Soy la mitad de un corazón, sin ti.
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—Me han pagado por toda la noche, y creo justo seguir cantando algunas baladas para los amantes que aun nos acompañan, ¿Qué dicen?
Todos los presentes virotearon y gritaron de acuerdo. El pelirrojo ajusto un pedal y comenzó a tocar la guitarra.
—Bien, no es muy romántica, pero sé que la conocen... —murmuró.
—Eres solo un pequeño bulto no nacido, en cuatro meses saldrás a la vida, seguro sacarás mi cabello, pero tendrás los ojos de tú madre.
Santa mierda. Lo que me faltaba.
No quería volver al salón, donde todo era fiesta, pero había vuelto y allí estaba oyendo a Ed Sheeran cantar una canción que, al menos a mi me mataba por dentro. Me removí en la silla donde estaba sentada, pero no hice nada para aliviar el dolor, solo me quedé allí.
El pelirrojo que ahora sabia, era el cantante de la canción con la que me había undido en españa, seguía cantando, y su voz era tan dulce y melodiosa y yo me encontraba tan rota, pero las lágrimas no cedian.
Sentí un peso en mis hombros, por sobre el psicológico y volteé encontrándome con los ojos de Sam.
Sus ojos marrones preguntaron y los míos respondieron. No hubo palabras, porqué joder, nosotras realmente nos entendíamos. Sam le dio una mirada a Letty quién prácticamente corrió hacía nosotras con Ashton detrás.
—¡No hagas eso! —grité con la voz entrecortada. Letty renuncio a ser Dama, pero se presentó en la fiesta. Llevaba un hermoso vestido rosa, y mostraba orgullosa su pequeño vientre.
—Lo siento. ¿Qué sucede? —le preguntó a Sam y no sabría decir que le dijo esta, pero rápidamente le ordenó a Ashton que me cargase.
Ashton era rubio, desaliñeado y un completo chico rockero. Pero algo sobre sus hermosos ojos claros hacía que enseguida notes el porqué Letty lo amaba. Tenía una mirada celestial y pasifica, parecida a Niall, y a la vez tan distinta.
Me dejé cargar, aun tenia los ojos nublados, más no había llorado.
Ashton me dejó dentro del carro de Harry, y Sam les dijo que le avisaran al ruloso que ella se había marchado, pero que lo hicieran solo cuando este preguntase, porqué de otro modo, iría tras nosotras para ver que sucedía.
Sam cogió el volante y condujo lo mejor que pudo, teniendo en cuenta que iba a una velocidad moderadamente alta, que no tenía carnet aun y que iba rezando por que ningún policía apareciese.
Yo estaba tumbada en el asiento, vagando entre lo irreal y lo falso, el mundo de los sueños y está porqueria a la que llamamos tierra. Consciente de que dios no existía y si existía al menos, no para mí.
Sam dio un freno brusco, tanto que hasta avance hacía delante, se disculpo de inmediato y me ayudo a bajar, más bien me bajó ella sola, porqué entre el horrible vestido que reamente amaba, y la voz de aquel pelirrojo susurrando en mi mente, apenas si era consciente de las cosas. If you not inside me, I'll put my future on you.
No quería entrar en la casona, pero de todos modos no era allí donde Sam me había llevado.
Las luces de mi casa estaban apagadas y la puerta cerrada. Sam buscó una copia de la llave donde sabía que la encontraría, junto al foquito de luz sobre el techo de la entrada y abrió la puerta.
Me llevó abrazada, de esa forma en las que abrazan a los abuelos en un asilo de ansianos, o cogen a los enfermos en un hospital psiquiátrico, y aun así no me molestó.