Yellow | K.sj

Sept

Jin no durmió de nuevo. Cuando lo hizo faltaba media hora para poder irse a su trabajo. Estaba mal, él quería sus horas extra y su jefe no se las daría a menos que Jin se recuperara y pudiera dormir.

No estuvieron tan pesadas sus horas de trabajo. No habían casos nuevos ni ningún caso por seguir. Nada de nada. Jin aprovechó todo esto y se fue a la sala de copias vieja. Ese lugar ya casi nadie iba, funcionaba también como bodega, se acomodó en una esquina y se durmió. Cuando despertó, miró su reloj y le faltaba una hora para irse. Sonrió para sí mismo y se levantó. Salió de la sala de copias y se fue a su oficina.

—Jin—le dio un pequeño golpe en el hombro.
—¿que pasa, Tae?
—tenemos un nuevo caso. Lo veremos mañana. Y, por ahora vámonos.
—pero falta una hora—dice mirando su reloj.
—pero hoy salimos temprano.
—¿por qué?
—órdenes de Yang, tú no preguntes y disfruta de la salida temprana.

Jin se encogió de hombros y salió junto con Taehyung hacia su auto.

—¿te llevo a la estación?—preguntó mirando el camino.
—me gustaría ir a ese lugar al que tanto veneras.
—¿quieres ir a Yellow?
—sí.
—creí que no te daba buena espina.
—no me la da. Pero quiero ir. Si tú vas, ¿por qué yo no?
—bueno, como quieras. Solo no mires a la mesera.

Jin mira a Taehyung por la rejilla del ojo y este le mira con una sonrisa con un poco de picardía. Jin se estaciona unas calles antes de Yellow y se pone su suéter rosado.

—¿nunca te quitas ese suéter?
—no.

Ambos entran al lugar. Taehyung explora cada detalle de la cafetería, a cada cliente, cada alimento. Jin se sienta en su mesa y le indica a Taehyung que se siente en frente de él.

—¿por qué te gusta tanto? No creí que este fuera tu estilo.
—la verdad no se que me llamó la atención.
—será la mesera.
—calla, no es solo por ella.—le da un pequeño golpe sonrojado.
—¡ah, ah, ah! No es solo por ella. O sea que sí es por ella pero pero hay algo más. ¿Que más escondes, Jin?
—no escondo nada. Trato de ayudarla. Me agrada.
—¿ayudarla con que? No creo que solo te agrade.
—tiene una meta y le ayudo a cumplirla. ¿Y que si no solo me agrada?

Taehyung miró fijamente a Jin por un rato. Entrecerró los ojos y parpadeó varías veces tratando de examinar las expresiones de Jin.

—estás enamorado—dijo después de un rato.
—¿que?
—sí, mírate. Vienes todos los días, sabes sus metas, la ayudas, trabajas horas extras. Son muchas cosas, Jin. Solo una mujer es capaz de manipular a un hombre así.
—está bien, sí. Me gusta. He querido ocultarlo pero no se puede.
—bien, y hablando de ella. ¿Donde está la susodicha?
—ah, no lo sé.

Jin se levantó y fue a otra mesa de personas que venían seguido. Preguntó por Iseul.

—no ha venido. Dice su jefe que no está desde la mañana.

Jin se encogió de hombros. Dio las gracias y volvió a sentarse.

—me dijo que no se había presentado desde la mañana.
—uf, ¿que habrá pasado?
—no lo sé, pero comienza a preocuparme.

Jin y Taehyung siguieron esperando. Otra mesera les sirvió sus bebidas y postres. A Tae le había gustado la comida. y el ambiente.
Afuera comenzaba a llover. El disco de vinilo en el tocadiscos terminó, la cafetería estaba en silencio. El sonido de la campanilla de la puerta sonó. Todos voltearon a ver quien entró y para sorpresa de muchos, Iseul estaba ahí. Cubría la mitad de su cara con su mano y la otra casi no se veía ya que su cabello lo tapaba y tenía la cabeza gacha.

—buenas noches, disculpen la tardanza.

Hizo una reverencia y caminó hacia la cocina. La gente aplaudía su llegada, era la empleada estrella de ese lugar, sin embargo Iseul no hizo caso a los aplausos de las personas. Todos siguieron en lo suyo una vez Iseul entró a la cocina. Jin miró a Taehyung con el ceño fruncido y miró la cortina que daba a la cocina.
De adentro se oían gritos, hablaban en voz alta. Se cayeron unas ollas y otros utensilios haciendo ruido en todo el lugar.

—sentimos las molestias,—el jefe de Iseul salió de la cortina—pero debemos cerrar ya. Buenas noches.

La gente comenzó a irse, no replicarían nada. Jin no quería hacerlo. Jin quería esperar a Iseul y saber que le había pasado.

—Hyung, yo ya me voy. Te veo mañana. Buena suerte con tu chica.

Jin se despidió deTae con un movimiento de mano. Esperó a que Iseul saliera, pero no lo hizo. Su jefe salió en su lugar.

—¿que no oíste? Vete, está cerrado.
—espero a Iseul.
—ella no saldrá. Vete.

«¡no puedes correrlo!» se podía escuchar del otro lado de la cortina. «¡yo me voy con él!». Jin estaba saliendo de la cafetería cuando su voz lo detuvo.

—¡Jin, espera!