— Se puede saber qué demonios ah sucedido. —
El grito de Patrick atravesó mis tímpanos en el instante en que Camile y yo salimos del auto en que el chofer de nuestro dueño pasó recogiendonos.— Yo.. Bueno, uno de los clientes, dos de hecho por que uno era amigo y entonces eran tres. Y. —
Una nerviosa Camile inicia a tartamudear ante la cara de energúmeno comprimido que tenía Patrick en ese instante.— Ya. Ya. No me interesa si estaban cincuenta hombres ahí. Lo que quiero que me expliquéis en este mismo instante, es el porque se han regresado así por así y el por qué Densel Petrov ah llamado molesto por la falta de educación de ambas al retirarse sin más. — Pasa su mano por sus cabellos en una manera de calmar un poco el enfado que tenía en cima. — Sabéis que si os jodéis el contrato con algún cliente. Deben pagar vuestra falta muy caro verdad. — Sus ojos verde esmeralda se fijan de inmediato en mí.
Trato de tragar fuertemente pero se me es imposible puesto que tengo la garganta seca.
— No por favor Patrick. Dejadme hablar con Densel, yo haré lo posible por disculparme y librar a Alize de esto. Sabes que ella aún no está preparada y que sucediera de esta forma sería muy traumático. — Suplica Camile ante un furioso Patrick que no deja de pasearse de un lado a otro tratando de pensar y poner en orden todas las ideas de su cabeza.
— Me importa un comino si se encuentra preparada o no. — Grita sin más, mientras sus fosas nasales se dilatan más de la cuenta.
Respiré fuertemente. — Me humillaron y me llamaron fulana arreglada de dama. Y comentarios igual de ofensivos. — Termino de mencionar con la voz un poco afecta.
Se me queda viendo fijamente por unos segundos antes de reaccionar y empezar a asentir. — Tenéis razón. Se han saltado una de las cláusulas del contrato. Así que no tienen derecho de reclamar un pago en especies por causa de su falta de educación. — Esta vez sus palabras eran más suaves y relajadas. — No hay necesidad que hables con Densel, Camile. — Ordena hacia esta quien se acerca a mi para abrazarme. — Yo mismo lo haré y no aceptaré la petición que se les reembolse el dinero por medio de algún encuentro sexual. —
El rostro desencajado de mi amiga hablo por si sólo. — ¿Es que te han pedido tal cosa así directamente?. —
— Claro que lo han pedido. Conocen las reglas del juego y saben que pueden hacerlo. —
Concluyó mientras se giraba para marcharse al interior del lugar.— No puedo creer que oculten tanta escoria humana tras esas guapas caras de alta sociedad. —
Hablo por inercia, por enfado.— Hay cariño. En este mundo tropiezas con un sin número de personas que a cual tipo de carroña están hechos. — Me jala de los hombros en dirección al ascensor para ir a cambiarnos y así poder regresar lo más pronto posible a nuestras casas.
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Coloco las Llaves en el porta llaves mientras me encamino a la habitación de Nick para cerciorarme que mi pequeño esté descansando como un angelito.
Luego de verle dormir plácidamente y cerrar la puerta suavemente, muevo mis pies en dirección a mi habitación. Ni siquiera me tomo el cuidado en cambiarme de ropa, me envuelvo entre las sábanas deseando conciliar el sueño.
"Sin duda alguna lo mejor de la velada será este dulce y eterno recuerdo de tenerle danzando entre mis brazos.
Como siempre la soberbia se apodera de ti cuando te encuentras con alguna fulana arreglada como dama."
Abro mis ojos de inmediato con el corazón un poco alterado y esa extraña sensación de tristeza en mi pecho. Las palabras de ese hombre no solo me afectaron en ese momento, si no que tendrían que robar espacio en mis sueños para atormentarme sin piedad. — En qué momento penetraste mis defensas Pierre Lombardi. — Susurré a la nada con la esperanza en que algún ente divino me respondiese. O simplemente soy consciente en que esa respuesta se encuentra únicamente en mi interior y no hay nadie más que pueda decirme algo de lo cual yo soy la mayor conocedora.