1: Mañana.

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Despierto de un profundo sueños sentándome tranquilamente en nuestra cama, observando a el infinito en un zapato que estaba posicionado de forma aleatoria en el suelo.

—¿Qué haces? —Pregunta con voz ronca la persona que me quita el aliento todos los días.
Sus ojos soñolientos me observan fijamente al girarme para darle la cara.

—Pensando en cosas sin sentido...—Murmuro voz mañanera de todos los días.

Él me mira, regalándome una pequeña sonrisa pícara adivinando sus intenciones.

—Y ¿Por qué no mejor piensas en cosas mientras te quito los sentidos? —Su invitación sexual para nada sutil me hace reír en lo bajo mientras agarra mi cadera para aprisionarme en la cama. —¿Qué tal si tomamos un mañanero? —Susurra aún más grave que al despertar.

Me encojo de hombros mientras muerdo mi labio inferior.
Él sonríe mientras presiona su erección mañanera entre mis delgadas bragas y siento la humedad que se forma cuando empieza a frotar mientras reparte besos húmedos por mi cuello y pechos. Los cuales acaricia como si fueran lo mejor que ha tocado, presiona, y frota con delicadeza mis pezones con sus gruesos dedos obligándome a soltar jadeos a medida que sube la temperatura.

—¿Quieres hacer un pequeño juego de rol? —Dice mientras la fricción de su miembro es reemplazada por sus dedos, estos mueven mis bragas a un lado y los introduce lentamente mientas que su pulgar comienza hacer maravillas con mi clítoris.

Jadeo afirmando.

Su sonrisa no tarda en aparecer nuevamente.

—¿Quieres que Daddy te lo haga más fuerte? —Susurra en mi oreja mientras aumente la velocidad de sus dedos. Mis caderas empiezan a restregarse contra él de forma desesperada. Lo necesito en mi interior.

Asiento a su petición, pero se detiene soltando su faceta dominante en la cama.

—Dime con tu boca, muñeca. Suelta esas exquisitas palabras que me gustan escuchar. — Su boca comienza a trazar con roces un camino hasta mi cuello donde muerde la carne de mi cuello de esa forma dan delicada y deliciosa que me vuelve loca.

—Por favor, Daddy. —Por fin suelto la súplica. Él sonríe en mi cuello y sus dedos paran un momento para ser reemplazado por su duro pene que se introduce salvajemente en mi interior.

—Esa es mi chica. —Con eso comienza a dar unas fuertes embestidas. Siento como mis senos comienzan a rebotar por el choque, y como sus manos las toman para continuar acariciarlas para luego introducirlas en su boca.
Gimo cuando una de sus manos baja a mi trasero golpeando mientras gruñe excitado.

—Eres una buena niña...—Susurra al dar otro golpe.

—Daddy...—Jadeo al aire sintiendo otra fuerte embestida de su parte.

—Eso es...

Muerdo mi labio inferior apretando fuertemente mis ojos, estoy cerca de la cima.

—Daddy, estoy cerca...—Gimo mientras siento como las sensaciones cambian al bajar su mano en medio de ambos, donde su miembro se conecta con mi interior frotando ese sensible botón que confunde aún más mis sentidos. —No puedo aguantar más...—Jadeos entre gemidos intentando recuperar el aire que se pierda a medida que el movimiento de sus largos y gruesos dedos aumenta el festín.

Lo siento aún más cerca intentando consumirme completamente. Hago el intento de abrir los ojos para observar como Bill me regala una sonrisa de esas lujuriosas acompañada por una oscura mirada llena de pasión. Su imagen aumenta aún más los pasos para el precipicio, donde su cabello rubio oscuro está pegado a su rostro con rastros de sudor, el sonido de sus jadeos se escucha, aunque mantenga esa torcida sonrisa en su rostro, su cuerpo se menea en el vaivén que fricciona a ambos cuerpos a moverse a un compás placentero.

Él me enciende totalmente, cada mañana y cada noche que hacemos este tipo de cosa me dejen siempre con la misma sensación satisfecha. Estar con él o que me toque de por sí, me hace la persona más feliz en mi pequeño mundo.

Su pulgar presiona en mi hinchado centro junto con una última embestida que me lleva a saltar al precipicio.

Gimo con fuerza el apodo que a Bill le gusta escuchar en cama, mientras siento como mi cuerpo comienza a liberarse totalmente. Siento mis piernas temblar al recuperarme de tan maravilloso clímax. Recupero el aire y soy consciente de que él un no se ha corrido.

—Daddy, ¿Necesitas ayuda? —Susurro incorporándome en mi sitio.
Él asiente sonriendo.
Besa mis labios introduciendo su lengua, mientras toma mi mano y la baja hasta su miembro. Me tomo la molestia de sacarlo de dentro de mí, donde claramente está completamente húmedo por mi culpa.

Obligo a Bill a caer en la cama mientras me posiciono entre su cadera, aun recibo tan exquisito beso cuando mi mano comienza a trabajar en su duro miembro. Siento sus jadeos en mi boca cuando mi mano baja, suelta un gemido ronco mientras subo mi mano. Se pone totalmente tenso cuando mis paredes internas se une hacer fricción contra él.

Muerde mi labio inferior al soltar un ronco gruñido del interior de su garganta.

—¿Quieres que te la chupe, Daddy? —Murmuro contra sus labios.
Asiente cerrando los ojos con fuerza. Tira su cabeza hacia atrás intentando contener sus gemidos, lo que me hace aprovechar a quitarme en totalidad mis bragas.

Al hacer esta acción necesito mis manos, lo que obliga Bill a mirarme con el ceño fruncido.

—Las bragas son incomodas, Daddy. Están muy mojadas para tenerlas puestas...—Digo soltando un puchero. Él suspira tomando las bragas de mis manos.

—Continua, muñeca.

Obedezco y comienzo a besar su abdomen, bajando mis besos cada vez más a mi objetivo. Lamo, chupo y acaricio delicadamente con mis uñas cada rincón de su abdomen y caderas hasta llenar a su hinchado y duro miembro que me recibe con apetito. Lo tomo entre mis manos comenzando a masturbarlo mientras lamo su punta como si fuera un helado, donde su liquido se derrama por toda la longitud divirtiéndome como una la niña de papi que soy.
Al fin lo introduzco en mi boca comenzando a trabajar en sus bolas, hinchadas y cargadas de semen listo para derramar. Escucho lo difícil que se le hace mantenerse a raya mientras mi lengua acaricia su longitud y cabeza al comenzar hacer succión. Lo escucho gemir, gruñir y jadear desesperado.

—Muñeca, estoy a punto de llegar. Has llegar a Daddy...—Dice con dificultad. Mi boca se concentra en chupar la punta para atraer aún más su delicioso semen a mi boca. Mis manos masajean sus bolas, apretando con suavidad y dando caricias cortas con mis dedos.

Levanto mi mirada en su pecho donde sube y baja de forma trabajosa al estar cerca del límite.

Lamo, chupo y embisto con mi boca una última vez antes de que suelte un fuerte gruñido antes de que su semen comience a dispararse entre mi boca. Donde lo siento correr por mi garganta al tragármelo.

Me levanto de entre sus piernas y chupo mis dedos que aún conserva sus fluidos.

Él me regala una sonrisa y me invita a sentarme de nuevo en su cadera.

—du är en bra tjej (Eres una buena chica) —Dice en sueco para luego besarme de forma dulce la frente.

—Creo que me voy a dar una ducha. —Digo intentando separarme de su cuerpo.

Él me lo impide al tomarme por la cadera sentándome de nuevo encima. Se inclina y toma la camisa dejo en el suelo de la noche anterior donde nos aventuramos con otro juego de rol.
Me ayuda a ponérmela, manteniendo confusión en mi rostro.

—Así estas mejor. —Abraza mi cadera acercándome a su largo y delgado cuerpo de poste humano.

Suelto una risa besando levemente sus mejillas.

—Eres muy raro, Bill...

Una de sus manos llega hasta mi cabello, acariciando, luego hacia mis mejillas dándolo pequeños toques con su pulgar, todo esto sin dejar de mirarme con una sonrisa en su rostro.

—Lo sé, y aun así me amas así.

Me río apoyando mi frente contra la suya.—Por eso y un montón de cosas más, Te amo.

—También lo hago, cariño. Te amo.

Lo beso con dulzura antes de comenzar el día.

One Shot's: Bill Skarsgård.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora