Yellow | K.sj

Quinze

—te llevo a casa—dijo Jin a un lado de Iseul.

Ella en respuesta solo sonrió y asintió levemente con la cabeza. Acababa de voltear el letrero de 'Abierto' a 'Cerrado' en la puerta de la cafetería. Guardó las llaves del establecimiento en el bolsillo de su pantalón y buscó en su bolso el de su apartamento. Entró junto con Jin a su auto y el castaño condujo hasta su departamento conforme Iseul le señaló las calles.

Iseul bajó del auto una vez estuvo en frente del edifico y se despidió de Jin con un ligero movimiento de mano y Jin se alejó lentamente en su auto. Iseul suspiró y entró al edifico, subió las escaleras hasta su piso y sacó las llaves de su apartamento, abrió y encendió la luz. Como hace dos días, Jae estaba sentado en una silla en frente de la barra de la cocina dándole la espalda a la puerta.

—mierda, otra vez tú—Iseul se quejó y dejó caer sus hombros molesta.
—buenas noches, Iseul—Jae volteó en la silla hacia la chica.—. ¿Cómo has estado?
—ya, ¿que quieres?—Iseul se cruzó de brazos.
—¿no te quedó claro lo que te pasaría si seguías viendo al marica ese?—alzó una ceja.
—viene todos los días a mi trabajo, ¿cómo quieres que no lo vea? Sigue siendo un cliente—se encogió de hombros. Caminó hacia el sofá casi a un lado de la puerta y dejó encima su bolso. Pasó de largo de Jae y fue a su habitación, se quitó los zapatos y volvió a la cocina por un vaso de agua descalza.
—no me refería a eso—dijo Jae después de que Iseul regresara.
—oh, sigues ahí.—dijo Iseul sirviéndose agua en un vaso. El rostro de Jae tomó cierto semblante serio y un poco molesto.—. Yo veo a quien se me de la gana, Jae.—tomó del vaso y lo dejó sobre la barra de la cocina, hizo ademán de regresar a su habitación.

Jae se levantó rápidamente de la silla y caminó hacia Iseul. Con una mano sostuvo fuertemente su brazo deteniéndola y antes de que Iseul pudiera reaccionar, su otra mano pasó descaradamente por su mejilla izquierda dejándola roja por el golpe. Jae abofeteó a Iseul.

Iseul miró a Jae anonadada. Atónita por lo que acababa de pasar. La última vez que la golpeó se convenció a sí misma de que fue accidentalmente y él realmente no quiso hacerlo. Esta vez estaba molesta por lo descarada que había sido su acción.

Iseul solo alcanzó a tocar su mejilla izquierda con su mano. Sin poder creer que Jae la había golpeado de nuevo. Los ojos se le llenaban de lágrimas y el roce de su mano con su mejilla ardía. Por su parte, Jae no mostraba ninguna emoción de remordimiento, se veía molesto y su semblante delataba gusto de haber hecho lo que hizo.

—¿que acaso te gusta que te golpeen?—preguntó Jae con la mandíbula apretada. Iseul analizó la mirada de Jae, esos ojos molestos y su mandíbula marcada. El semblante enojado que mostraba y se preguntaba si ese era el chico que estuvo ahí para ella cuando lo necesitó.—. Te diré algo y espero que que te quede claro—Iseul miró con miedo aquellos ojos oscuros que la penetraban—, haz lo que quieras con ese tipo, pero que quede claro que tú sigues siendo mi esposa y la boda sigue en pie. Te guste o no, princesa—Jae apretó más el brazo de Iseul y esta mordió el interior de su boca para evitar soltar sonidos de dolor—. Esta semana escoge el vestido y piensa a quien invitarás, porque el próximo viernes será la boda. ¿Entendiste?—preguntó enojado. Iseul asintió repetidas veces con la cabeza.—Bien—soltó el brazo de Iseul y caminó hacia la puerta. Cerró detrás de él.

Iseul pudo saborear un poco de sangre dentro de su boca por la mordida que se dio para no soltar quejas. Su brazo estaba rojo por el agarre de Jae y ni hablé de su mejilla. Su mano pasó lentamente por esta y por la cabeza de Iseul todavía rondaba el momento en que Jae tatuó su mano en su mejilla.

Procedió a sacar un poco de hielo de la nevera y lo puso sobre su mejilla. Se sentó en una silla de la barra de la cocina y lloró silenciosamente mientras pasaba lentamente el hielo por su mejilla. De nuevo sentía esa sensación de impotencia. Ya no solo estaba triste sino que también estaba enojada.

Cuando el hielo se hizo agua, secó sus manos con una servilleta y caminó hacia su habitación. Se recostó sobre la cama y ahí siguió llorando en silencio hasta que cayó rendida en el sueño.

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Una parte del capítulo se borró y la cólera me consumió.
Si el capítulo les sabe desabrido es porque cuando lo volví a escribir ya no fue con los mismos ingredientes que al principio.
Perdón.
Recen por mí y mi salud mental.
Estoy que hecho humo
:D

Chayo ♥️

-Sof🌻