Capitulo 1

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Towers es considerado el centro de rehabilitación a trastornos mentales más grande en Londres, puesto que poseía dos inmensos edificios de 5 pisos, ambas torres conectadas entre sí, a su alrededor todo parecía ser realmente tranquilo, estaba en medio de la nada, casi treinta minutos de la ciudad y todo aquel que trabaja debe de ser lo mejor de mejor en el área de medicina y psiquiatría.

Cerca de ahí, había un comité universitario encargado en un área medicinal muy bueno, entre sus alumnados destacaba sin duda la señorita _______ Fern Cred, quien dentro de muy poco estaría como enfermera de apoyo en Towers.

La noche estaba realmente helada, no había nieve pero entre todas las respiraciones que los doctores hacían a cada paso _______ pensó que esos fantasmitas blancos en sus alientos podrían llegar a caer y ser nieve de verdad.

—La recepción es de las partes más frías señorita Cred, me disculpo por no arreglar la calefacción.

Decía el director de la institución con voz tiesa a pesar de una tener una sonrisa (muy rara por cierto) en su rostro, mientras ella se abotonaba los últimos botones de su grueso abrigo. —No hay problema. Oh y puede llamarme ______ o Fern, no hay ningún problema con ambos.

—Fer entonces...— Ella estaba a punto de replicar la falta de N en su nombre pero el Director comenzó a caminar y no le quedo de otra que seguirlo por los pasillos. La luz de los faros era de un tono casi amarillo lo que no hacía que el lugar se viera muy moderno de noche, daba un ligero toque antiguo a las paredes blancas, asomándose por las ventanas de algunos cuartos no miro pacientes, si no doctores y enfermeras de casi su misma de edad, deberían estar por los veintitantos. —Aquí como en todas las torres, es donde guardan cosas en caso de ser necesario los del turno nocturno. — Fer no respondió nada solo esperaba llegar piso a piso sin haberse desmayado o echado a llorar en el menor de los casos, cuando entro a estudiar medicina y psicología no se había hecho a la idea de que su excelente desempeño podría llevarla a trabajar en un manicomio, nunca le habían gustado esos hospitales realmente, eran lo bastante tétricos como para darle pesadillas durante la noche, pero mírenla ahí, caminando a un paso firme sin titubear, quizá sus miedos podrían quitarse tratando con quienes tienen miedo también, pero a fin de cuentas la razón de verdad era que se había hecho médica para salvar a las personas y eso también podría hacerlo desde Towers. Un piso tras otro los casos de los casos iban de mal en peor.

—El último piso tiene a las personas con las que nadie quiere encontrarse.

Ella lo sabía, había escuchado historias, no solo de Towers si no de otros hospitales, era un secreto a voces que los enfermos mentales eran tratados de mala manera, mucho era dicho acerca de los numerosos casos que albergaban en Towers, la mayoría de los crimínales sentenciados por demencia daban a parar en hospitales como esos y había otros tantos casos que, aún que no eran criminales, ya eran muertos en vida terminando de igual forma en lugares como esos.

Había personas lloriqueando y meciéndose mientras estaban en el suelo, algunas gritando y siendo rápidamente atendidos por doctores o enfermeras siendo inyectados con alguna medicina, otros en camisa de fuerza, Fern trago saliva con fuerza, estaría muy mal decir que no quería estar en esa área, había una sensación bastante cruel dentro de ella junto con un pensamiento que prefiero dejar de lado.

—Nuestro más reciente ingreso es Laim Payne. Llego el once de marzo y desde su llegada tenemos nuevas normas.

No más tarjeras de seguridad, ahora todo era por ADN, cuatro cerrojos en las puertas y 5 oficiales a la entrada del pasillo, su cuarto no tenía ventas, salvo la de la puerta que estaba enrejada y aun así era un pequeño cuadrado, suficiente para que poner la parte central de la cara.

—Once de marzo? Hace una semana de eso.

El director no respondió, dio un paso, abrió la ventana pequeña.

—Es un criminal, acusado de asesinato de primer grado a nueve personas, su familia entre ellas.
Lo primero que vio cuando el director se hizo a un lado fue a un chico sentado al fondo de la habitación mirando fijamente la puerta, la acción de la ventanilla abriéndose atrajo la mirada a los ojos de Fern, los ojos de aquel chico (porque era joven) empezaron a tomar vida, había fuego en sus orbes café miel adornando su cara se formaba una gran sonrisa sarcástica. —Tenía todas las pruebas para ir a pena de muerte pero al final pareció ser demencia. Sin embargo escapo hace unos días así que ahora es vigilado en su totalidad. — Realmente Fer estaba escuchando todo muy alejado, ese chico era distinto, muy diferente a todos, la seguía mirando sin parpadear y parecía burlarse. —No tiene que hacerse cargo de esta área señorita Cred.

Observo por primera vez la habitación, podía sentir el frio y el vacío en el que ahora se encontraba ese chico, todo tan quieto, ni la menor brisa llegaba a pasar, eso era seguro, era tan hueco y gris, paredes de hierro y solo una dura cama en la nadie querría dormir. De pronto el chico se puso de pie, Fer noto como sus manos estaban atadas pero su lento caminar fue lo que la hizo casi retroceder, se detuvo a una distancia prudente y a la vez suficientemente cerca para poder apreciar su cuerpo y rostro en su totalidad. Cualquiera esperaría que un asesino con demencia fuera alguien con los dientes amarillentos, barbas grasientas y ropas con cierta salpicadura de sangre, alguien que con solo mirarlo diera miedo y no era el caso, el era alto y fuerte, tenía barba, sí, pero no era grasienta y tenía unas perlas perfectas en esa sonrisa maniática, sin embargo la salpicadura de sangre si estaba ahí y sus brillantes ojos no decían otra cosa que no fuese odio y Fer no entendía como podía llegar a tener cierta belleza, quizá la loca era ella. El chico se remojo los labios e inclinándose un poco dije perfectamente audible.

—Bienvenida al manicomio doctora Cred.

Mental Hospital |Liam payne y tu| TERMINADA #Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora