Dix-Huit

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Era el día de la boda.

La madre y la hermana de Jae fueron a casa de Iseul y le ayudaron a ponerse el vestido, maquillarse y arreglarse el pelo. Sus ojos no tenían brillo, y ninguna expresión en general. Lo pudieron notar los familiares de Jae, pero a ella no le importaba.

Cuando ella estuvo lista y la camioneta que pasaría por ella y la llevaría a la iglesia llegó, sujetó sin ayuda su vestido y entró en el vehículo. Mientras avanzaba, Iseul observaba el día afuera de la camioneta. El Sol hacía su aparición, siendo lo único que iluminaba sus ojos.

Cuando la camioneta llegó a la iglesia, Iseul pudo observar cómo muchas personas iban a entrando, todas ellas vestidas elegantemente, las mujeres con vestidos muy hermosos y los hombres con sacos caros.

Asomó su cabeza por la ventana y pudo ver que Jae ya estaba esperando en el altar. El padre había dicho que la novia tenía que entrar a la iglesia con alguien de su familia, que no podía ser de la familia de Jae, por lo que Iseul invitó a la persona más discreta que conocía, alguien que sabía que no iba a decir nada a nadie sobre la boda a menos que alguien preguntara. Min Yoongi.

Pudo ver cómo  su negro coche se estacionó en el jardín de la iglesia y salió de él vestido con traje. Iseul suspiró y salió de la camioneta, tomó su vestido y caminó hacia Yoongi.

—Iseul, qué linda estás.—comentó cuando la chica se acercó a él, entrelazaron brazos y caminaron juntos.—. La madre de Jae te supo tapar el moretón de tu ojo. Y encima usó sombra morada para disimular.—se quejó—. Sabes que no apruebo esto, ¿verdad?
—yo tampoco, Yoongi.—Yoongi suspiró.
—¿a qué hora llega ese chico? No quiero escuchar toda la misa.
—cierto, olvidé que eres alérgico a la religión.
—no tanto así, es aburrido. No me gusta.
—Iseul suspiró—. No lo sé, Yoongi.

En ese momento las puertas de la iglesia se abrieron más para poder recibir a la novia, Yoongi miraba serio y sin expresión a la familia de Jae, un tanto disgustado y con ganas de pasar enseñando su hermoso dedo medio. Iseul intentaba mostrarse lo más etérea posible.

YoonGi caminó junto con Iseul hasta llegar al altar, ahí soltó su brazo del suyo y se acercó para abrazar a su amiga.

—suerte.

Iseul le regaló una pequeña sonrisa y tomó lugar a un lado de Jae. La misa comenzó.


[....]



—mierda, ya es tarde—maldijo Jin estacionando su auto en el jardín de la iglesia y saliendo de él.

Dentro de la iglesia, Iseul miraba de reojo al pelinegro y Yoongi solamente miraba su reloj con ansias, cuando Iseul fijaba su mirada en él, Yoongi simplemente daba toques insistentes al cristal del reloj y hacía un gesto con su mano preguntando por Jin. Iseul suspiraba y devolvía su vista al frente.

—así que, Iseul, ¿aceptas a Jae como tu esposo para cuidarlo, amarlo y respetarlo por el resto de tu vida. En la salud y en la enfermedad, en la riqueza y la pobreza?

Una pequeña palabra era lo único que circulaba dentro de la cabeza de Iseul, podría ser algo insignificante en otra situación, pero sumamente importante en esta. ¿Por el resto de su vida? ¿Pasarlo con Jae? ¿Amarlo y respetarlo?

Si le hubieran preguntado todo eso en otro momento y contexto, habría dicho un claro 'No'. Pero como la situación no lo ameritaba, con un hilo de voz, lleno de miedo, tristeza e impotencia dijo:

—sí....acepto.

Iseul se arrepintió mil millones de veces en un segundo por haber dicho 'sí'. Su ceño se frunció ligeramente y Jae desvió su mirada, fingiendo no darse cuenta de ello.

—bien, si alguien se interpone en la unión de estos dos, que hable ahora o calle para siempre.







Silencio.







Nadie dijo una sola palabra. No pudo oírse ni el ligero alego de una mosca. Nada. YoonGi miró preocupado a Iseul en el altar y después desvió su mirada. No quería ver.

"¿Dónde estás, Kim?"

Resonaba dentro de la cabeza de Iseul. Jae miró a la chica a su lado preocupado y después suspiró, después de todo no había llegado. Iseul inhaló profundo para poder escuchar las siguientes palabras del padre, palabras que la condenarían de por vida.

—entonces, yo los declaro marido y...

Justo en el momento más inesperado. El último segundo. La puerta de la iglesia se abre con la patada del chico. Iseul suelta el aire que inhaló profundamente. YoonGi se voltea instantáneamente con una única esperanza de que sea quien él cree. El padre se altera. Y Jae, sin ver la escena, suspira rendido ante la idea de casarse con Iseul.

—lo siento, pero...—dijo Jin caminando con toda seguridad por el pasillo de la iglesia hacia el altar—, la novia sólo es prestada.—tomó el brazo de Iseul—. Sigue siendo mía.

Yellow | K.sjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora