Sí, el hombre no podía negar que su boca y toda ella, eran un delicioso manjar preparado únicamente para paladares especiales; y Terry, habiéndose olvidado de todo y ahora acariciando su rostro y percibiéndolo muy terso, a punto estaba de ser sucumbido por el deseo cuando abruptamente el cuerpo cálido de Candy fue arrebatado de sus brazos para ser bruscamente depositado en el asiento contiguo.
Debido a la sorpresiva agresión, Candy no pudo evitar arrojar un gritito de susto aunado con el golpe que se llevó en la cabeza. Sobándosela, la giró para mirar a la causante de tan embarazoso accidente.
Patricia, habiéndose retirado molesta, al no oír el motor de aquel auto, se dio la vuelta para cerciorarse de lo que sucedía. Cuando los vio besándose, una extraña fuerza se apoderó de ella y veloz corrió hacia la ventanilla no dudando en meter la mano para atrapar el cuello ovalado de una prenda y jalarlo fuerte y mayormente al notar que su novio incitado estaba de volver a tomar aquella boca.
Ante la bochornosa escena, Terry rápidamente abandonó el vehículo para hacer detener a su novia quien ya abría la portezuela empleando un vocabulario nada sano.
En cambio Candy, quien reía burlona de todo aquello, a Patricia cínicamente le agradeció "el gesto amable"; y porque se mofaba de ella, la novia se lanzó sobre la mujer, alcanzándola Terry y sosteniendo la mano que se había levantado para nuevamente agredir.
Sintiéndose interiormente furiosa, la joven madrastra de arriba abajo recorrió el cuerpo de su "rival", y al enarcar una ceja, la retó con su mirada; más al pensar:
– No vale la pena – Candy sonrió; luego buscó su bolso en el auto; y descarada sonaría al desear: – Buenas noches, querida, y a ti, Terry – le mandó un beso, – te veo en la casa
Por el camino que se tomaba, se solicitaría:
– ¡Espera, Candy! –. Con ello, por supuesto una anonadada Patricia se giró a su novio el cual recalcaba: – Había dicho que te llevaría casa.
– No te preocupes – dijo la recién agredida: – ya encontraré a alguien que lo haga y que no le cause las molestias que a ustedes les ocasioné.
– ¡Eso ni siquiera lo dudes! – opinó la "cornuda". – ¡Al fin que tienes sucias mañas para conseguirlos rápidamente!
– Y cuando quieras te doy unos buenos consejos, a ver si así se te quita lo...
– ¡Suficiente! – dijo el hombre conforme sujetaba a su novia y la cual quería únicamente tres segundos para despelucar a la sinvergüenza aquella que, sin perder su coquetería al andar, emprendió finalmente su camino.
Debido a que Patricia le lanzaba los calificativos de:
– ¡Descarada buscona!
... una potente voz la haría temblar al ordenársele:
– ¡Basta, Patricia!
– ¡Terry! – se pronunció una vez. A la segunda, aquél ya iba en dirección al auto y escuchaba: – ¡Terry, no te vayas, tenemos que hablar!
– ¡¿De qué?! – respondió; y agresivamente burlón sonaba: – ¡¿De tu comportamiento arrabalero?!
– ¡No me digas eso!
– ¡Ah, no! ¿entonces cómo calificarías tu actitud? – él devolvió sus pasos conforme seguía diciendo: – Además, ¡¿qué necesidad había de maltratarla como lo hiciste?!
– ¡Lo hice porque te amo y no iba a permitir que –, se dejó la excusa para reprochar: – ¡los vi cuando se estaban besando!
Terry por instantes se quedó paralizado, consiguientemente se defendería:
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Adorable Perversión
Hayran KurguESTA HISTORIA, COMO LAS ENCONTRADAS EN MI PERFIL, SON DE MI TOTAL AUTORÍA. NO DE DOMINIO PÚBLICO COMO SE ESTIPULA. (Historia escrita y primera vez publicada en Febrero, 2012) ¿Qué puede haber para que una joven decida casarse con un hombre tres vece...