Quatre

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—te veo muy feliz, Jin.
—oh, Tae. Es porque estoy feliz.
—¿ah, sí? ¿Por qué?
—simplemente.
—oí que trabajarás horas extra.
—así es.
—¿se puede saber?
—estoy ahorrando.
—¿en serio? ¿Que harás con el dinero?
—me iré a París.
—¿París?
—París.

Jin se quedaría dos horas más en su trabajo para poder ganar más dinero en su trabajo y poder llevar a Iseul a París.
No se lo diría a ella, sería una sorpresa. Calculó y saldría de su trabajo a tiempo para ir a verla. Llegaría dos horas antes de lo que lo hacía y saldría a tiempo para la noche.
Estaba emocionado, apenas conocía a esa chica y ya le atraía.

—Jin.—Namjoon llamó su atención—. Yang te quiere en su oficina.

Jin caminó a la oficina de su jefe. No sabía lo que quería, pero probablemente discutirían sobre las horas extra de Jin.

—¿puedo pasar?
—por favor. Toma asiento, Jin.
—¿para que me necesitaba?
—bueno, no se si lo esperabas. Pero iba a hablarte de tus horas extra.
—de hecho sí lo esperaba.
—bien, entonces comienzo.
—por favor.
—son ₩ 29 781.15 más por hora extra. Ya habíamos hecho papeleo de esto y acordamos todo. Pero me faltaba preguntar. ¿Realmente necesitas el dinero? ¿Para que lo usarás?
—señor...
—Jin, los dos sabemos que la paga aquí es buena y que lo que ahora menos necesitas es dinero. Tus gastos no exigen mucho y tiene bastante. ¿Para que necesitas el dinero?
—es una meta, señor. Quiero viajar a un lugar y me gastaré mucho. Necesito ahorrar más y por eso necesito el dinero de las horas extras.
—es una chica, ¿cierto?
—¿perdón?—Jin se ruborizó.
—yo te entiendo, Jin. No hay problema. Lleva a tu chica de viaje. En dos semanas se te pagará.
—¿de verdad?
—claro.
—¡muchas gracias, de verdad! ¡No le voy a fallar! Estoy seguro que...
—Jin.
—eh...sí, señor.
—toma una foto de su sonrisa cuando se entere. Muéstrame que la hiciste sonreír.
—sí, señor. Gracias.

Jin hizo una reverencia leve y después salió de la oficina de su jefe.

—¿como te fue?
—en dos semanas me paga. ¡Estoy feliz, Nam! ¡Muy feliz!

Sus dos horas extras se comenzarían a contar a partir del siguiente día, esa tarde Jin salía temprano. Subió a su auto, se puso su suéter rosa y arrancó el auto.
En diez minutos estaba en frente de Yellow. Bajó del auto y entró a la cafetería. Solo había dos mesas ocupadas. Se sentó en la mesa de siempre y de la cortina que daba a la cocina salió Iseul.
La chica fijó su vista en Jin e inmediatamente sonrió. Volvió a la cocina y después de unos minutos salió de nuevo con una taza en las manos. Dejó la taza en frente de Jin.

—dame un segundo, cuando se vayan las mesas que quedan podremos hablar.

Jin esperó paciente a Iseul y cuando las mesas se desocuparon y nada más quedaba él, la chica salió de la cocina y se sentó en frente de él.

—¿cómo estás?
—bien. Más feliz que nunca.
—¿se puede saber?
—no. Es un secreto—posicionó su dedo entre sus labios.
—oh. ¿Te fue bien en el trabajo?
—sí, algo así. Luego lo sabrás. Por cierto. ¿Cuanto tienes ahorrado para tu sueño?
—no recuerdo. Aún me falta una gran cantidad de dinero. Y eso es solo para los boletos de avión. No se cuanto más necesitaré para el hospedaje y los museos. Estoy comenzando a darme por vencida.
—¡no!
—¿que?
—no te des por vencida. No te rindas. Escucha, no dejaré de venir a este lugar y gastar aquí hasta que tú vayas a París. Así que o vas a París o vas a París.
—que lindo, Jin. Muchas gracias. No me rendiré.
—así se habla.

Yellow | K.sjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora