8

203 5 0
                                    

- ¡Abigail! ¿Estás ahí?

Definitivamente era Simon. Bajé de la cama y me acerqué a la puerta, quité el seguro y abrí. Simon estaba parado frente a mí, estaba totalmente empapado y tenía la cara totalmente pálida.

Verlo ahí… De pie, en la puerta, con la cara pálida y una mueca entre pánico, ira y alivio al mismo tiempo, produjo en mí una sensación inquietante; en ese momento realmente me di cuenta de que, pese a todo, él estaría ahí para mi… y quizá él se sentía igual. Había pasado casi dos días enteros sintiendo ira por Simon solo porque me había dado lo que yo realmente quería. Quiera aceptarlo o no, yo lo deseaba desde hacía tiempo y… solo e sido una estupida e inmadura.

-Abi… - pronunció en un hilo de voz – por Dios… te juro que…

Pero antes de que pronunciara una palabra más, atrapé sus labios con los míos. No sabía qué hacía en la casa a estas horas de la noche; solo sabía que, sin importar nada, quería sentir su cuerpo desnudo nuevamente y no dejar de sentirlo. Tal vez no era enamoramiento. Quizá era solo deseo. Pero fuese lo que fuese… quería volver a sentir lo que solo él, hasta este día, me hacía sentir.
Simon no dudó en responder mi repentino beso… y cuando pasé mis manos por debajo de su mojada camisa fue cuando él se arriesgó a acariciar mi cuerpo como realmente quería. En ese  momento inició una pequeña lucha por obtener el control de la situación. Simon se separaba de mis labios para tomar aire y cuando trataba de decir cualquier cosa, yo arremetía nuevamente contra su boca y no le permitía hablar.
Entre besos y caricias terminamos en la cama. El computador, las películas y la comida acabaron en el piso, además de nuestra ropa y todo signo de vergüenza o cualquier cosa que se le parezca.
Cuando desperté, Simon tenía su cabeza apoyada en mi vientre y su uno de sus dedos dibujaba círculos y líneas en mi abdomen bajo. Notó que yo estaba consiente y se acomodó de tal forma que ahora su cintura era rodeada por mis piernas y su cabeza y brazos reposaban suavemente en mi pecho.

-Hola – dijo en un tono muy suave. Sonreí, más por tratar de hacer que mi mal aliento brillara por su ausencia, que por cualquier otra cosa. – por favor no me corras como las ultimas veces.

Sentí el rubor esparcirse por todo mi rostro. Sonreí un poco más y me forcé a hablar.

-Perdóname por eso… estaba un poco… no sé….

-Sé que pude haberte hecho sentir mal. Lo sé y lo siento. Y fui un idiota pensar que lo que hicimos en el lago fue un tipo de “tregua”… lo siento Abi.

-No te preocupes…

-No. Sí me preocupo porque no quiero que sientas que te usé o algo por el estilo.

-Bueno… siendo honesta… te odiaba hasta esta noche… me había prometido no volver a hablarte nunca e iba a desaparecer de tu vida…

-¿Qué?... – la cara de Simon era todo un poema. Reí sonoramente y el dio un pequeño pellizco a mi abdomen al notar que le estaba tomando del pelo

– no juegues así conmigo… eres mi mejor amiga Abi, no quiero perderte.

-Los mejores amigos no tienen sexo Simon…

-Estos mejores amigos sí. – respondió sin más

-Esos son los amigos con derechos… y tu eres más que eso – respondí queriendo decir algo más. Él lo notó y dijo

-Pero… - sonrió y espero a que yo continuara – anda Abi, sé que quieres decir algo mas…

-Solo no quiero que esto nos afecte.

Simon se Inclinó para quedar más  cerca a mi rostro. Esperé a sentir sus labios en los míos, pero él solo besó mi frente y después mi nariz.

A B I G A I LWhere stories live. Discover now