One Shot's: Bill Skarsgård.

15: Viaje.

Hello, ahora si. He vuelto, y no se preocupen, tendré la continuación lo antes posible. ¡Disfruten!

Después de un arduo día de trabajo me fijo con cautela en el reloj virtual de mi computadora que dan claramente las 5:30 p.m. Inevitablemente una sonrisa brota de mis labios dejando que mi risa le acompañe.

Hoy empiezan mis esperadas vacaciones de pascua. Podré dormir como Dios manda, mientras subo calorías viendo mis series y películas favoritas... O, podría pasar las vacaciones con mi familia, ya que llevo demasiado tiempo sin darles señales de mi presencia. Sí, mi presencia, ya que de vida tienen la mayor parte de los días en semana por mis largas charlas con mamá sobre cómo me va en el trabajo.

Suspiro dándome cuenta que, a pocos pasos de mí, se encuentra la perdición en persona, observándome con una sonrisa arrogante. Ya pueden intuir quien es, si, mi jefe: Bill Skarsgård.

—¿Emocionada por sus vacaciones, señorita? —Pregunta con chulería.

Yo le sonrió con cinismo.

—Como no imagina, señor...—Empiezo a recoger mis cosas del escritorio. —Disfrutare todo lo que pueda sin tener su presencia a mis espaldas. Dormiré tanto, que los osos en días de invierno se quedan cortos.

Se estarán preguntando, ¿Por qué le hablas así? Es tu jefe, y yo les diré, "Si, lo es", pero hace algunos años compartimos clases en la Universidad, estuvimos varios semestres juntos y una pequeña amistad surgió, pero se vio desechada cuando "alguien" logró llegar al poder por una pequeña empresa a punto de quebrar y salvándola de su muerte, para así llamarla Skars Cop. Ese nombre resonó por todos los medios posibles, llevándose así el título de "Joven Genio", lo cual le subió demasiado el ego y terminó por dejarme de lado. Por cosas de la vida, termine trabajando para él, pero todo rastro de simpatía que tenía nuestra amistad se esfumó, y ahora lo trato como uno más de los molestos chicos arrogantes que conozco.

—Me alegra mucho saber eso, yo también tendré el gusto de poder descansar de una garrapata como tú...—Suelta una risa por su pequeño chiste. Internamente lo estoy ahorcando con su corbata. —Bueno, ten unas buenas vacaciones engordando y esas cosas.

Me da una última mirada analizando brevemente mi cuerpo con una sonrisa de burla para luego irse. Al momento de que cruza la puerta para dirigirse al ascensor doy un grito cargado de enojo, no sé cómo pude ser amiga de aquella lacra.

Respiro profundo y cuento hasta tres antes de retirarme del lugar, lo mejor será ir a pasar el tiempo con mi familia.

**

Luego de un arduo viaje de 6 horas, llegue al pueblo que me vio crecer, con sus bosques tan verdes y sus lagos tan azules como el cielo, finalmente respirando aire limpio fuera de la contaminación de la ciudad.

Salgo del auto estirando mi cuerpo entumecido, acaricio levemente mi trasero sintiendo como reaparecen luego de estar aplastado en el asiento. Tomo una bocanada de aire fresco.

—¡Piña! —Grita una voz familiar rompiendo al instante mi burbuja de libertad. No puede ser que esa mocosa este aquí. —Piña, ¿No me vas a saludar? —Pregunta la perra hipócrita. Logrando que una mueca llamada sonrisa se dibuje en mi rostro le doy la cara a la lacra número 2.

Me mira con sus horrendos ojos azules mientras sopla unos pequeños cabellos negros de su rostro. Me da una sonrisa de oreja a oreja. —Primita piña, te extrañe. Estuve preguntándole mucho a tía sobre tu paradero ¡Casi me saca los ojos con la cuchara! ¿Puedes creerlo? —Comienza hablar con gran velocidad, como si no existieran las pausas en su cerebro.