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Me levanté, recogí los tacones y subí las escaleras para bañarme y así poder concentrarme en otras cosas... Sabía que no podría dormir, quería hacerlo, pero tenía otras cosas qué hacer, además quería distraerme, así que me duché y me puse el mono de seda negro que casi siempre usaba de pijama.

Me quité los lentes de contacto y los cambié por mis lentes de secretaria, dato curioso sobre mí, tengo astigmatismo en 3 dioptrías... sí, estoy muy ciega, y siempre es mejor usar las gafas que los lentes. Encendí el computador y me dirigí a la bandeja de recibidos en el correo; Jenny, una de mis estudiantes, me escribía para saber si este año tendríamos cursos en la semana de receso... Lo pensé un momento, podría ganar un poco más de dinero... pero tenía lo suficiente para pagar los gastos de la casa, y sentía que necesitaba un tiempo solo para mí. Respondí que no; había otros tres mensajes iguales a ese y repetí la acción.

Continúe bajando por la bandeja y entonces lo vi...

"El núcleo central del DAES en materia de política forestal se complace en informar a la señorita Abigail Jaimes Guevara que su proyecto de protección y preservación de bosques ha sido aceptado (...) Requerimos su presencia Washington D.C durante la próxima primavera, para iniciar el plan de desarrollo del proyecto Green Eyes (...)"

Quería gritar, quería llorar, quería contarle a alguien... pero solo había una persona que en ese momento no era la indicada. Así que grité, lloré, salté sobre el colchón del somier, bailé y grité una vez más. Volví a leer la carta y volví a llorar... Respondí como pude y volví a celebrar.

No lo podía creer... Con los muchachos habíamos trabajado en este proyecto durante cinco años, desde que descubrí que los arboles alrededor de la casa podían ayudar a funcionamiento de toda la casa y, del mismo modo, la casa podía ayudar a la preservación del bosque. En la carta decía que necesitaban tres acudientes a la reunión en la próxima primavera, teníamos todo pago, solo debíamos preocuparnos por llegar con la disposición de explicar el proyecto por lo menos unas cien veces.

Esto merece una fiesta, pensé.

No conocía a nadie más que a Simon en la ciudad, siempre había sido la chica que vive en el bosque y rara vez se deja ver en un supermercado de la ciudad... Todo lo contario a Simon, seguro que, si no lo odiara en este momento, él me ayudaría a montar una enorme fiesta para celebrar las buenas nuevas.

Pensé por un momento... Algo hizo clic, había alguien, Sara, cada que la veía se despedía diciendo: Cuando me necesites, llámame. Así que eso hice:

- Ciao – contestó

- ¿Sara?

- ¿Abigail? – preguntó – parece que lloverán vacas del cielo – rio

- Hola... tengo algo muy importante que contar, y creí que podría contarte a ti...

- ¡Claro! Dime...

- Oh... es mejor, en persona.

Alrededor de una hora después, Sara celebraba junto a mí la buena noticia.

- ¿Lo sabe Simon?

- No... - respondí

- ¿Pelearon? Culpa del idiota ha de ser... pero bueno, ¿qué quieres hacer? ¿quieres salir a bailar? O...

- Quiero hacer una fiesta...

Los ojos de Sara brillaron.

- ¡No se diga más! Todos van a venir, vas a ver...

- No... no quiero que Simon se entere.

- Pero es tu mejor amigo... y mi hermano. – dijo incrédula

- Lo sé, pero no quiero verlo, ¿sí?

- Está bien... pero debes contarme luego ¿vale? – moví la cabeza de arriba abajo, mentí, pero no quería preocuparme por eso ahora – Ahora ve a ponerte guapa... bueno, más guapa. – rio

A B I G A I LWhere stories live. Discover now