El solitario francotirador, con gotas de sudor en su rostro y enterrado su cuerpo en las áridas arenas, enfocaba la mira telescópica de su fusil, hacia objetivo enemigo: el hombre que en ese momento salía de su tienda de campaña y que fungía como general de aquel grupo guerrillero.
Ante su aparición, el militar experto se preparó para hacer su tiro con justa precisión.
Colocado ojo y dedo en gatillo, se aguardó a que las personas que inmediatamente habían rodeado a aquel ser, se alejaran.
Cuando eso sucedió, se apuntó directamente al corazón y se comenzó a flexionar el dedo índice para accionar finalmente el gatillo. Más de repente, el francotirador levantó los ojos y miró hacia la misma dirección, mencionando, con turbación, el nombre de:
– ¡¿CANDY?! – quien había salido de aquel campamento, y que desnuda y coqueta caminaba en dirección a él el cual vio y escuchó claramente la estruendosa explosión detrás de ella.
Llevándose las manos a la cabeza, Terry, después de haber llegado a su habitación para desvestirse y vestirse cómodamente y había estado acostado sobre la alfombra, se enderezó con sobresalto sintiendo los acelerados pálpitos de su corazón además de notarse en su rostro un gesto, por demás, inexplicable.
Con agilidad, el ex veterano se puso de pie, y tallándose la cara, caminó de un lado a otro por un breve espacio. Posteriormente fue sentarse a la cama, y allí de nuevo se haló su cabellera negándose a pensar. Sin embargo, algo le hizo incorporarse para correr hacia la ducha y quedarse ahí hasta que le disminuyera la gran angustia.
A su salida, se vistió apropiadamente y buscó a su padre. A éste lo halló, portando su bata, en el despacho.
– ¿Cómo te sientes? – preguntó el hijo en cuanto lo divisara y fuera a su lado.
– Mucho mejor. Gracias –. Richard, ocupando el sillón individual, había desapartado sus ojos de un libro para responderle y cuestionarle por la aflicción notada: – Tú, ¿estás bien?
– Sí – dijo Terry y se aclaró la garganta. Para no entrar en detalles con él sobre ese "extraño" sueño que recién lo hubo despertado, también cuestionaría: – ¿Querrás irte hoy al rancho?
– La verdad me gustaría, pero...
– Padre –, el primogénito interrumpió para aconsejarle: – deja ya de preocuparte y permíteme ser yo quien quede al cargo de todo.
– Aunque no dudo de tu capacidad y más, quiero afrontar la situación. Y si la libramos...
– ¡Como muchas otras!
Richard sonrió ante el optimismo de su hijo mayor y diría:
– Te prometo que no volveré a meterme más en los asuntos del negocio.
– Está bien, pero –, Terry calló sus palabras por escasos segundos porque querría saber de: – ¿Y Candy?
– ¿Qué con ella?
– ¿La involucrarás –, costaba trabajo reconocerlo, – como tu esposa que es?
– No, por el momento.
– ¡¿Por qué?! – intrigado el hijo había preguntado. Y mirando del mismo modo a su progenitor escucharía de éste último:
– Tú, ¿quieres que lo hagas?
– Esa es tu decisión, Padre, y aunque no estoy muy de acuerdo en lo que hiciste –, refiriéndose a su matrimonio, afirmaría: – acataré tus órdenes.
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Adorable Perversión
FanfictionESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO COMO SE ESTIPULA. (Historia escrita y primera vez publicada en Febrero, 2012) ¿Qué puede haber para que una joven decida casarse con un hombre tres vece...