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Mi celular sonó y contesté de inmediato.

- ¿Hola?

- ¿Abi?

- Hola… mmm… ¿quién habla?

- ¿estás jugando conmigo?

- Señor, lo siento pero no sé de qué me habl…

- Abigail Jaimes…  - dejé salir unas carcajadas a las cuales Simon respondió desde el otro lado de la línea

- ¿Nuevo número? – pregunté ya que no vi su nombre al contestar

- No, es que acaba de suceder algo increíble… - se mantuvo en silencio

- ¡Y…!

- Marie me propuso matrimonio, Abi

- ¿Qué? – me incorporé de inmediato – espera… ¡¿QUÉ?!

- Lo que oíste… estamos en Coco & Ron, ella organizó todo, acaba de decirlo, tiene una argolla y todo. Le dije que iría al baño y entonces me di cuenta de que no traje el celular así que este amable sujeto me prestó unos minutos y… ¿Abi?

- Sí, sí… aquí estoy es solo… wow…

- No sé qué hacer…

- ¿A qué te refieres? Digo, ¿la amas?

- Sí. – respondió de inmediato y sin dudar

- ¿ Y quieres decir que sí?

- Sí.

- ¿Entonces por qué me llamas para preguntar que hacer y no para decirme que te vas a casar? Anda a decirle que sí pendejo

- Ok… ok, sí. Dios… gracias señor… tome…

- ¿Simon?

- Hola… eeh… el joven ya se retiró. ¿cuelgo?

- Espere… ¿podría decirme qué sucede en la mesa de ese loco?

- Ammm… disculpe señorita, pero no soy su intermediario y esto me cuesta a mí no a ustedes…

- Por favor señor…

- Está bien… él está besando a otra joven muy bella y las demás mesas les aplauden. ¿Feliz?

- No de hablar con usted… eso seguro. Pero gracias.

Dije para colgar. Simon estaba comprometido. Y yo estaba sonriendo como idiota en la sala de espera mientras los demás traían cara de no haber dormido en días… decidí retirarme del lugar, pues no es justo para esas personas que yo esté ahí con mi sonrisa de pendeja. Llegué a la cafetería y saqué el libro que estaba por terminar. Solo 200 páginas y mi vida no tendría sentido hasta iniciar un nuevo libro.

Me senté en la mesa más cercana a la salida para ir al jardín y dejé que el tiempo y las palabras pasaran por mis ojos sin preocuparme. 

Poco tiempo después recibí una llamada de Jenny. Decía que la secretaria del señor Robeen requería mi contacto para poder comunicarse pero que ella no le había respondido hasta tener mi consentimiento, lo cual agradecí enormemente pues odio que den mi número sin consultarme antes. Le dije a Jenny que podía pasarme el número del que le habían llamado y así lo hizo. Al colgar continué leyendo y terminé el libro poco tiempo después. Como lo dije, mi vida no tenía sentido. Me dirigí al baño para cambiar los lentes aéreos por los  de contacto. Salí del baño y miré que eran las ocho con cincuenta.

Levanté la vista al oír un tono de voz muy familiar. Miré a Grace luchando con otro sujeto por lo que parecía ser una cámara. Grace traía una bata de hospital y a su lado traía uno de los que yo llamo “cuelga sueros”… me acerqué a ellos y Grace de inmediato habló:

- Este chico toma fotos increíbles Abi… deberias verlas. Mira, ya tengo que irme, tengo Plasma, nos vemos en media hora, linda…

- Ok… - respondí. Aún tenía la cámara de este sujeto, el cual era muy guapo y parecía un poco preocupado – Perdona a Grace… a veces es muy impulsiva. – sonreí y me senté en la mesa en la que él estaba sentado antes de que Grace llegara - ¿puedo verlas?

- ¿ Te enojarías si te fotografiara sin pedir tu permiso? – preguntó

- Podría...

- ¿estas enojada?

- No… ¿por? – él solamente miró la cámara en mis manos. Abrí la galería de la cámara y lo primero  que vi fue a una castaña, chaqueta roja, sentada junto a una puerta que daba a un espacio verde, ella leía un libro… era yo. Y la siguiente era yo y así otras 6 fotos más. – tengo que admitir que no creí verme tan bien leyendo un libro… -reí

- Perdona por tomarlas sin permiso…

- No hay problema. -sonreí- Soy Abigail ¿y tu eres…?

- Emiliano.

- Lindo nombre.

- Linda chica.

- Coqueto y romántico… - dije - ¿Qué tal si me das tu número y yo decido si te llamo después para salir…?

- Okey… me gusta la idea pero… ¿por qué no yo te llamo a ti?

- Porque eso sería comprometerme a contestar…

- ¿No lo harías?

- No dije eso… -sonreí con sorna y tamborileé mis dedos sobre la mesa

- Está bien… -anoté su número y me levanté de la mesa

- Eres un gran fotógrafo y… tienes muy buen gusto – guiñé un ojo antes de marcharme hacia la sala de esperas en la que ya debía estar Grace llenando la forma de salida del hospital.

A B I G A I LWhere stories live. Discover now