Una flor en el desierto

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Lo recuerdo, lo recuerdo muy bien. Palabras, unas cuantas solamente, las mismas que antaño habían sido usadas en mi contra: 'Lo siento' 'todo estará bien' 'nada cambiará' 'no pienso ni pensaré diferente de ti' 'eres una buena persona' 'déjalo ya' 'ríndete con eso' [...] al final, todo resultó ser distinto al verdadero significado que dichas palabras otorgaban a la realidad. 

¿Cómo sentirme? no puedo describir un sentimiento en concreto; el hecho de saber que han sido las mismas palabras, ni una más ni una menos, aquellas que fueron usadas hace ya un par de años, me rompe el alma. No soy una persona que juzga, no soy quién ni tengo el derecho para hacerlo, sin embargo debo admitir que, después de tanto tiempo que ha pasado, aún son palabras que hieren el corazón.

Creo en el amor y en la bondad, tenlo por seguro, pero ¿hasta qué punto es bueno creer? en la bondad, siempre he creído y no dejaré de hacerlo, creo firmemente que todo ser humano por muy malo que sea, tiene una pizca de bondad en su corazón, pero en el amor... ¿será cierto todo lo qué se dice acerca de él? no lo sé con seguridad. Puedo decir, que he llegado a experimentar sensaciones y emociones que nunca antes había sentido, en mi pecho, en mi corazón e incluso en mi cabeza, abordando mis pensamientos y mis sueños durante largas noches por ciertos lapsos de tiempo. Cuando veo por la calle extraños o algunas personas que conozco, compartiendo cariño afectivo con su pareja sentimental, recuerdo una no tan vieja canción de Enjambre llamada 'dulce soledad', en la cual una parte de su letra dice lo siguiente: 'Y observo que la gente está acompañada, intercambiando sonrisas, palabras y miradas; se divierten, se entretienen, se enamoran, lo sé, a todos veo y nadie me ve', siendo esta la realidad que encuentro cada vez que pongo un pie en la calle.

Quizá no sea la persona que todos quisieran tener a su lado, quizá ni siquiera sea para mi el compartir con alguien el largo camino que queda por recorrer, pero oye ¿no es lindo todas esas cosas qué dicen acerca del cariño qué otra persona siente por ti, qué realmente lo siente? es eso lo que más anhelo sentir, creo que es una sensación indescriptible. Aunque hay un problema en todo esto, y creo que es el que más problemas me da valga la redundancia. El herir y el lastimar, porque a final de cuentas siempre saldré perdiendo yo. No me gusta ver a la gente mal, triste, decaída, creo que son personas maravillosas y no deberían sentirse así, aunque la situación sea extremadamente grave o ligeramente leve, deben sonreír siempre. Ahora imagina que siendo yo alguien que no le gusta encontrarse en esta situación, ser la persona que lastime a la otra y además me lastime a mi mismo ¿por qué? porque gracias a mi alguien está sufriendo, es un doble castigo para mi. Es un temor muy grande que ronda en mi cabeza cada vez que lo pienso, puedo decir abiertamente, que he vivido dichas situaciones, no de la manera que lo piensas —porque es algo que me reservo para mi—. Definitivamente es una situación que no quisiera vivir, aunque aquí viene un pero importante.

Mi última visita al psicólogo me demostró una situación la cual yo creía nula, que nunca iba a suceder, algo que no iba a pasarme a mi. El dolor y el sufrimiento es algo inevitable, tanto causarlo como padecerlo, es algo de lo más humano. Fueron esas las palabras de Güini, la última persona con la que hablé del tema. Le creo, pues es una persona con gran carácter y mucha sabiduría, ya lleva más de 7 años en su campo, pero no estoy de acuerdo en un pequeño aspecto, causar dolor. Sí, suena totalmente imposible, pero ¿en verdad es imposible? hacerlo conllevaría ir en contra de mis principios, porque no causar dolor significaría perder la esencia que me caracteriza por el bienestar de una persona (¡OJO! no digo que mis ideales sean los de un neo nazi del kukuxklan) y que por ende, no salga lastimada de esta situación en la que nos encontramos. Hubo muchas cosas que me propuso, como visitar un nuevo terapeuta, dado que él es mi amigo y por norma general de la psicología no es conveniente atender casos de personas entabladas a tu círculo social, puesto que impide una buena labor del psicólogo al no poder tomar las medidas necesarias para actuar. Sin embargo, desconfío. No en él, definitivamente no, pero si en lo que me pueda esperar. 

Hace unos cuantos meses —diría que ya ha pasado un año, pero no estoy completamente seguro— me topé con una bella flor en el desierto, muy bella de hecho, hasta ahora estaba floreciendo. Dicha flor trajo consigo algo diferente, muy diferente; rompía lo normal y lo cotidiano, traía un aroma distinto, mostraba que era la única flor firme y hermosa en ese desierto, un desierto que hoy en día se encuentra muy lejos de casa. Pocas veces he podido ver dicha flor, pues es una flor muy reservada, ¿quién lo diría, no? una flor ocultando su belleza natural, única en su especie. Cuando podía, le regaba con palabras de cariño y sabiduría, se veía aún más hermosa... un precioso Narciso, el más bonito que mis ojos hayan visto, le puse así, Narciso, por su peculiar letra 'N'. Nunca creí que una flor fuese tan bonita, desde la raíz, pasando del tallo hasta sus pétalos, e inclusive, todo lo que pensaba e imaginaba de la vida. Hubiese querido cambiar solamente una cosa al haberle regado por última vez, y fue haber dicho lo que esa flor en mi tanto causaba, como mi cabeza se alborotaba, como mi corazón casi siempre estallaba, porque de no haber sido así, las cosas no hubiesen sido como lo son ahora, y yo tendría una bella flor que encontré en un lejano desierto plantada en mi humilde y pequeño jardín.


Los relatos de un león vegetarnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora