Capítulo 23

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Quería quedarme.

No quería regresar a casa, no quería ir con Jacob.

Ya no podía fingir lo mucho que necesitaba Ross en mi vida.

Clavé mis uñas en su espalda, las arrastré hacia abajo.

Eché la cabeza hacia atrás mientras Ross.

Me volteó de repente y me colocó encima de él.

Con fuerza, di un sentón sobre él. Me movía encima de él, al compás en que el movía sus caderas para profundizar las embestidas.

Era la segunda vez en la noche que lo hacíamos, y estaba segura que no íbamos a parar.

No quería dejarlo ir, quería quedarme aquí en Colorado con él.

-Mierda, me encantas.- Me dijo gimiendo al oído.

Su voz ronca me erizaba la piel y me daba escalofríos.

Pidió que me moviera un poco más, y así lo hice.

Mordió el lóbulo de mi oreja después, dejándome con una sensación bastante rara y buena de satisfacción.

Seguí encima de él, haciendo lo que él me pedía.

Mientras tanto, Ross acariciaba mi espalda y me besaba el mentón y la boca con desesperación y fuerza.

Jadee un poco al sentirme cansada y me cambió el lugar, pidiéndome que me volteara.

Descansé mis rodillas sobre la cama y coloqué la palma de mis manos boca abajo.

Ross tenía una increíble vista de mi trasero y toda mi espalda en esa posición.

Escuché que gimió y segundos después volví a tenerlo dentro.

Acarició mi espalda y yo gemí contra las cobijas.

-Maldición, estas tan estrecha.- Me dijo y jaló mi cabello de repente.

Lo tomó con fuerza haciendo que me levantara un poco.

Me besó el cuello y volvió a voltearme, se recostó sobre mí, sin dejar caer su peso encima para no aplastarme.

Me separó las piernas de nuevo y las pasó detrás de sus caderas para después seguir bombeando contras mis paredes.

Me retorcí de placer mientras seguía y él observaba todo con una sonrisa de satisfacción.

De repente nos besamos con fuerza y Ross jadeo mientras daba sus últimas embestidas.

-Oh, Noah.- Gimió mi nombre mientras abría la boca y dejaba salir un jadeo.

Gemí al sentirlo llegar y segundos después me vine también.

Ross me miró completamente satisfecha y cansada y me besó de nuevo.

No paró de besarme, le correspondí, y pasee mi lengua por toda su boca.

No quería volver, ya no quería.

Quería quedarme y ser feliz con Ross aquí, sin importar nada.

Estaba completamente enamorada de él.

[...]

Bajé del auto de Ross.

Me ayudó con las maletas y las dejó en la acera, frente a la cafetería.

-Hablaré con Kaylee, lo prometo, tranquila.- Me dijo en voz baja sonriéndome.

Miré a Michelle, quien veía desde adentro de la cafetería por el cristal de la puerta.

VENGANZA // Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora