14: Trato.

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—¿Necesita algo más? —Pregunte con una sonrisa hacia la joven chica de cabello rizado.

—No gracias, con eso será suficiente. —Me devuelve la sonrisa. Asiento hacia su pedido empacando su café y el pequeño bollo dulce.

Me entrega el dinero y se despide. Continuo mi trabajo atendiendo a el próximo cliente.

Y así, trascurre el día hasta que el reloj anuncia las 7 p.m. para prepararnos para salir. Este ha sido un día como cualquier otro, con el mismo ritmo y sin ningún problema con los pedidos. Me siento totalmente satisfecha con el gran trabajo que hacemos últimamente, este ha sido el primer trabajo donde he durado más de 1 mes. Aparte, he aprendido demasiado sobre la cordialidad hacia los clientes por más molestos que sean.

Dejo que una sonrisa se dibuje en mi rostro mientras camino hacia la zona de empleados a por mis cosas. Me quito la bata y la gorra del uniforme sacando mi bolso negro del casillero.

—¿Un buen día? —Inquiere Ed, mi compañero de trabajo.

Asiento soltando un suspiro cansada.

—Últimamente son muy buenos, aparte he ganado un poco más de propina que el mes pasado.

Escucho como suelta una risa amistosa.

—Desde luego iba a ocurrir, has estado trabajando muy duro. Todo esfuerzo trae sus frutos ¿No? —Me encojo de hombros restándole importancia, últimamente todos me dicen lo mismo, y yo no puedo negarlo, tienen razón, pero aun siento que puedo dar más. Debo trabajar un poco más, soy un poco ambiciosa.

Luego de tomar mi mochila, me despido de Ed para comenzar a caminar hacia la parada de autobús que me deja a unas cuadras de mi casa.

Al comenzar a caminar hacia las pocas calles iluminadas siento como el aire frio golpea por mi rostro, y piernas, arrepintiéndome silenciosamente por no haber traído un cambio de ropa al uniforme. Dejo pasar el tema al dar un profundo respiro al aire de libertad que siempre he disfrutado luego de haberme ido de casa de mis padres. Es satisfactorio y bien merecido, porque gracias a sus pensamientos de enseñanza estricta hacia mí y mis hermanos, me encontré totalmente acorralada a vivir mi vida correctamente. Por eso, una y mil veces me vi como un corderito indefenso en medio del campo, sufriendo de estafas y de amores no correspondidos por el simple hecho de ser una inocente. Pero, no me rendí, luché un poco más y aprendí de esos errores, soy más confiada de mi misma y no me dejo manipular por cualquiera, y ahora tengo más claro con qué tipo de personas meterme...

Aunque a veces no está mal tener un poco de adrenalina.

Sonrió, recordando aquella noche que estuve con un caliente hombre de cabello rubio y de ojos claros. Esa fue mi mejor noche, sintiendo sus calientes toques por todo mi cuerpo mientras me llevaba a mas allá de la realidad con sus certeros movimientos de cadera. Muchos suspiros escaparon luego de esa noche, pero de todos modos sabía que no volvería a verlo. Ambos estuvimos de acuerdo con solo esa noche y quitarnos las ganas que teníamos hacia el otro.

Luego de eso se marchó para después todo ser mas amargo.

Llevaba alrededor de dos calles en el transcurso de mis abarrotados pensamientos, estaba a pocos pasos de la parada. Pronto estaría sentada en uno de los incomodos asientos ocupando mi cabeza con lo que podría hacer para cenar. Pero por mi propio descuido termino chocando con una chica.

—¡Ten más cuidado! —Me dice con claramente molestia.

—Lo lamento mucho...—Le digo. Ella fija su mirada en mí, un bonito color azul pinta el iris de sus ojos.

One Shot's: Bill Skarsgård.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora