7: Peligro.

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Voy avisando que esta no tendrá segunda parte. Lo siento.

Son más de a las 10 pm y me encuentro todavía de turno en el trabajo pagando horas extra. Esta hora de la noche es difícil y me da miedo, ya que, en este horario los maleantes y hombres peligrosos se acercan para pedir en la barra bebidas mientras se empeñan en hablar, escupir y fumar con sus compañeros o amigos.

Estoy limpiando vasos totalmente ajena a lo que un hombre calvo con barba dice mientras bebe de su cerveza.

—¡Oye preciosa! ¿Estas escuchando lo que estoy diciendo? —Suelta con su voz borracha agitando la jarra de cerveza en el mesón.

Lo ignoro, pero en el estado que está no se da cuenta y toma por afirmativo un pequeño asentimiento que doy de forma distraída.

Continúa soltando sandeces sin sentido alguno, pensando que le pongo atención. Empieza hablar sobre sus polvos, sus viajes en la carretera y su adicción por los refrescos de limón.

Ruedo los ojos cansada de su parloteo, así que decido retirarme sin dirigir palabra alguna.

Él reacciona instantáneamente mientras continuaba balbuceando.

—¿Por qué te vas? ¡Quiero que me escuches! —Grita enojado atestando con fuerza la jarra, por suerte no se rompe. Luego veo como intenta abalanzarse contra mí, así que doy unos pasos atrás dejando que la gravedad haga su trabajo. Al ver como cae de culo al suelo termino de limpiar.

Las risas no tardan en resonar, pero luego se detienen de golpe al escuchar como un nuevo cliente ingresa al lugar.

Sus botas resuenan en el suelo de madera en el incómodo silencio que se ha formado de repente, se escucha como usa un encendedor mientras continúa acercándose.

No levanto mi mirada en ningún momento.

—¿Podrías ponerme un Vodka? —Pregunta el hombre sentándose en la barra.

Asiento con la vista fija en mis manos y comienzo a prepararlo.

Al tenerlo listo se lo entrego fijándome por fin en su rostro. Mi corazón de acelera y mi cerebro comienza a enviar señales de advertencia a todo mi sistema nervioso. La mano me tiembla levemente con el vaso.

Él me mira con una sonrisa al tomar el vaso.

—Un gusto...—Toma un sorbo al separar el cigarrillo de sus labios. —Al parecer no necesito presentarme, con tu reacción ya me esta diciendo todo.

Trago saliva ignorando el hecho de que el criminal más peligroso de la ciudad esta sentando frente a mí bebiendo con tranquilidad. Me empeño en terminar mi labor.

—¿No eres muy habladora? —Inquiere apoyando sus brazos en la barra. Lo ignoro evitando todo posible contacto. —Sabes que es de mala educación no contestarle a alguien cuando te habla.

Continuo con la cabeza ocupada en otro sitio ignorando su presencia.

Escucho como su risa comienza a resonar mientras toma otro trago.

—Entiendo... Es tu trabajo solo atender, no socializar. —Comienza a golpear la barra de madera con un anillo. —Es una buena política del bar. Ocurren menos despidos.

Toma otro trago dejando con fuerza el vaso.

—Dame otro.

Acerco mi mano para tomar el vaso cuando mi muñeca se ve sostenida con su gran mano, de dedos fríos, palmas callosas y rastros de sangre seca.

One Shot's: Bill Skarsgård.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora