.

Sentí mariposas en el estómago y sonreí yo también.

-Me encantas aún más Ross.- Me mordí el labio y me tomó por las caderas en ese momento.

Me acomodó bien sobre las almohadas y me abrió las piernas.

-¿Me dejas hacerte el amor?- Me dijo sonriendo mientras me besaba.

-Claro.- Le dije, mordiendo su labio mientras él pasaba mis piernas por detrás de su cadera.

Ross me besó nuevamente, mostrando algo de desesperación por tenerme.

Pero esta vez sentí algo distinto, algo más íntimo.

Desde las últimas veces que lo hacíamos lo notaba diferente.

Miré su abdomen marcado, como subía y baja al mismo tiempo que la respiración agitada de Ross.

VENGANZA // Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora