Capítulo 28

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Pasó una semana desde la última vez que había visto a Ross.

Las cosas con Jacob en casa estaban bastante difíciles.

Peleábamos a todas horas y yo prefería dormir en la sala o en la tina que con él.

Estaba a punto de explotar y de decirle lo mucho que lo odiaba.

Que amaba a Ross y que iba a estar con él, le gustara a quien lo gustara.

Había estado a punto de escupirle la verdad pero me contuve.

Jacob se había ido temprano a una audiencia, no tenía idea de a que hora regresaría.

Y tampoco me importaba.

Decidí quedarme en casa a descansar.

Tenía bastantes cosas en la cabeza y no me sentía con ánimos de hacer nada.

Me levanté y me duche, para después bajar a desayunar algo.

Decidí ver alguna serie en la televisión, sentada en la sala, comiendo un poco de cereal.

Sonó el timbre y me levanté con algo de fastidio.

Abrí la puerta, quedándome perpleja.

-Hola.- Me dijo Ross sonriéndome.

Sonreí un poco yo también y lo dejé pasar.

Sabía que no debía de estar aquí, pues Jacob podría llegar en cualquier momento.

-No aguante más, necesitaba verte y no me importa lo que me hayas pedido.

Me besó de repente, apenas y había cerrado la puerta.

-Jacob puede llegar Ross.- Le dije interrumpiendo el beso.

Me miró riendo.

-¿Y de verdad te importa?- Me preguntó alzando las cejas.

Sonreí y negué con la cabeza.

Me lancé a besarlo también y bajó sus manos por toda mi espalda, hasta tocar mi cintura.

Acaricié sus mejillas y jalé un poco su cabello después.

Sentí que me faltaba el aire.

-Te extrañaba.- Me dijo sonriendo.

Le dije que se callara y siguiera.

Me cargó de repente y subió las escaleras conmigo.

Caminamos después sin soltarnos ni parar de besarnos y llegamos hasta la habitación.

Cerré la puerta aventándola mientras Ross me sacaba la playera que llevaba.

-Te amo, te amo.- Me dijo de repente y lo miré sonriendo.

-Te amo más.- Le jalé el labio con los dientes y soltó un pequeño queijdo.

Me cargó y se sentó en la cama, obviamente yo permaneciendo arriba de él.

Pasé mis piernas a sus lados, rodeando sus piernas y su cadera.

Me tomó con fuerza de las caderas y besó mi cuello.

La intensidad de los besos y caricias iba aumentando cada vez más.

Dejó una marca en mi cuello mientras me besaba.

Me levanté un instante para deshacerme de mis jeans.

Los dejé en el piso tirados y Ross se deshizo de los suyos también.

Volví a sentarme sobre él segundos después y acaricié su cuello con las yemas de mis dedos.

-¿Ya te dije que eres perfecta?- Me dijo mientras nos besábamos.

VENGANZA // Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora