Still the One. [Terminada]

Poniéndonos al día.

Me desperté sintiendo frío y vacío el lado derecho de la cama, no me molestaría despertar así, si no fuese porqué sabía que la noche anterior, aquel lugar había estado ocupado.

Salí de la cama en dirección al baño de mi habitación, después de la rutina mañanera diaria, alcé mi cabello en una coleta alta y salí de allí.

En pijama -un bahiano en tonos grises y una camiseta tres cuartos en color negro- bajé las escaleras fui directo a la cocina, donde estaba segura, estarían mis dos inquilinos gratuitos.

En cuanto pase el umbral de la cocina, me senté en la mesa y tomé la humeante taza de café que me esperaba frente a mi. Logan estaba a mi izquierda con su café entre las manos y Kate frente a mi, con su vaso térmico que despedia olor a chocolate. Ambos me miraban.

Carraspeé —Buenos días.

—Buen día — Logan me respondió con un beso en mi mejilla y volvió a su lugar.

Miré a Kate, que bebía en silencio. —¿¡Qué!? Si dormimos juntas —sonrió y no pude replicarle porqué si era cierto.

En realidad no me incomodaba dormir con Logan, pero su caballerosidad abrumadora y asumiendo que lo nuestro recién comenzaba, decidió darme mi espacio, delegando su posición a la que fue la habitación de mis padres, dejándome en mi cuarto con la pesadilla de patadas ninjas a la que conocí cómo Kate.

Bebí más de mi café. —Bien, ¿Cuáles son los planes de hoy? —pregunté.

—Vas a acompañarme a un lugar —comento Kate sin mirarme. No había interrogación en su oración, era una orden.

—Bien, creo que no tengo otra....

—No, no la tienes —me interrumpió.

—, cómo decía, ¿Tú qué harás Logan?

Él sonrió mostrando su blanca dentadura, tenía que ser actor, —Iré con Luke. Ya sabes... —dejó el tema ahí y la cocina se sumió en un silencio que solo era interrumpido por los bruscos sorbos que los tres dábamos a nuestras bebidas.

Desde ayer, cuando volvimos del almuerzo en la casona de los Adams, ninguno habló sobre lo sucedido ayer, Logan lo guardo todo y se dedicó a que me concentrara en alguna otra cosa, aunque, claro que no pude -y es que nadie puede- escapar a las frasecillas de Kate, o esos bocados que tiraba al aire, queriendo saber más sobre la pequeña reunión que tuve con Gemma y las otras damas, o la corta e incómoda charla con Zayn.

De lo último, Logan se había enterado por mi amiga, -puesto que él suponía que yo había dejado el vicio por el tabaco hace tiempo lo había intentado, si, cuando salía con él, pero luego volví a por el, sintiendo que solo la nicotina podía relajarme- y claro, Katherine y su rabia contenida a Zayn no podían cerrar sus bocazas y logró que se le escapara un:

«Logan, cuida a tu chica. Ese negro me da mala espina»

Y ahí estaba yo, casi ahogandome con la comida china que habíamos pedido. Logan no había dicho nada. Y pronto cambiamos de tema.

—Cambiate, en media hora nos tenemos que ir —me despabiló Katherine. Asentí y de un trago bebí lo que me quedaba en la taza, me puse de pie y salí de la cocina rumbo a las escaleras, otra vez.

Me vestí rápido, sin ganas de rebuscar mucho en la maleta, tomé una de las últimas modas de ropa que había guardado, tampoco es que supiera a donde iría. Busqué en el closet uno de mis viejos abrigos y el conjunto completo de invierno -guantes, bufanda y gorro- antes de volver a bajar.

Katherine se levantó de la mesa con parsimonia mientras me colocaba los guantes negros, buscó

el saco de polar que había dejado en la sala la noche anterior y se lo puso, del bolsillo de este sacó los guantes y se pasó un gorro rojo por su despeinadamente arreglado cabello rubio. Termine de abrigarme y me sorprendió sentir las manos de Logan en mi cintura.