Two years ago.

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Mayo 2016, Soria España.

Apuré mi paso a la vez que apretaba el vaso plástico con café que acabo de comprar. El sol de Soria se mostraba alto y resplandeciente, haciendo una combinación perfecta con el aire calido y perfecto para una mañana primaveral. Me sentía desbordar de bueno humor.
Acomodé el cinto sobre la cintura del vestido azul y ajusté la correa de la cartera. Sin notarlo crucé a paso ligero por una calle en reparación, y por poco el tacón de mis zapatos queda trabado en un bache.
Dos cuadras más tarde me encontraba cruzando las puertas de cristal del edificio de Oficinas en la calle principal.
Saludé a Tara, la recepcionista y me dirigí al ascensor, en cuanto las puertas se cierran pulsé el botón numero siete y esperé a que este me llevará mientras apoyo mi espalda contra la pared metálica.
La puertas se abrieron en segundos, salí y caminé más tranquila a la oficina central, con puerta y ventana de cristal, en la que se pintaba una línea superior con mi nombre.
Entré siendo consciente de que había un hombre esperándome sentado en la silla frente a mi escritorio, dándome la espalda.

—Disculpe la tardanza, señor ...—me disculpé. Dejé el bolso sobre la mesa y quité de el las carpetas con los nuevos diseños de portada. 

—La recepcionista me dejó pasar, ha dicho que la espere aquí —noté su acento estadounidense, intentando fingir un muy mal español. A demás de que su voz me pareció de lejos, familiar. Alcé la mirada, buscando ponerle rostro a la voz familiar.
Jadeé al reconocerlo.

—¿Qué haces aquí? —pregunté confundida pero con una sonrisa en el rostro. Aun sin recibir respuesta me incliné sobre la mesa rectangular y lo abracé cuando se levanto de la silla.

—Fuí a casa de tus padres, pero me dijeron que estarías aquí.  ¡Mirate! —exclamó. Nos movimos quitando el escrito de en medio, él me giró sobre mis talones. —¿Cómo llegaste a usar tacones y vestido sin morir en el intento? —preguntó.

—Logan, acabas de llegar. No me molestes. ¿Vale? —enarqué un ceja, él sonrió.

—Bien. ¿Desayunaste? —miré disimuladamente el vaso de café oculto detrás del bolso y negué.

—Dejame avisar a Kate. Hay una cafetería cerca —comenté. Él asintió y me acompañó fuera de la oficina.

Entré a la segunda puerta a la derecha dejando a Logan fuera, Katherine dió un brinco enderezandoce de sobre la mesa donde había estado apoyada. Varias fotografías se desparramaban sobre la mesa rodeando una cartulina blanca vacía.
El estudio era él cuarto más grande de los tres que ocupaban el piso número siete.

—Iré por un café con un viejo amigo, ¿Quieres venir? —pregunté cortezmente.

—¿Y qué haría yo entre tú y tú viejo amigo? —contestó ironicamente. —Ve, pero quiero que me traigas un café, y a la vuelta hay unas fotos que debes ver.

—Claro, en una hora me tienes aquí.

—¡Qué el café este caliente! —gritó para que pudiera oírla aun cuando había cerrado la puerta.

—Ya podemos irnos, tengo una hora —le dije a Logan después de darle una señal para que me siguiera dentro del ascensor.

—¿Vas a explicarme cómo es que acabaste.. aquí? —preguntó mientras nos dirigíamos a la planta baja.

—Sí.

Sonreí y lo miré. No había cambiado mucho, de hecho estábamos igual que la última vez que lo vi. Con el cabello más corto, si, y Quizas los rasgos más definidos. A simple vista parecía más grande y maduro, pero nada más, sus ojos aun tenían ese azul oceanico y la imagen dulce predominaba sus facciones. Llevaba jeans negros, algo más ajustados a los que me tenía acostumbrada, una camisa de cuello bajo en color gris mate y sobre está una chaqueta de gabardina negra, y cómo no, sus converse blancas. Volví a sonreír.

Still the One.  [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora