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Cuando salí del baño, ya me había puesto una camisa y un pantalón deportivo que había comprado en una tienda masculina pero que era realmente cómodo y lindo. La cama estaba tendida y no había rastro de Simon en la habitación.

Bajé las escaleras sacudiendo un poco mi cabello para retirar las restantes gotas de agua. En la cocina estaba Simon de un lado al otro. Al sentirme en la habitación se giró y me pasó una jarra con jugo de naranja y dos vasos.

  Los acomodé en la isla de la cocina y esperé a que Simon se sentara también. Para desayunar había huevo revuelto con salchichas y waffles con miel.

- Voy a viajar…  - dije

- ¿A dónde irás?

- Washington… en primavera. Iré con Jenny, Lucas y Demian. Y… creo que volveré hasta Junio. Así que…

- ¡¿Junio?! ¿Te irás tanto tiempo?

- Sí… por eso te quería preguntar si podrías hacerte cargo de la casa y el G.E por este tiempo…

Simon lo pensó un poco y al final aceptó. Lavamos los platos y él subió a asearse un poco mientras yo revisaba los alrededores de la casa. Pasamos todo el día viendo películas, comiendo helado y palomitas y, no puedo mentir, uno que otro beso logró que tanto él como yo llegásemos a  quedar sin camisa, pero, ya fuese él o yo, alguno de los dos terminaba reaccionando y finalizando todo… para volver a iniciar al poco tiempo.

Esa noche, cuando me miré frente al espejo antes de ducharme noté tres moretones en mi cuello. Sonreí al verlos y apliqué un poco de pasta dental para retirarlos lo antes posible.

Envié en mensaje de aviso a los muchachos que había escogido para viajar a Washington conmigo y el resto del mes fue casi totalmente rutinario. A excepción de los viajes al lago con Simon, a los cuales Sara asistía  de vez en cuando. La relación de Simon con aquella chica de la que aún desconocía nombre alguno, iba mejorando progresivamente, por lo cual, nuestros encuentros calientes se mantuvieron en pausa y así parecía que sería de ahora en mas.

El día del viaje estuvieron Sara y Simon acompañándonos en el aeropuerto. Sara se despidió deseando bendiciones y éxitos y Simon, aunque casi no habló frente a los demás, soltó algunas lágrimas cuando fue a recogerme a la casa. Le pregunté cuál era el motivo de su llanto y respondió que sabía que estar tanto tiempo lejos me haría conocer otras personas tan valiosas como lo son él y Sara y dijo que no quería que eso me hiciera no querer volver. Yo lo abracé y le aseguré que volvería. Él me besó… al principio quise detenerlo, pero era mas que un simple beso, se sintió tan reconfortante como un abrazo o un chocolate caliente…

En  el ultimo abrazo entre Simon y yo, él susurró a mi oído: “terminé con Marie” y sonreí, pues al fin me había dicho el nombre de la chica misteriosa y porque solo me lo decía para quitarme cualquier culpa por el beso… aunque no parecía muy feliz.

A B I G A I LWhere stories live. Discover now